Fundación Amén Comunicaciones2025-02-252025-02-252025-02-18http://72.167.44.240:4000/handle/123456789/847https://drive.google.com/file/d/1R31xt2f_Ld4ZYvuuqEpnL30bVRwSjOCD/view?usp=drive_linkTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El impresionante texto del capítulo 6 del libro del Génesis, nos presenta una expresión que nos pone a pensar, nos dice literalmente: “Que Dios, al ver que la maldad del hombre crecía sobre la faz de la tierra y que los pensamientos de su corazón tienden siempre y únicamente al mal, Dios se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra y le pesó de corazón”. Esta expresión ubicada históricamente, nos pone a cada uno de nosotros a pensar, a reflexionar si la maldad en el corazón humano fue una cosa del pasado o por el contrario es parte de la condición universal y es común a todos los tiempos. Se nos habla entonces de que Dios lanza una advertencia a manera de castigo: “Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he creado junto a los animales, cuadrúpedos, reptiles y aves del cielo”, y reitera su dolor: “Pues me pesa de corazón haberlos hecho”. Qué expresión más dura y más dolorosa puesta en el autor del libro del Génesis, Dios arrepentido de haber creado al hombre. Algunos ubican el famoso diluvio universal como una inundación en Mesopotamia por el desbordamiento para la época de los ríos Tigris y Éufrates, y que la imaginación popular luego dimensionó como un cataclismo o un diluvio universal. La literatura babilónica ha extendido en todo el Medio Oriente esta tradición que de alguna manera pudo haber pasado a la cultura semita o judía. Pero continuando con este texto encontramos, que más allá del castigo divino, hubo también la bendición de Dios en un hombre y su familia, Noé, que encontró la mirada benevolente del Señor. De hecho, dice el texto del Génesis, que Noé obtuvo el favor de Dios y le dijo: “Entra en el arca con toda tu familia, pues eres el único hombre justo que he encontrado en tu generación”, y luego le invita de cada animal puro que tome siete parejas macho y hembra, y de los no puros una sola pareja. Y luego empezará el desarrollo de esto que algunos han llamado el castigo universal, o por lo menos una purificación universal, cuando Dios le dirá a Noé: “Entra en el arca que has construido un barco gigante y protegido del agua, entra dentro del arca que dentro de siete días haré llover incesantemente sobre toda la tierra por 40 días con sus noches, y borraré la superficie del suelo a todos los vivientes que he creado”. Nos impresiona ver este relato que tiene seguramente mucho simbolismo, pero también una verdad teológica, y aparece al mismo tiempo del castigo, la misericordia de Dios; castigo para la humanidad, pero misericordia y benevolencia para los hombres justos. Nos muestra que la destrucción no será total, si no que Dios se reserva a la familia de Noé como germen de una humanidad nueva, y esto nos recuerda de alguna manera, lo que es un anticipo del juicio de Dios, juicio de condenación para los malvados que endurecieron su corazón, y juicio de salvación para los hombres justos y rectos. Es una verdadera prefiguración o anticipo del juicio universal. Hoy, cuando se habla de cambio climático que va a llevar a lugares, a naciones, a ciudades enteras a temperaturas extremas, cuando advertimos cada vez más esta realidad del cambio en el cosmos y en la naturaleza, en las temperaturas, cuando se hablan de nuevas cepas de virus y bacterias cada vez más difíciles de controlar, cuando vemos conatos de explosiones sociales, políticas y también de pequeñas guerras locales que amenazan con volverse regionales, pensamos si en estos signos Dios nos está hablando a la historia del hombre de que nos cuidemos unos a otros, de que convirtamos nuestro corazón, de que seamos portadores de una nueva noticia, de que si no cambiamos profunda e interiormente el corazón humano, pueden venir períodos de purificación y de sufrimiento extendido y doloroso para la humanidad y para grandes grupos de la población. Es que el pueblo de Israel leía la acción de Dios a través de la historia humana y quizás más allá de una inundación en Mesopotamia, porque se desbordaron los grandes ríos Tigris y Éufrates tal vez entendieron en esto un llamado de Dios a la conversión y un buscar más nuevos Noés en la sociedad, hombres y mujeres justos, hombres y mujeres rectos. Pero pasemos al evangelio de hoy, cuando nos habla Jesús en la persona de sus discípulos y nos dice: “Eviten la levadura de los fariseos”. Entendemos que la levadura se utiliza para fermentar la masa de harina y hacer crecer el pan cuando se hornea. Pero también en un sentido religioso, la levadura es como un principio de acción que nos lleva a nosotros a un principio radical de actuación que nos lleva a transformar la vida. En los fariseos el principio radical de actuación en su mensaje, en su mirada frente a la vida, había un rechazo, una no aceptación de la persona de Jesús, de su misión y del poder divino con el que había venido a instaurar una sociedad, una humanidad nueva. Siempre fue el principio de actuación de los fariseos la levadura no creer en Jesús, mirar con sospecha, con suspicacia, a distancia, de manera prevenida todos sus milagros, todas sus sanaciones. Pues bien, Jesús hoy nos dice: “Estén atentos y eviten esa levadura de los fariseos” a propósito de que los discípulos se preocupaban y angustiaban, porque en la barca donde navegaban en el mar de Galilea tenían muy poca comida, un pedazo de pan para poder saciar el hambre. Jesús les recuerda los grandes milagros de la multiplicación a miles de personas, multiplicación del pan y cómo todos comieron hasta saciarse y se recogieron sobras del pan y como ellos, porque creyeron y tuvieron fe en Jesús, alcanzaron el milagro, lograron la promesa, se cumplió en ellos la bendición de Dios, y ahora Jesús reprende a los suyos diciéndoles ¿es que no comprenden?, ¿es que su corazón sigue embotado?, ¿para qué les sirve los ojos si no ven?, ¿para qué tienen oídos sino no escuchan?, ¿por qué no acaban de comprender que la fe es capaz de renovar toda la vida? Hoy, pidamos un corazón nuevo, un corazón bueno, un corazón creyente en Jesús, un corazón que aspira y espera la vida plena con Dios en el cielo, en el paraíso, y no nos dejemos contaminar por la sed de poder, la tendencia natural al egoísmo personal, el narcisismo y el materialismo de la vida que por estas causas el hombre primitivo conoció el horror del diluvio universal. Señor, danos una levadura nueva, danos la levadura de la fe en Ti que eres el único transformador verdadero de nuestras vidas. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO San Marcos 8, 14-21 Lecturas del día de Hoy: Primera Lectura: del libro del Génesis 6, 5-8; 7, 1-5. 10 Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra y que todos los pensamientos de su corazón tienden siempre y únicamente al mal, el Señor se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra y le pesó de corazón. Dijo, pues, el Señor: «Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho, junto con los cuadrúpedos, reptiles y aves del cielo, pues me pesa haberlos hecho». Pero Noé obtuvo el favor del Señor. El Señor dijo a Noé: «Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra. Dentro de siete días haré llover sobre la tierra durante cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie del suelo a todos los vivientes que he hecho». Noé hizo todo lo que le mandó el Señor. Pasados siete días, las aguas del diluvio cubrieron la tierra. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo del día de Hoy: Salmo 29(28), 1b y 2. 3ac-4. 3b y 9c-10 El Señor bendice a su pueblo con la paz. Hijos de Dios, aclamen al Señor, aclamen la gloria del nombre del Señor, póstrense ante el Señor en el atrio sagrado. El Señor bendice a su pueblo con la paz. La voz del Señor sobre las aguas, el Señor sobre las aguas torrenciales. La voz del Señor es potente, la voz del Señor es magnífica. El Señor bendice a su pueblo con la paz. El Dios de la gloria ha tronado. En su templo, un grito unánime: «¡Gloria!». El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio, el Señor se sienta como rey eterno. El Señor bendice a su pueblo con la paz. Evangelio del día de Hoy: Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 8, 14-21 En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca. Y Jesús les ordenaba diciendo: «Estén atentos, eviten la levadura de los fariseos y de Herodes». Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes. Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué andan discutiendo que no tienen pan? ¿Aún no entienden ni comprenden? ¿Tienen el corazón embotado? ¿Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen? ¿No recuerdan cuántos cestos de sobras recogieron cuando repartí cinco panes entre cinco mil?». Ellos contestaron: «Doce». «¿Y cuántas canastas de sobras recogieron cuando repartí siete entre cuatro mil?». Le respondieron: «Siete». Él les dijo: «¿Y no acaban de comprender?». Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.Cambiar profundamenteConversiónCuidado mutuoDios siempre nos está hablandoEscuchar a Dios siemprePortadores de buenas noticiasSan MarcosBibliaEvangelio¿Dios se arrepintió de crear al hombre?Dios habla