Fundación Amén Comunicaciones2024-10-212024-10-212024-10-16http://72.167.44.240:4000/handle/123456789/715https://drive.google.com/file/d/1Kqkq9RfjR8UaXMyEh8DfFQVA_Cb3oHmL/view?usp=drive_linkTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El evangelio de hoy en la línea de evangelios precedentes, nos muestra los cuestionamientos y la actitud crítica de Jesús frente a los fariseos. Entendamos con claridad que Jesús fue solo amor y misericordia con sus discípulos, con su familia, con los enfermos, con los pobres, con los pecadores, pero Jesús no pudo, no pudo con los fariseos. En su actitud de prepotencia, en su actitud de hipocresía, en su incapacidad para el amor, en su legalismo que los encerraba en normas y los hacía ciegos, ellos mismos se bloqueaban para abrirse a los secretos del evangelio. Por eso hoy nos presenta Lucas en el capítulo 11, los famosos ¡ayes!, ¡ay de ustedes, fariseos!, en tres momentos Jesús cuestiona a los fariseos por actitudes concretas, con un lamento que sale desde lo profundo de su corazón. Pidamos en este día la gracia, de no caer en una actitud, en una tentación universal y eterna, en el fariseísmo, la apariencia, la hipocresía, que no es solamente de esta clase socioreligiosa de Israel hace 2000 años, sino que ha sido de todos los tiempos. La primera lamentación o ayes de Jesús frente a ellos, los fariseos, es porque son muy buenos para colar el mosquito, pero dejar pasar el camello, son muy buenos para decir, pago el diezmo de los cultivos, de la hierbabuena, de la ruda, de las legumbres, pero dejo pasar por alto lo más importante en una verdadera relación con Dios, la justicia y el amor a los hermanos como expresión del amor a Dios. Tantas leyes que se vuelven legalismo, ser tan cositeros, colar el mosquito, pero lo importante que es vivir la justicia, el servicio, la misericordia y en general el amor, eso no lo viven los fariseos. Cuídate de aquellas personas que son muy legalistas, muy cositeras, pero que en el fondo no viven a Dios en su vida. Recuerdo siempre a una señora a la que le llevaba la comunión de enfermos, la primera vez me dijo: “Padre, no tengo, no he observado la hora previa de ayuno eucarístico. Desayuné hace una media hora, falta media hora más para tener una hora de ayuno antes de comulgar la Sagrada Eucaristía para los enfermos”. Por delicadeza me quedé conversando con la Señora esa media hora adicional, para así completar la hora de ayuno eucarístico, pero al momento de darle la Sagrada Comunión, le dije, llama si quieres a tu hija para que esté contigo y hagamos una oración antes de darte la comunión, y ella me contestó: “Padre, si quiere llámela usted”. Y le dije, pero si es tu hija, llámala tú, y ella me contestó: “Padre, es que yo llevo años sin hablarme con ella”. Y pensé, tan delicada en cumplir la hora de ayuno eucarístico, lo cositero, lo pequeño, pero tan laxa en dejar pasar el camello, el perdón a su propia hija y a una relación de amor y de familia con ella. Pero hay un segundo ejemplo que nos presenta Jesús frente a los fariseos y es la vanidad y la tentación universal, de ser aparentones frente a los demás. Decía Jesús de ellos: “Que les encantan los asientos de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias por la calle”. Pienso que hoy hay más fariseísmo, cuando vemos tantas realidades del mundo, donde queremos vivir del like, el me gusta, la foto subida a Instagram para figurar ante el mundo como personas felices, personas buenas, para ser conocidos y reconocidos, para ser mirados y admirados, olvidando que la vanidad es simplemente una esclavitud del ego personal, que nos impide ser libres, ser libres interiormente. Hoy y siempre te lo diré, recuerda que tú no vales ante los hombres, ante la mirada humana, son pecadores como tú, se equivocan como tú, son frágiles como tú; no le des tanta importancia a las opiniones ajenas, no vivas tanto de falsos respetos humanos y sociales. Que me matonean, que me ridiculizan, que me difaman, ríete de todo eso, tú solo vales por lo que eres en el silencio de tu corazón frente a Dios, sólo te importe lo que Dios opine de ti, lo que Dios vea en ti, no los demás. Los hombres y las mujeres, por más que les digamos importantes, gobernantes, reyes y reinas, son hombres como cualquiera, se mueren como nosotros, por más que puedan tener 70 años de monarquía, también fallecen como cualquier mortal. Finalmente, hay un tercer aye o lamentación o queja de Jesús frente a los fariseos, y es el ser apegados a la norma, a la ley, el ser legalistas, pero curiosamente, la legalidad o el legalismo lo aplican a los demás y no a ellos mismos. Dirá Jesús: “Ay de ustedes, maestros de la ley, que abruman a la gente con cargas insoportables, mientras ustedes no las tocan ni con un solo dedo”. Qué fácil es legislar para los demás, qué fácil es decirle al otro en que debe cambiar, en que debe corregirse, pero qué difícil es que cambiemos y nos corrijamos a nosotros mismos. Señor, siempre tendremos la tentación universal de ser fariseos, ayúdanos a vivir con honestidad, con rectitud, con sinceridad y transparencia de vida. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 11, 42-46 Lecturas del día de hoy Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 18-25 Hermanos: Si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley. Las obras de la carne están patentes: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, envidias, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, discordias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que así obran no heredarán el reino de Dios. En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Contra esto no va la ley. Y los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y sus deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu. Salmo del día de hoy Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6 El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida Evangelio del día de hoy Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 42-46 En aquel tiempo, dijo el Señor: -«¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo! » Un maestro de la Ley intervino y le dijo: -«Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros.» Jesús replicó: -«¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley, que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo! » Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.Agradar a DiosAmorAplicar las leyesLegalismoLeyesObrar con rectitudSeguir los mandatos de DiosVivir de cara a DiosBibliaEvangelio¡Ay de ustedes!Coherencia