Fundación Amén Comunicaciones2024-11-302024-11-302024-11-28http://72.167.44.240:4000/handle/123456789/760https://drive.google.com/file/d/115wzZNzZWo19tZaHfaay5OnN9cvLbSVd/view?usp=drive_linkTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Cuando estamos en la última semana del tiempo litúrgico ordinario de la Iglesia, cuando el próximo domingo iniciaremos el tiempo del Adviento preparatorio de la Navidad, entendamos el contexto de las lecturas litúrgicas que nos presenta la Iglesia. En la primera lectura del libro del Apocalipsis, capítulo 18 y 19, Juan el apóstol, y podríamos decir el vidente, ve a un ángel que baja del cielo y que grita con potente voz: “Cayó, cayó la gran Babilonia, se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante; así, de golpe precipitarán a Babilonia, la gran ciudad, y desaparecerá”. Pero nos preguntamos, cuándo el vidente y el profeta Juan escribe en Apocalipsis la caída de la gran Babilonia, ¿a quién se refieren? Los escrituristas o estudiosos del Sagrado Texto afirman: “Que la gran Babilonia es el imperio romano, que fue opresor de Judea y en general de numerosos pueblos en el mundo antiguo”. Hoy reconocemos que los imperios humanos, más allá de su poder económico, político, militar, intelectual si se quiere, no dejan de ser imperios humanos y todos caerán. Y la Iglesia, por el contrario, fundada por Cristo, sin muchas armas, sin mucho poder político, defenestrada, ignorada, humillada; la Iglesia ha sobrevivido 2000 años por encima de los más potentes y expandidos imperios humanos, atendiendo la promesa de Jesús, la que da al apóstol Pedro: “Te daré las llaves del Reino de los Cielos, y el poder del infierno, el poder de la oscuridad y del mal no triunfará, no prevalecerá sobre mi Iglesia”. Luego nos habla de cómo, más allá de la caída de este imperio del mal, el imperio opresor con el César, con sus ejércitos, después de que caen, dirá el evangelista y el vidente Juan: “Oí después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran multitud, cantaban ¡Aleluya!, la salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son justos y verdaderos, Él ha condenado a la gran prostituta (hablando del imperio romano) que corrompía la tierra con su prostitución, y ha vengado en ella la sangre de sus siervos”. Pero pasemos después de esta reflexión sobre la primera lectura, pasemos al texto evangélico de Lucas, capítulo 21, cuando Jesús advierte a sus discípulos: “Cuando vean la ciudad santa de Jerusalén sitiada por ejércitos, sepan que está cerca su destrucción”. En el fondo, Jesús está profetizando lo que ocurrirá unos años después de su muerte, y es la destrucción de la ciudad santa para el pueblo judío y a un cristiano de Jerusalén, a manos de los generales Tito y Vespasiano, generales del ejército romano que despiadadamente acabaron con la ciudad y sólo dejaron el muro occidental del gran templo para recuerdo y dolor de sus habitantes, muro que hoy, 2000 años después, conocemos como el Muro de los Lamentos, el Muro de las Lágrimas, el Muro de las Lamentaciones. Afirmará Jesús en su profecía: “Que la destrucción de Jerusalén serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito; ¡ay! de las mujeres que están embarazadas o criando en aquellos días, porque vendrán angustias tremendas a esta tierra”. Y en el fondo se reconoce que Jerusalén será destruida por su propio pecado a manos de los paganos romanos, porque no creyeron en la venida de Jesús, no reconocieron la vida nueva que Jesús, un hijo, un hijo de su pueblo, había venido a entregarles, recordando precisamente el prólogo del evangelio de san Juan en el capítulo primero, cuando afirma: “Jesús vino como la luz al mundo, pero el mundo, sus cercanos, los suyos, no lo reconocieron”. Luego nos habla y nos profetiza la segunda venida de Jesús: “No será como la primera, en carne y en la humildad naciendo en un pesebre en Belén; sino que será una segunda venida precedida de señales perturbadoras y de signos cósmicos”. En efecto dirá en ese final de la historia: “Caerán a filo de espada muchos, los llevarán cautivos a todas las naciones; Jerusalén será pisoteada por los gentiles paganos, (hablamos de los romanos) y hasta los mismos paganos gentiles les llegará su hora” (como nos decía la primera lectura hoy de Apocalipsis). Y luego afirmará: “Habrá grandes signos en el sol, la luna, las estrellas y en la tierra, angustia de las gentes enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje (probablemente un maremoto, un tsunami). Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán”. Y es en este contexto de signos cósmicos extraordinarios y señales perturbadoras en la tierra, que se acerca Jesús, el Hijo del Hombre, que vendrá gloriosamente sobre las nubes y en majestad (un puro simbolismo para hablar de su venida en gloria). Y finalmente aprendemos una tercera lección para nuestra vida, no es el momento para el miedo, para la cobardía; sino que es el momento para el coraje y el valor: “Levántense, se acerca su liberación, pasará este mundo y vendrá el mundo nuevo, los cielos nuevos, la tierra nueva que viene Jesús con poder y gloria a instaurar en medio de nosotros”. Tres palabras: reconocer primero la destrucción de Jerusalén por su increencia, su falta de fe en Jesús y su pecado. Segundo, reconocer los signos de la venida de Cristo a través de señales perturbadoras y de alguna manera una crisis cósmica mundial. Y tercero, invitarnos al coraje y a la esperanza, porque se acerca nuestra liberación. El hombre no puede dejar de esperar, tenemos que ser hombres y mujeres que desde la fe reconozcamos que el final de la historia no es la destrucción del cosmos o del planeta; sino que el final de la historia es un final de esperanza, donde Dios establecerá su reinado de justicia, de amor y de paz. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 21, 20-28 Lecturas del día de hoy: Primera Lectura: Ap 18, 1-2.21-23;19,1-3.9a: ¡Cayó la gran Babilonia! Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo; venía con gran autoridad y su resplandor iluminó la tierra. Gritó a pleno pulmón: -Ha caído, ha caído Babilonia la grande. Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y abominable. Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar diciendo: -Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran metrópoli, y desaparecerá. El son de arpistas y músicos, de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones. Oí después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran muchedumbre; cantaban: Aleluya. La victoria, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios, porque sus sentencias son rectas y justas. El ha condenado a la gran prostituta que corrompía a la tierra con sus fornicaciones, y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos. Y repitieron: «Aleluya.» El humo de su incendio sube por los siglos de los siglos. Y me dijo: Escribe: -Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Palabra del Señor. Te alabamos Señor Salmo del día de hoy: Salmo 99, 2.3.4.5: Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. «El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades». Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Evangelio del día de hoy: Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 21, 20-28: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.Destrucción de JerusalénFalta de fe en JesúsFinal de la historiaIncreenciaLiberación del SeñorJusticiaPecadoReinado de amorReinado de pazSan LucasSignosVenida de CristoBibliaEvangelio¡Se acerca su liberación!Segunda venida - Parusia