¡Feliz Navidad!

Abstract
REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 1, 1-18 Lecturas del día de Hoy: Primera Lectura: Is 52, 7-10: ¡Que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es Rey»! Escucha, tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios. Salmo del día de Hoy: Salmo 98/97, 1.2-3ab.3cd-4.5-6: Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Tañed la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Segunda lectura: Hb 1,1-6: Dios nos ha hablado por su Hijo. En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado», o: «Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo»? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios.» Palabra del Señor. Te alabamos Señor Evangelio del día de Hoy: Santo Evangelio según San Juan 1, 1-18: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: “A éste me refería cuando dije: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’”. De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres y mujeres que ama el Señor!. Hoy es el gran día de Navidad, hoy la Palabra se ha hecho carne y ha acampado entre nosotros y hemos contemplado su gloria como nos dice el prólogo del evangelio de san Juan presente en la liturgia de este día, en el capítulo primero de dicho evangelista. Hoy reconocemos que la Palabra es la luz verdadera que alumbra a todo hombre, al mundo vino y en el mundo estaba, por eso alabamos al Señor y agradecemos que permanezca en el mundo, que entre en la historia humana. ¡Gloria, Gloria, Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!, nos dirá el cántico del arcángel de la Navidad, precisamente narrando este acontecimiento de profunda trascendencia para el mundo entero. ¿Pero qué significa en concreto para nosotros?, hoy reconocemos que hay fiesta, porque la vida nueva, la vida de paz, la vida de esperanza, la vida de amor que Cristo vino a traer al mundo, irrumpe en el torrente de la historia humana, el año cero (0) de la era cristiana. Hoy reconocemos que es también la fiesta de la familia, porque este Niño nace de una mujer Madre, María y de un padre adoptivo, San José, porque este Niño viene de alguna manera a confrontar nuestra forma de vivir y a buscar la unidad, la comprensión y el diálogo entre los hogares, entre los miembros de las familias; quiere que haya una nueva manera de vivir, una nueva manera de relacionarnos, sin el tedio, los conflictos, las dificultades en las que vive históricamente el hombre. Es fiesta de la familia, porque este Niño con María y José, forman la preciosa Sagrada Familia, modelo de hogares para la humanidad entera. Pero es también en un tercer momento, la fiesta de la paz, porque este Niño viene a desarmar los corazones, a que dejemos los rencores, resentimientos, a que no vivamos con endurecimiento en el alma, encogido el espíritu, arrugado el corazón; no es más el tiempo de las guerras, las confrontaciones, como lo anunciaba en su momento el profeta Isaías: “Ha venido a que haya una paz cósmica, a que haya una paz universal, a que la pantera y el cabrito, el áspid y la mano del niño puedan encontrarse sin que sean agredidos”. Una paz que anhelamos todos los seres humanos de buena voluntad y que a veces nos parece esquiva; deja entrar la paz en el mundo, sólo cuando dejas entrar la paz del Niño Dios en tu corazón. Pero es también la fiesta del amor, porque este Niño se ha encarnado sólo por amor, sólo por ternura y compromiso con el mundo, no es un Dios que se queda lejano, distante, desconectado, en abstracto, alejado de la realidad del mundo; es un Dios que viene a compartir nuestra vida, a enseñar como amarnos, como tolerarnos. Pero también, este Dios viene a traer una alegría interior, la alegría que viene de un corazón sereno, que sabe contemplar la vida nueva de Dios. Hoy amemos, hoy recibamos la paz y la esperanza que trae el Niño Jesús, hoy descubramos el encanto de la vida simple, de la vida elemental, hoy desafiemos y desconfiemos del estilo de vida de las grandes ciudades, del ruido tecnológico, de idealizar momentos supremos en la vida y aprendamos a disfrutar, de aquellas circunstancias simples donde Dios nos habla cotidianamente. Hoy es un día, para dejar atrás esa mirada materialista y aprendamos a mirar de manera trascendente, profunda, porque no solo somos biología, somos espiritualidad, no puede ser que el hombre viva solamente en, con, por y para el mundo; el hombre, la mujer, el ser humano fue creado para vivir en, con, por y para Dios. Dios es nuestra fuente, Dios es nuestra meta, Dios es nuestro camino, y ese Dios se nos ha manifestado en un recién nacido, en un recién nacido impotente, necesitado, indefenso. Seguramente el mundo nos presenta espectáculos más llamativos, pero la lógica de Dios, es presentarse en la sencillez de un bebé, en una pesebrera, en una sencillísima aldea al oriente de Jerusalén, el pequeño poblado de Belén. Gracias Niño Jesús, hoy es Navidad para el mundo, Tú nos has dado un don a la humanidad entera, nos toca como tarea, como misión, acoger esa gracia, ese don, la vida nueva, la vida en paz, amor y esperanza que sólo Tú nos puedes comunicar. Para todos de corazón, una bienaventurada Navidad del Niño Jesús en el espíritu de cada uno de ustedes y en el espíritu del mundo. Que el Niño Jesús del pesebre les bendiga abundantemente en este comienzo de Navidad, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Amor, Bendiciones, Cristo, Entrega, Esperanza, Familia, Fiesta de la vida nueva, Mundo, Navidad, Paz, San Juan, Biblia, Evangelio
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