Fundación Amén Comunicaciones2024-05-222024-05-222024-05-17http://72.167.44.240:4000/handle/123456789/562https://drive.google.com/file/d/1jjadMck5yv44JA1fEeCDM4XyIcIkGIS9/view?usp=drive_linkTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Vamos cerrando este tiempo precioso de la Pascua, nos disponemos a celebrar la solemnidad de Pentecostés, la llegada del Espíritu Santo que renovó la vida de los apóstoles y de la Iglesia naciente. Y lo celebramos como un Pentecostés personal, reconocemos la urgencia de ser renovados por el fuego del Espíritu Divino, para anunciar el evangelio de Jesús y las misericordias de Dios con nueva unción, con nuevas energías. Mientras tanto, el evangelio de hoy ya finalizando en el capítulo 21, el evangelista Juan, nos presenta la aparición de Jesús resucitado al apóstol Simón Pedro. Frente a la triple negación por cobardía, por desconcierto, por comodidad, por debilidad que hizo Pedro de Jesús en las horas aciagas en que es capturado y señalado públicamente para luego ser crucificado, hoy Jesús pide a Pedro, frente a esa triple negación, la triple afirmación de su amor. En efecto, Jesús le dice a Simón Pedro: ¿Me amas más que a éstos?, Pedro responde afirmativamente en dos oportunidades: “Tú sabes, Señor, que te quiero”. Y la respuesta de Jesús es: “Demuéstrame ese amor apacentando mis corderos, cuidando mis ovejas”. En el fondo, la gran manera de mostrar el amor a Jesús, es a través del amor a las almas. No podemos por comodidad o por escapismo decir, tengo una relación íntima con Jesús, pero soy incapaz de anunciar las maravillas de Dios, de llevar el evangelio a mi trabajo, a mi oficina, a mi familia, a mis amigos, porque me avergüenzo de ello, o porque he creído la falsa ideología del mundo que la fe religiosa pertenece al ámbito íntimo, cuando es todo lo contrario. Jesús manifestó una fe pública, la hablaba en las sinagogas, en las calles, plazas públicas, en el mar de Galilea, en las colinas de la misma Galilea. Hoy se nos quiere arrinconar y decir que no podemos hablar de Dios, de su amor, de la moral que nos propone, porque eso pertenece al ámbito privado; en cambio, la ideología del mundo se difunde profusamente. Pero avancemos en este evangelio, por tercera vez Jesús le dice a Pedro: ¿Me quieres?, Pedro entiende un reclamo de Jesús, se pone triste y le dice: “Maestro, Señor, tú lo sabes todo; Tú sabes que te quiero”, Jesús entonces por tercera vez le dice: “Ama, cuida, acompaña, apacienta mis ovejas”. En el fondo, Pedro había respondido a Jesús con un tipo de amor de amistad, que en la Biblia se conoce como amor filia, pero Jesús le pedía a Pedro un amor más universal, el amor ágape. Hagamos una precisión, en la Escritura se distinguen cuatro tipos de amor: el amor de esposos, de hombre y mujer, (llamado el amor eros), primero. El amor de familia, entre hermanos, entre padres e hijos, el amor storge. El amor de amigos, el amor de amistad, el amor filia y el amor universal de caridad, que es capaz de servir y sacrificarse más allá del cónyuge, de la familia o de los amigos, el amor que vivió Jesús, el amor ágape. Jesús pide a Pedro no un amor de amigos filia, sino un amor más grande, más profundo, más universal, la esencia del verdadero amor cristiano, el amor ágape: “Apacienta mis ovejas”. Y quiere sellar este tipo de amor, haciéndole una advertencia profecía de su vida: “Ahora que Pedro es joven, él mismo se viste como quiere y donde quiere, pero cuando sea viejo, otro le amarrará el cíngulo, el cinturón, y le llevará donde no quiera y le abrirá los brazos, y le amarrará”. Jesús le profetiza a Pedro la muerte en cruz, que años después en la ciudad de Roma va a vivir el apóstol. Hoy se nos pide un amor ágape, que sea capaz de entregar la vida, un amor ágape como el que se pide a Pedro, que sea capaz de dejarse crucificar por las almas. Un amor ágape que sepa obedecer a Dios, aunque ello nos implique morir a nosotros mismos. Terminará el evangelio con esta expresión: “Sígueme, sígueme Pedro”. Todos nosotros militamos en la Iglesia fundada sobre la fe de los apóstoles Pedro y Pablo, y hoy 21 siglos después, estamos llamados a seguir a Jesús, aunque ello implique pasar del amor de amistad, al amor de entrega plena, el amor ágape y aunque ello implique cruz y sacrificio personal en nuestras vidas. No se es cristiano simplemente por la medida o la práctica piadosa cómoda, de hacer una Novena, un rosario, si se quiere celebrar una Eucaristía dominical. Ser cristiano es sobre todo encarnar el Espíritu del Cristo, dejarnos conducir como Él, sabiendo que no se llega a la vida nueva, sin pasar por la propia crucifixión y muerte. Aunque esto nos escandalice, Jesús nos muestra este único camino, no te desanimes; hoy hay tanta radicalidad en las leyes humanas, pero nos da miedo ser radicales en la ley, en el cumplimiento de la ley eterna de Dios. Reflexiona y descubre al terminar esta Pascua y pide al Espíritu Santo que vamos a recibir este domingo en la celebración litúrgica, ser hombres y mujeres llenos de coraje, llenos de valentía, amar a los demás con el amor con el que Jesús les amó, el amor ágape, apacentar las ovejas en la familia, en los compañeros de trabajo y aprender a entregar la vida, aunque ello nos implique cargar con la propia cruz. Que el Señor te bendiga abundantemente enREFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 21, 1a. 15,-19 Lectura del día de hoy Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 25, 13b-21 En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana entregar a un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de las maldades que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí de esto. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel para que decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César». Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Salmo 103 (102), 1bc-2. 11-12. 19-20ab R/. El Señor puso en el cielo su trono. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser su santo Nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre los que le temen; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. R/. El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el universo. Bendigan al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes. R/. Evangelio del día de hoy Lectura del santo Evangelio según San Juan 21, 1a. 15-19 Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, le dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme». Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.Amor ágapeAmor a las almasAmor a JesúsAmor cristianoAmor de DiosAmor de Pedro hacia el SeñorAmor eternoAmor fraternoDejarnos conducir por DiosEncarnar el Espíritu del CristoEsencia del verdadero amorTriple afirmación de PedroBibliaEvangelio¿Me amas?Amor de DiosAnimation