¡Parálisis!
Date
2023-12-11
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Lucas 5, 17-26
Lecturas del día de hoy:
Primera Lectura: Del libro el profeta Isaías 35, 1-10
El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará la estepa y florecerá, germinará y florecerá como flor de narciso, festejará con gozo y cantos de júbilo. Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Contemplarán la gloria del Señor, la Majestad de nuestro Dios. Fortalezcan las manos débiles, afiancen las rodillas vacilantes; digan a los inquietos: «Sean fuertes, no teman. ¡He aquí su Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y los salvará».
Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque han brotado aguas en el desierto y corrientes en la estepa.
El páramo se convertirá en estanque, el suelo sediento en manantial. En el lugar donde se echan los chacales habrá hierbas, cañas y juncos. Habrá un camino recto. Lo llamarán «Vía sacra». Los impuros no pasarán por él. Él mismo abre el camino para que no se extravíen los inexpertos. No hay por allí leones, ni se acercan las bestias feroces. Los liberados caminan por ella y por ella retornan los rescatados del Señor. Llegarán a Sión con cantos de júbilo: alegría sin límite en sus rostros. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás la pena y la aflicción.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
Salmo del día de hoy:
Salmo 85(84)
He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está cerca de los que le temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra.
He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.
He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante Él,
y sus pasos señalarán el camino.
He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.
Evangelio del día de hoy:
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 5, 17-26
Un día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con Él para realizar curaciones.
En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por dónde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús.
Él, viendo la fe de ellos, dijo:
«Hombre, tus pecados están perdonados».
Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos:
«¿Quién es este que dice blasfemias?, ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?».
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo:
«¿Qué están pensando en sus corazones?, ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados
─dijo al paralítico─:
“A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”». Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios.
El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
Description
TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
Hemos entrado en firme en el tiempo del Adviento y de la mano de la Palabra de Dios, vamos descubriendo actitudes y mensajes para nuestra vida y nuestro crecimiento espiritual. En un pasaje absolutamente pintoresco, descubrimos la fe profunda de un grupo de amigos de un paralítico, que ante la imposibilidad de llegar a la presencia de Jesús, colocan en manos del evangelista Lucas una escena insospechada; subiendo al paralítico al techo de la casa abarrotada de gente, mueven las losas del techo según la usanza de las casas judías en tiempos de Jesús y a través de cuerdas descuelgan en camilla al paralítico, para colocarlo muy cerca y en presencia de Jesús. Quizás más que la fe del mismo paralítico, es la de los hombres amigos de él o por lo menos servidores que confiaban en Jesús.
Pero quizás lo que más llama la atención de este pasaje evangélico, es que Jesús, lejos de dar una primera palabra de sanación al tullido, la primera palabra de liberación que proclama es: “Quedas perdonado de tus pecados”. Jesús entiende que la parálisis más grave, no es la de los miembros inferiores o superiores, no es una parálisis producto de una enfermedad o una herida o daño en la columna vertebral del hombre; Él descubre, que la parálisis más grande que hay en la vida humana, es la del corazón por el pecado, esa parálisis que expresaron escribas y fariseos, cuando al escuchar la expresión de Jesús: “Tus pecados quedan perdonados”, lejos de alegrarse por la liberación que trae Jesús a este hombre, se escandalizan y en el colmo de su ceguera o si se quiere de su parálisis espiritual, dirán: “Quién es este hombre para perdonar pecados cuando sólo es dado a Dios”. Así de ese tamaño es su ceguera, así de ese tamaño es su parálisis en la fe y su incapacidad para reconocer la acción de Jesús en la vida de los hombres.
Esto que nos parece tan extraño, hoy XX siglos después, también lo evidenciamos. Cuántos hombres y mujeres, buenos hombres, buenas mujeres, buenos cristianos, buenos hijos de Dios, y nosotros somos incapaces de reconocerlos; por el contrario, nos escandalizamos de sus palabras y quizás de sus acciones. Tendrá que llegar la muerte, para valorar el peso existencial, de las obras de un ser humano y descubrir como lo dijo en su momento el soldado sobre Jesús en el Calvario: “Verdaderamente este era el Hijo de Dios”.
Pero en una segunda idea y muy importante del evangelio de hoy, es que la liberación que trae Jesús al hombre es integral.
Primero nos sana de la herida del pecado, nos libera de la esclavitud de nuestras ataduras y desórdenes interiores, y luego da al paralítico y en él a nosotros la sanación, cuando le dice: “Toma tu camilla, ponte en pie y regresa, regresa a tu casa”.
Hoy, si sientes que tu corazón está paralizado para amar, está tullido para perdonar, es incapaz, y está atado para servir y establecer puentes de comunicación, dile, Señor, sana mis parálisis interiores, desátame y hazme un hombre nuevo.
Que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Amor, Corazón, Entrega, Jesús, Liberación integral, Perdón, Pecados, San Lucas, Sanar, Biblia, Evangelio