¡Un pecado, una justicia, una condena¡
dc.contributor.author | Fundación Amén Comunicaciones | |
dc.date.accessioned | 2024-04-11T00:26:59Z | |
dc.date.available | 2024-04-11T00:26:59Z | |
dc.date.issued | 2023-05-16 | |
dc.description | TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES En uno de los pasajes más vibrantes del libro de los Hechos de los Apóstoles, nos muestra como la plebe de la ciudad de Filipos se amotina contra Pablo y Silas y rechaza sus palabras. Los jueces apoyados en este amotinamiento, y para calmar los ánimos, les quitan los vestidos a estos apóstoles, los mandan a azotar, los meten en la cárcel, y sujetan sus pies en las mazmorras de la cárcel, junto a unos cepos; sin embargo el poder de Dios y la fuerza divina los acompaña, y nos dice este maravilloso texto y vibrante por demás, como ya lo señalábamos; que a eso de la media noche, mientras Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, se siente el rugir de un terremoto tan violento que sacude los cimientos mismos de la cárcel, y se abren todas las puertas de los calabozos y mazmorras; el carcelero que dormía se despierta aterrado, y al ver las puertas de la cárcel abiertas de par en par, se llena de temor pensando que va a ser juzgado por sus superiores, y en un intento por quitarse la vida es detenido por Pablo, quien a gritos le dice: “No te hagas daño, no te quites la vida, todos los prisioneros estamos aquí adentro”. El carcelero que tenía órdenes severas de cuidarlos, no lo podía creer, toma una lámpara, salta dentro de la mazmorra y los encuentra allí, y lleno de temor y temblando, se pone a los pies de Pablo y Silas, y les pregunta: ¿qué tengo que hacer para salvarme?; y viene esta respuesta que hemos encontrado en distintos pasajes del libro de Hechos de los Apóstoles, Pablo y Silas le dirán: “Cree en el Señor Jesús, y te salvarás tú y tu familia”, y ellos le explicaron la palabra de Jesús, y se fueron todos contentos a su casa. Nos dice luego que el carcelero les lavó las heridas, y en la línea de lo que hemos encontrado en personajes en días pasados, también se hizo bautizar, sube a su casa, les preparo la mesa a los discípulos, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios. Tan sencilla que era la vida de la Iglesia naciente, y cuánta luz arroja a nuestro mundo que hoy; por la cultura tecnocrática y por la visión materialista de la vida, nos lleva a tener grandes dificultades para trascender, para mirar al Dios trascendente de la Biblia, y descubrir que nosotros por esencia, no solamente somos un cuerpo material al que hay que alimentar, darle gusto, cuidarlo, llevarlo a gimnasio, sino que sobre todo somos vida espiritual, cuerpos espiritualizados. Pero pasemos al evangelio de hoy. Jesús, en el capítulo previo a la llamada oración sacerdotal y en un contexto de despedida, le dice a sus discípulos que Él va a irse y ninguno le pregunta a dónde va, sino que al contrario los ve llenos de tristeza en su corazón; pero en esa dinámica de despedida, Jesús entiende que les conviene que Él se vaya, se ausente para que llegue el Paráclito, el Espíritu Santo, el abogado intercesor. Es una dinámica de presencia, ausencia; si Yo me ausento la presencia del Espíritu Santo vendrá a ustedes, por eso les conviene que yo pueda partir y dejará una misión al Espíritu de Dios: “El mundo entero que no ha reconocido la venida de Cristo, quedará convicto de un pecado, de una justicia y de una condena”. El pecado de los hombres en tiempos de Jesús es claro, no creyeron en Él, no reconocieron su venida, no lo aceptaron como el Mesías anunciado por los profetas, y será el Espíritu Santo el que denuncie con su presencia la incredulidad, la cerrazón, la dureza de corazón de los suyos. Pero también el Espíritu Santo permitirá el cumplimiento de una justicia; Jesús, que ha venido al mundo de manera humilde y sencilla, que ha sido rechazado por los suyos, y ajusticiado cruelmente en una cruz, ahora a Él se le hace justicia y Él regresa a su origen, al Padre de los Cielos. Finalmente dirá, El Espíritu Santo es testigo ya no solamente del pecado de la increencia de los suyos, de la justicia que se le hace a Jesús de volver al Padre, sino de la condena del príncipe de este mundo, satanás; que ya por la acción y la obra de redención de Cristo en la cruz, satanás ha quedado atado, crucificado, impotente, amarrado precisamente desde el misterio de la Cruz, para que ya no tenga más poder en este mundo y quede definitivamente condenado. Hoy reconozcamos, que el mal del mundo, aunque alardea y hace ruido, aunque es gritón y nos parece que quisiera devorar nuestras vidas, es como señalan los Padres de la Iglesia: “El diablo es un perro bravo, amarrado”. Si no te acercas al maligno, no te puede hacer daño, está convicto de una condena, porque Cristo por su obra de redención en la cruz, nos ha dado la salvación a todos, y ha dictado condena contra el príncipe de este mundo, que está llamado a no reinar más en la vida de los hombres. Cree en la obra redentora de Cristo en tu vida, sana tu naturaleza humana herida, y vive en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Que el Señor, que es solo amor y bendición, acompañe tu caminar en este día, y te bendigo en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. | |
dc.description.abstract | REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 16, 5-11 Lectura del día de hoy Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 22-34 En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que les arrancaran los vestidos y que los azotaran con varas; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, él los cogió, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo. A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los presos los escuchaban. De repente, vino un terremoto tan violento que temblaron los cimientos de la cárcel. Al momento se abrieron todas las puertas, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo lo llamó a gritos, diciendo: «No te hagas daño alguno, que estamos todos aquí». El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó y les preguntó: «Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?». Le contestaron: «Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia». Y le explicaron la Palabra del Señor, a él y a todos los de su casa. A aquellas horas de la noche, el carcelero los tomó consigo, les lavó las heridas, y se bautizó enseguida con todos los suyos; los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios. V/. «Palabra de Dios». R/. «Te alabamos Señor». Salmo del día de hoy Salmo 138 (137) R/. Tu derecha me salva, Señor. Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de mi boca; delante de los ángeles tañeré para Ti; me postraré hacia tu santuario. R/. Daré gracias a tu Nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera tu fama. Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. R/. Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. R/. Evangelio del día de hoy Lectura del santo Evangelio según San Juan 16, 5-11 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberles dicho esto, la tristeza les ha llenado el corazón. Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito. En cambio, si me voy, se lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me verán; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado». Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús. | |
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dc.subject | Abogado intercesor | |
dc.subject | Espíritu Santo | |
dc.subject | Paráclito | |
dc.subject | Presencia en la vida | |
dc.subject | Biblia | |
dc.subject | Evangelio | |
dc.title | ¡Un pecado, una justicia, una condena¡ | |
dc.title.alternative | ¡Si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito! |
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