¿Qué he hecho de mi vida?

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2024-04-05
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 21, 1-14 Lectura del día de hoy Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 1-12: En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, después de que el paralítico fuese sanado, se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos, indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de los muertos. Los apresaron y los metieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Muchos de los que habían oído el discurso creyeron; eran unos cinco mil hombres. Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, junto con el sumo sacerdote Anás, y con Caifás y Alejandro, y los demás que eran familia de sumos sacerdotes, hicieron comparecer en medio de ellos a Pedro y a Juan y se pusieron a interrogarlos: ¿Con qué poder o en nombre de quién han hecho eso ustedes ? Entonces Pedro, lleno de Espíritu Santo, les dijo: Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogan hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos ustedes y a todo Israel que ha sido en el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante ustedes. Él es la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Salmo 118 R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Digan los que temen al Señor: eterna es su misericordia. R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/. Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en Nombre del Señor, los bendecimos desde la casa del Señor. El Señor es Dios, Él nos ilumina. R/. Evangelio del día de hoy Lectura del santo Evangelio según San Juan 21, 1-14 En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: Me voy a pescar. Ellos contestan: Vamos también nosotros contigo. Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: Muchachos, ¿tienen pescado?. Ellos contestaron: No. Él les dice: Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán. La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: es el Señor. Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: Traigan de los peces que acaban de coger. Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: Vamos, almuercen. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Sin lugar a dudas uno de los milagros que más impresionó en la ciudad de Jerusalén, al pueblo judío en el cristianismo primitivo, en la Iglesia naciente, fue la curación del paralítico que Pedro y Juan realizaron. De hecho llamó esto poderosamente la atención de los líderes religiosos de la ciudad, que interrogaron a Pedro y a Juan, no sin antes amenazarlos con encarcelarlos si seguían anunciando el nombre de Jesús, del Resucitado; ellos, nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles y concretamente Pedro, lleno del Espíritu Santo le dirá al pueblo y a los jefes religiosos: “Ancianos del sanedrín y jefes del pueblo, puesto que nos toman declaración para averiguar cómo ha recibido este paralítico el beneficio de la curación, sépanlo todos ustedes y sépanlo todo el pueblo de Israel, que ha sido por la invocación del nombre de Jesús Nazareno”. Desde este texto de Hechos de los Apóstoles descubrimos, el poder que hay en invocar el nombre de Jesús que significa literalmente: “El Señor salva, Dios Salvador”. A reglón seguido afirmará al apóstol Pedro: “Ustedes a Jesucristo el nazareno lo crucificaron, pero Dios Padre lo resucitó de entre los muertos y gracias a Él, este paralítico se presenta ahora ante ustedes” y terminará Pedro afirmando con gran autoridad y lleno del Espíritu Santo: “Jesús es la piedra angular que los arquitectos desecharon y que ahora resulta la piedra más importante” y terminará o concluirá diciendo: “De ningún otro se obtiene la salvación, no existe bajo este cielo, otra persona cuyo nombre pueda salvarnos”. Hoy medita en esta expresión y reconoce que Jesús no pasa de moda, que Jesús no es como las corrientes de pensamiento, las ideologías políticas que van y vienen según el paso de las décadas o de los siglos; Jesús es el mismo, ayer, hoy y para siempre, en Jesús y en proclamar su nombre con fe, hay salvación, hay vida nueva, hay renovación de tu historia, hay liberación de todas las ataduras interiores que pueden darse en tu corazón. Qué hermosa enseñanza, qué gran mensaje para el mundo hoy, cuando sumidos por una situación económica inestable, el ser humano experimenta miedo, dudas, incertidumbre frente al futuro; pero hoy reconocemos de labios del apóstol Pedro: “que solo en Jesús hay salvación, solo en Jesús hay vida nueva”. Pero pasemos al evangelio de san Juan en el capítulo 21, cuando Jesús se presenta por tercera vez, al grupo de los discípulos, junto al lago de Galilea, concretamente en la región de Tiberíades; después de que los discípulos han intentado vanamente pescar, después de que han tirado las redes y no han conseguido ningún tipo de pesca o de frutos, aparece Jesús sin que ellos lo reconozcan de manera explícita, es la presencia gloriosa, es la presencia diferente del Resucitado, simplemente Él les invita a que echen la red a la derecha de la barca y encontrarán pescado. Llama la atención la simbología, derecha, que aparece en numerosos textos evangélicos; de hecho, en el juicio final Jesús separará a las cabras, los equivocados a la izquierda y a los hombres rectos, los justos, las ovejas a la derecha. También decimos en el credo, que Jesús haciende victorioso a los cielos y está a la derecha, a la diestra de Dios Padre. En la simbología bíblica, la derecha, más allá de alguna connotación política que no es del caso, la derecha en la Biblia significa el lado correcto de las cosas, el lado del bien. Jesús les dice: “Tiren la red a la derecha” y después de una pesca infructuosa hay tal cantidad de peces, que los apóstoles apenas podían arrastrar la red. Ellos están impresionados, nos habla de una pesca sobre abundante, 153 peses, (un número simbólico que nos habla de la cantidad de especies de peces conocidas en el mundo antiguo). Pero más allá de todo esto, ¿qué podemos concluir para nuestra vida?; cuántas veces, en momentos de iluminación interior decimos: ¿qué he hecho de mi vida, qué frutos he producido en el matrimonio, en el trabajo, con los amigos, con la familia? y sentimos que hay cierta esterilidad, hay una infecundidad, que no hemos obtenido frutos, ni una pesca abundante para la vida. Es el momento ya no de confiarnos en nosotros mismos, en nuestros criterios humanos, sino de confiarnos y creer en el Señor, y tirar la red a la derecha, esto es del lado correcto, del lado del bien, del lado bueno y encontraremos pesca abundante, frutos que jamás imaginábamos en nuestra vida. Hoy te invito para que sientas la alegría, de buscar frutos y resultados solo apoyados en el Señor. Te pregunto, ¿si hoy el Señor te llamara a su presencia, si hoy se te pidiera cuentas de tu vida, te sientes preparado?, o por el contrario dirías, Señor, déjame un par de años más de vida para servir, para ayudar, para ser solidario, para amar, para sanar relaciones rotas, para perdonar, para recuperar la familia, para recuperar la propia vida. Recuerda que el tiempo es un bien muy valioso, que no se valora tanto en juventud porque pensamos que nos va a sobrar, pero a medida que pasan los años, sentimos que el tiempo es un bien que empieza a escasear, que el tiempo de la vida se nos acorta y que seremos juzgados por Dios, solo por el bien que hayamos podido realizar. Terminará el evangelio mostrando, como Jesús con el pan y el pescado, nos invita a todos a compartir, en unas traducciones el desayuno, en otras traducciones el almuerzo. Más allá de todo esto, el simbolismo misionero de la barca, la pesca, la red, los peces, nos habla de que cada uno de nosotros desde la Eucaristía (comer el Pan de la Vida), estamos llamados a anunciar a Jesús, en cuyo nombre y solo en cuyo nombre, hay salvación y hay vida eterna para todos. Que el buen Dios, te dé la luz del Espíritu Santo para entender este bello mensaje, y te bendigo en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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Apoyarse únicamente en Dios, Confianza, Cuentas de tu vida, Frutos, La presencia de Dios, Resultados, Tiempo, Biblia, Evangelio
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