Fundación Amén Cominicaciones2024-01-252024-01-252024-01-22http://72.167.44.240:4000/handle/123456789/254https://drive.google.com/file/d/17-Y7yRu9Zpvbg7ePasMJ3hO_d_BLC-gw/view?usp=drive_linkTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El evangelio de san Marcos nos presenta, cómo los escribas o supuestos conocedores de la ley religiosa sagrada para los judíos, habían bajado de Jerusalén y observaban a Jesús para emitir oficialmente un juicio contra Él, muy a propósito de que había sanado a un hombre, aparentemente de una epilepsia, enfermedad desconocida en tiempos de Jesús, y que catalogaban muchos como una verdadera posesión demoníaca. Los escribas con “autoridad”, decían que Jesús sanaba a este hombre, no con la fuerza de Dios, la fuerza del Espíritu que reside en Él, sino con el poder de beelzebú, (el príncipe de los demonios). Jesús responde: “Que más allá de una calumnia malintencionada, se trata de un verdadero absurdo, porque si este hombre está poseído por el mal, no puede ser liberado de ese mal con la fuerza del mal, porque un reino en guerra civil contra sí mismo, o un reino dividido, está llamado inexorablemente a la propia destrucción”. Y zanjará Jesús toda esta discusión con un poco de dolor afirmando: “Que todo será perdonado, menos el pecado contra el Espíritu Santo”. Para el pueblo creyente esta expresión, siempre ha resultado curiosa y en mi práctica como sacerdote permanentemente, la gente de manera desprevenida me pregunta, ¿cuál es en concreto ese pecado contra el Espíritu Santo? Aquí, a partir de esta calumnia que levantan los escribas contra Jesús, podemos señalar tres verdades para nuestra vida. La primera, ese pecado contra el Espíritu Santo, es en el fondo imperdonable, porque muestra la rebeldía, la obstinación, la negación total de un hombre a la gracia salvadora y gratuita de Dios. La ceguera voluntaria ante la luz esplendorosa de la verdad, atribuyendo al diablo lo que evidentemente es una obra luminosa de Dios. Lo diré en otras palabras, cuando un ser humano tiene un nivel de ceguera total, aunque vea milagros todos los días, no creerá en Jesucristo, no creerá en el evangelio, no creerá en los cristianos, no creerá en la Iglesia Católica. Hay personas que por soberbia, por obstinación, por terquedad, por ceguera espiritual, son incapaces de ver algo bueno en la Iglesia, en la fe de los creyentes, y por el contrario, tratarían a la manera de los escribas en tiempos de Jesús, cuando vean una obra buena de decir, no es obra de Dios, es obra del mal la que están haciendo. Ustedes se dan cuenta que siempre la tarea del maligno es confundir, por eso se le identifica tan claramente en la Biblia y se le personifica al mal, como la serpiente, como el tentador; en hebreo se le dice satanás que significa el adversario, en griego se le dice el diabolos, diablo, el calumniador, también se le dice belcebú o demonio. Toda esta personificación del principio del mal, nos muestra una verdad evidente, existe el mal en el mundo y éste no lo podemos negar; pero es un verdadero disparate y despropósito, cuando se hace el bien, decir que es la obra del mal espíritu quien actúa en una persona, porque en el fondo, más allá de la mentira, es la mala fe, con la que estamos confundiendo y dañando a los demás. La Iglesia, no ahora, sino en todos los tiempos, ha sido denigrada, señalada, juzgada con severidad, y muchos hombres buenos han sido vilipendiados y crucificados públicamente, buscando precisamente desmotivar, debilitar la fe de los creyentes. Este es un verdadero pecado contra el Espíritu de Dios, porque en el fondo nos negamos a aceptar la acción del bien, la acción de la luz y de la verdad, sanando y transformando el mundo para mejorarlo. Pero en una segunda enseñanza hoy preguntémonos, o en una segunda verdad, ¿cómo obra el mal en nuestra vida?, yo simplemente te pregunto: ¿hay rencores?, ¿hay egoísmo?, ¿hay ensañamiento contra alguna persona que te cae mal?, ¿explotas un trabajador?, ¿abusas de la confianza que te dan otras personas?, ¿vives con amor o por el contrario con desamor?, ¿hablas con violencia?, ¿hay violencia en tus gestos y actitudes?, ¿hay corrupción en tu corazón?, ¿obras con injusticia? Descubre en todas estas realidades la experiencia diaria del mal, pero un mal que puede ser vencido. No nos podemos desanimar, no nos podemos acobardar, ante la evidencia en el mundo del mal, que siempre hace mucho ruido, porque vendría aquí la tercera enseñanza y final, y es reconocer que en Jesús y solo en Jesús, el mal ha sido vencido, la muerte ha sido derrotada por la resurrección que el Padre Dios ha obrado en Jesucristo y estamos llamados a vivir con esperanza. Es que el misterio pascual, que en el fondo no es nada distinto sino el paso de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, del mal al bien, del desamor y del egoísmo al amor, de la maldición a la bendición; todo este paso o este tránsito pascual, logró Jesús precisamente siendo inocente, siendo justo por excelencia, ata a la cruz el pecado y el mal de los hombres, y el Padre Dios lo libera de la cruz y de la muerte de manera definitiva, resucitándolo. Por eso podemos entender con mucha claridad, la expresión de Pablo a la comunidad de los romanos en el capítulo 12, cuando nos dice: “No te dejes vencer por el mal, vence el mal con la fuerza del bien”. El bien por su silencio y su discreción, a veces nos parece que es debilidad, no es verdad; el mal por ruidoso, muchas veces por hacer alarde, pensamos que es muy fuerte, tampoco es verdad. Los hombres del mal normalmente son bravucones, pero fácilmente quebradizos como una caña. Hoy te invito para que en el silencio y en la discreción de la vida y del mundo, descubras que Dios va construyendo una nueva realidad, una nueva vida en el mundo, que el Reino de Dios se abre paso entre los hombres y que aunque no nos parezca claro, es más el bien que el mal, es mayor la justicia que la injusticia y la mayor prueba de esto, es que si el mal, la injusticia, la violencia fueran mayores, el mundo y la humanidad hace muchos años, se habrían ya auto destruido. Señor, danos la gracia de nunca pecar contra el Espíritu Santo, de reconocer la fuerza de Dios en quienes obran el bien, aléjanos de la tentación de esos escribas hipócritas de hace 2000 años, que se sentían con la autoridad para juzgar de lo humano y lo divino, los dueños de la verdad y la moral y querían calumniar a Jesús, y cuando lo vieron haciendo el bien y sanando un enfermo decir: “ Que no lo hace porque es el elegido de Dios, sino porque actúa con el poder del demonio”. Cuánto engaño que está llamado a ser desenmascarado, ayer y hoy. Señor, que no me deje engañar por los mentirosos de siempre, por los embaucadores de todos los tiempos, en la Iglesia y en tu evangelio, siempre encontraremos la luz de la verdad más profunda, como nadie más nos la puede ofrecer. Que el Señor y su Espíritu de amor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Marcos 3, 22-30 En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: -«Tiene dentro a BeIzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios.» Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: -« ¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre.» Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.AmorAcciones cotidianasEntregaExperiecias del malGracia gratuitaGracia salvadoraJesucristoJesúsLa muerte ha sido derrotadaPadre DiosPecadosObstinacionesRebeldíaResurrecciónBibliaEvangelio¡EL pecado contra el espíritu no se perdonará!Espiritu Santo