Fundación Amén Cominicaciones2023-10-292023-10-292023-10-20http://72.167.44.240:4000/handle/123456789/155https://drive.google.com/file/d/1qf0GbBgs8Wwl3fhsmwQbJ9XFb6DnvpWR/view?usp=drive_linkTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El evangelio de hoy repite en tres momentos: “No tengan miedo”, y habla propiamente de no tener miedo a los hombres. El miedo es una experiencia humana universal, que detiene, que paraliza el proyecto de Dios sobre nuestras vidas. Reconocemos que muchas existencias humanas se han visto frustradas, incompletas, paralizadas, porque llenas de temores, y de falsos respetos humanos, una persona en los años de su juventud, no dejó volar sus sueños, no atendió la vocación y misión, a la que el Señor le había llamado. Hoy aprendamos frente a esos miedos que nos paralizan y nos impiden realizar nuestra misión en la tierra, aprendamos tres sabidurías. La primera, el evangelio es público, lo que se nos dice en la oscuridad digámoslo en la luz, lo que escuchamos al oído proclamémoslo en las terrazas, que no nos intimide y no nos desanime la hostilidad del mundo. De alguna manera en ciertos ambientes, la universidad, la oficina en la empresa, los amigos y a veces los medios de comunicación social, sentimos temor expresar nuestra fe religiosa, por miedo a ser burlados, menospreciados o en el mejor de los casos, a que se nos mire con indiferencia. No, estamos llamados a superar la cobardía, la comodidad, la conveniencia y reconocer, que sólo el que se declare por Cristo ante los hombres, Cristo se declarará por él ante el Padre Dios. Pero hay una segunda enseñanza que nos presenta el evangelio de hoy, no temamos a los que matan el cuerpo pero no pueden hacer nada más. De hecho aceptemos, que la enfermedad, la vejez, el paso de los años, igual nos van a ocasionar el final de la vida con la muerte. Jesús nos dice, temamos más bien a los que son capaces de apartarnos del reino de los cielos y alejarnos de nuestra vocación y misión a la que hemos sido convocados en esta tierra: como empresario, como educador, como mamá, esposa, como trabajador raso, como secretaria; no dejemos de realizar nuestra misión y seguir unos criterios, unos parámetros del evangelio. Recordemos el famoso aforismo: “Quien no vive según como piensa, termina por pensar según como vive”, lo explico con otras palabras, ¡si el evangelio de Cristo no cambia tu vida, tu vida termina cambiada por el evangelio del mundo! Aclaremos esta afirmación, cuando el evangelio de Cristo que nos invita a servir, no nos hace entender la vida como servicio, viviremos de egoísmos y cambiaremos servicios por una vida encerrada en nuestro pequeño mundo de comodidades, de insatisfacciones egoístas. Coloco un segundo ejemplo, cuando no le creemos a Jesús, cambiamos la humildad que nos propone el Hijo de Dios, por la autosuficiencia, la vanidad y el orgullo de la vida, y olvidamos que un orgulloso, siempre está reclamando insatisfechamente, aprecio, reconocimiento, valoración, importancia de los demás. Cuando no le creemos al evangelio de Jesús en un tercer ejemplo, cambiamos el valor del perdón por llenarnos de rencores, un antivalor del mundo y vivimos resentidos, vivimos dañados por dentro, entristecidos. En un cuarto y último ejemplo en este segundo punto, podemos decir que cuando no le creemos al evangelio de Jesús, cambiamos la paz que nos propone el Señor, por vivir con impaciencias, intolerancias, rabietas cotidianas, en el seno del matrimonio, familia, sociedad y amigos. Hoy el Señor nos invita, a que no nos apartemos de su proyecto de vida, y recuérdalo: quien no vive según como piensa el evangelio de Cristo, termina por pensar según como vive el falso evangelio del mundo y sus valores de egoísmo, codicia, orgullo, impaciencia, dominación sobre los demás. En un tercer punto y final, hoy nos presenta la lectura del evangelio, una invitación a la plena confianza en Dios, recuerda que el que nada debe, nada teme. Hoy poéticamente el evangelio nos dice: “Si Dios cuida de cada gorrión del cielo, si cuida de cada flor del campo, ¿cómo no va a cuidar más de ustedes hijos muy amados por el Padre Dios, que valen más que los lirios del campo y los gorriones del cielo?”. Y nos recuerda Jesús: “Que hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados”. Señor, que la confianza en ti sea más grande que los miedos humanos que me paralizan y me impiden realizar la misión que has colocado para mi vida. Que el Señor te bendiga en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 12, 1-7 Lectura del día de hoy De la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 4, 1-8 Hermanos: Veamos el caso de Abrahán, nuestro progenitor según la carne. ¿Quedó Abrahán justificado por sus obras? Si es así, tiene de qué estar orgulloso; pero, de hecho, delante de Dios no tiene de qué. A ver, ¿qué dice la Escritura?: «Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la justificación.» Pues bien, a uno que hace un trabajo el jornal no se le cuenta como un favor, sino como algo debido; en cambio, éste que no hace ningún trabajo, pero tiene fe en que Dios hace justo al impío, esa fe se le cuenta en su haber. También David llama dichoso al hombre a quien Dios otorga la justificación, prescindiendo de sus obras: «Dichoso el hombre que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le cuenta el pecado. Palabra de Dios, Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Salmo (32) 31, 1-2, 5. 11 Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación. Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación. Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: «Confesaré al Señor mi culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación. Alegraos, justos, y gozad con el Señor; aclamadlo, los de corazón sincero. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación. Evangelio del día de hoy Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12, 1-7 En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Palabra del Señor, gloria a ti Señor Jesús.Confianza en DiosDesanimoHostilidad del mundoMiedosMisiónParálisisReino de los cielosVocaciónBibliaEvangelio¡Ánimo: No tengan miedo!Miedo