Fundación Amén Cominicaciones2023-12-152023-12-152023-12-10http://72.167.44.240:4000/handle/123456789/208https://drive.google.com/file/d/17kfE6nxUiWOZZvco5ozWPcU04up-B0Mg/view?usp=drive_linkTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES En este segundo domingo del tiempo del Adviento, de la mano del profeta Isaías, se nos invita a avanzar, a ir al desierto; pero no necesariamente como un lugar geográfico, es ir, trasegar, caminar, avanzar, hacia el desierto interior de nuestro corazón, donde más allá de luchas, más allá de compensaciones humanas, más allá de evasiones, nos encontraremos con nosotros mismos y sobre todo, nos encontraremos con Dios. Esto implica una actitud: que los valles se levanten, que los montes, colinas y collados se abajen, que lo torcido se enderece, que lo escabroso se iguale; sólo así, preparando el corazón, yendo al desierto, se revelará la gloria del Señor y la veremos todos juntos, sólo así podremos conocer al Dios de todo consuelo. Pero en una segunda enseñanza presentada en el evangelio de san Marcos en su comienzo, se nos invita a la humildad interior y a la fe como una actitud existencial necesaria, para conocer y poder seguir al Señor. Es que la humildad nos lleva como Juan el Bautista, a decir: “Detrás de mí, viene uno que es más grande que yo, más fuerte que yo, y ni siquiera merezco agacharme, para desatarle la correa de sus sandalias”. Sólo el hombre que se siente pequeño, es capaz de experimentar la grandeza de Dios, pero no, somos nosotros mismos llenos de orgullo, de vanidad y de soberbia, creyéndonos pequeños dioses, valorándonos más de lo que realmente somos, quienes impedimos, impedimos, que Dios pueda entrar verdaderamente en nuestra vida. Sin humildad, sin reconocimiento de nuestros pecados como nos invitaba Juan el Bautista, si no nos sentimos frágiles, llenos de límites, incapaces para una vida mejor por nosotros mismos, nunca buscaremos verdaderamente de Dios. Es que sólo el hambriento que se descubre tal, se experimenta tal, busca pan; sólo el sediento busca agua, sólo el cansado busca dormir y descansar. Si tú no te sientes necesitado de Dios, de su amor, de su fortaleza, de su paz y sobre todo de su salvación, no lo buscarás realmente. Encontramos en una tercera y final enseñanza, como el evangelio de hoy de san Marcos, nos invita a una reorientación total de la vida; la Biblia lo llama conversión, convertirnos a Jesús, volver nuestros pasos hacia Él, descubrirlo como un hombre distinto de todos los hombres. El hombre Dios que es unitivo y coherente, entre lo que piensa, lo que habla y lo que actúa o vive, el hombre que es capaz de ser compasivo, misericordioso y consolar a su pueblo en sus necesidades, el hombre Dios libre del pecado, libre frente a sí mismo, libre de convencionalismos humanos, libre frente a esquemas mentales y por tanto, liberador de nosotros. Nunca olvidemos, que la cárcel más dura no es la que tiene muros, con ocho metros de altura o donde no nos permiten tomar baños de sol, la cárcel más dura, es la que construimos en nuestro propio corazón. Jesús vino a liberarnos de nosotros mismos, a liberarnos de nuestro orgullo, a liberarnos de nuestro egoísmo, a liberarnos de nuestros rencores, a liberarnos de nuestra incapacidad para amar. Él es el camino nuevo y vivo, siguiéndolo a Él somos libres, conociéndolo a Él encontramos una paz que nunca hemos tenido, en el fondo, es pasar de la religiosidad, del cumplimiento a la espiritualidad, del cumplicierto, porque experimento como cierto el camino del Señor. Hoy te invito, a que no vuelvas tu vida cristiana, simplemente religiosidad exterior, sino una espiritualidad interior, hoy el Señor te dice, convierte tu vida, renuévala, es ahora o no será nunca. Que el buen Dios te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Marcos 1, 1-8 Lecturas del día de hoy: Primera Lectura: Isaías 40, 1-5.9-11: Preparadle un camino al Señor. «Consolad, consolad a mi pueblo, -dice vuestro Dios-; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.» Una voz grita: «En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos – ha hablado la boca del Señor- » Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres.» Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy: Salmo 85/84, 9ab-10.11-12.13-14: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.» La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Segunda lectura del día de hoy: 2P 3, 8-14: Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva. Queridos hermanos: No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se desintegrarán abrasados, y la tierra con todas sus obras se consumirá. Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser vuestra vida! Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e irreprochables. Evangelio del día de hoy: Marcos 1, 1-8: Allanad los senderos del Señor. Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: ‘Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.»» Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: -«Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.Amor de DiosConvertirse a DiosEncuentro con DiosEntregaDesierto interiorFeHumildad interiorReorientaciónSan MarcosSeguir al señorVidaPasosBibliaEvangelio¡Convierte tu corazón a Cristo!Amor de Dios