Fundación Amén Comunicaciones2024-04-112024-04-112023-05-15http://72.167.44.240:4000/handle/123456789/404https://drive.google.com/file/d/1o5jnnmQrbcOTRVA8eVzWsH8fLisCibnB/view?usp=drive_linkTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES En la gran aventura de la misión y del anuncio del evangelio, nos habla la primera lectura de hoy, del libro de los Hechos de los Apóstoles capítulo 16, como Pablo se encuentra en la ciudad de Tiatira con una mujer llamada Lidia (vendedora de púrpura), y señala el texto bíblico, que adoraba al verdadero Dios y escuchaba con gran agrado las palabras de Pablo y los evangelizadores, y por esa apertura de su corazón, aceptó lo que Pablo le anunciaba, creyó y se hizo bautizar ella y toda su familia. Es común encontrar en estas narraciones de la Iglesia naciente, como se necesitan dos momentos para vivir el nuevo camino (como llamaban a la fe cristiana en los comienzos de la Iglesia hace 2000 años), estas dos condiciones son: creer en Jesús, acoger a Jesús, recibir a Jesús, reconocerlo como el Dios y Kyrios, Señor de la propia vida, de toda la historia. En un segundo momento hacerse bautizar, dejarse llenar, bañar, dejarse bañar y llenar, por la vida nueva del Espíritu Santo, cuando en efecto se bautiza en nombre de la Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Hoy entiende, que nuestra realidad no es muy distinta de la de hace 20 siglos, y que el Señor nos pide, no ser bautizados simplemente por una tradición familiar, social, cultural, religiosa; sino que antes del bautizo se necesita acoger, recibir a Jesús, y decirle con todas las fuerzas de tu corazón: yo sé que tú eres el Dios verdadero, yo sé que tú eres el Hijo del Dios vivo, yo sé que en ti no hay engaño; yo sé que sólo tú tienes palabras de vida eterna, palabras de verdad; mientras no hagas esto, cualquier lectura de distintos pasajes o escenas evangélicas no calarán, no penetrarán profundamente en tu ser, porque no has aceptado profundamente a Cristo en tu vida. ¿Sigues probando en el mundo?, ¿sigues creyendo no sé, en personas que puedes admirar pero que al final decepcionan?, ¿sigues esperando de las vanidades, de los lujos, de lo que el mundo te presenta como la gran cosa, el gran éxito, la gran felicidad?, y siempre quedarás con hambre; aprende de esta sencilla mujer, Libia (natural de Tiatira y vendedora de púrpura), y acoge con toda la fuerza de tu corazón a Jesús, y entiende que Él es la norma máxima de vida, y que en Él no hay peligro de ser decepcionados y menos aún, peligro de equivocarnos. Pero pasemos al evangelio de hoy, tomado del capítulo 15 de san Juan, cuando Jesús anuncia a los suyos que vendrá el Paráclito, el Espíritu enviado por el Padre, Espíritu de la verdad, y Él dará testimonio de Cristo, y dirá también a sus discípulos: “Ustedes también darán testimonio de mí”. La palabra testimonio del griego, significa un poco dar o pagar el precio del sufrimiento por una convicción, una certeza que el mundo no comprende plenamente. De hecho, martiría que es la raíz de martirio, nos habla precisamente de esa cruz, esa contradicción que tenemos que vivir los que creemos en Jesús, por la certeza de que solo en Él hay vida plena, y no en las perlas baratas que el mundo repito nos vende como la gran cosa. En un segundo momento Jesús dice a sus discípulos: “No se desanimen, no se escandalicen por conocerme, por seguirme, por tratar de vivir el mensaje que les he enseñado, por abrir su corazón a la vida nueva que les he comunicado”, y señalará la hostilidad, la agresividad, la violencia de los hombres y mujeres del mundo, y en efecto señalará: los excomulgarán sacándolos de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora que les den muerte, pensarán que era culto a Dios. Créanme, muchos de los que te han humillado, menospreciado, señalado, incomprendido, juzgado y hasta condenado, creen en su ignorancia y en la ceguera de su corazón, que están haciendo lo mejor para ellos y lo mejor para la vida del mundo. Ahí sí hay que entender las palabras de Jesús, cuando la turba judía enardecida y manipulada por algunas autoridades de la ciudad de Jerusalén, gritaban contra Jesús de manera ciega ¡crucifíquenle!, ¡crucifíquenle!; Jesús sólo tenía palabras de perdón, no de rencor, palabras de misericordia no de venganza, y afirmaba mirando al cielo: “Padre, perdónales porque no saben lo que gritan, no saben lo que hablan, perdónales Padre, porque no saben lo que hacen”. Es así, muchos que atacan hombres y mujeres buenos y buenas, en el fondo son profundos ignorantes que no han conocido de Dios y de su enviado Jesucristo, y por eso son idiotas útiles del maligno. Finalmente, y en esta misma línea, dirá Jesús a sus discípulos: “Que aquellos que no os persigan lo harán porque no han conocido la vida nueva del Padre Dios, ni la vida nueva que nos da Jesucristo”. Cuando tanta gente y se ha vuelto moda cultural: habla de la Iglesia, habla del papa, habla de los obispos y sacerdotes, denigra de la fe cristiana, y la ve como retrógrada, anticuada, pasada de moda; en el fondo, no los culpes, no te enojes con ellos, simplemente están tan metidos en el mundo, que solo lo del mundo y sus apariencias vanidosas han conocido, pero no han experimentado el amor verdadero, la libertad auténtica, la paz profunda y la vida nueva que solo nos viene de Jesús. No los culpes, no saben lo que hacen, tú da testimonio, ser testigo es ser mártir, en el fondo es creer que, aunque vivas sufrimientos vale la pena, porque es el camino emprendido por nuestro Maestro camino de Cruz, y no podemos dejar de ser perseguidos por la cruz de Cristo, como nos dice la carta a los Gálatas; como dice también san Pablo: “Líbreme Dios de gloriarme, de satisfacerme, si no es en vivir, en cargar la cruz de Cristo”. Que el Señor, que conoce como nadie tu ser, te dé valentía, coraje, levantarte frente a falsos respetos humanos, anunciar su Palabra y te bendiga en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 15, 26-16. 4a Lectura del día de hoy Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 10b-15 En aquellos días, zarpamos de Troas rumbo a Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, colonia romana, capital del distrito de Macedonia. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos por la orilla del río a un sitio donde pensábamos que se reunían para orar; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: «Si están convencidos de que creo en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa». Y nos obligó a aceptar. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor». Salmo del día de hoy Salmo 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b R/. El Señor ama a su pueblo. Canten al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. /R. Alaben su Nombre con danzas, cántenle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. /R. Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas, con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles. /R. Evangelio del día de hoy Lectura del Santo Evangelio según San Juan 15, 26-16,4a En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Defensor, que les enviaré desde el Pa­dre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testi­monio de mí; y también ustedes darán testimonio, porque des­de el principio están conmigo. Les he hablado de esto, para que no tambaleen. Los excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que les dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, se acuerden de que yo se los había dicho». Palabra del Señor. Gloria a ti Señor JesúsFuerza del Espíritu SantoAcciónCorazón sinceroDesanimarseEscandalizarseFuerza de lo altoPoderVerdadVida nuevaBibliaEvangelio¡No se desanimen por las incomprensiones!El Espírtu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí.