¡Humildad y libertad Interior!
Date
2023-01-02
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Juan 1, 19-28
Lectura del día de hoy
Primera de Juan 2, 22-28:
Queridos hermanos:
¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre. En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros.
Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre; y ésta es la promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna.
Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros. Y en cuanto a vosotros, la unción que de él habéis recibido permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas -y es verdadera y no mentirosa- según os enseñó, permanecéis en él.
Y ahora, hijos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su venida.
Palabra de Dios, te alabamos Señor.
Salmo del día de hoy
Salmo 98/ 97,1-4:
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Evangelio del día de hoy
Del santo Evangelio según san Juan 1,19-28
Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan a que le preguntaran:
– «¿Tú quién eres?»
Él confesó sin reservas: – «Yo no soy el Mesías.»
Le preguntaron: – «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?»
Él dijo: – «No lo soy.»
– «¿Eres tú el Profeta?»
Respondió: – «No.»
Y le dijeron: – «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?»
Él contestó: – «Yo soy la voz que grita en el desierto: «Allanad el camino del Señor», como dijo el profeta Isaías.»
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
– «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?»
Juan les respondió: – «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
En el puro comienzo del nuevo año y en medio del llamado tiempo litúrgico de la navidad que se extenderá hasta el próximo lunes 9 de enero, con la fiesta del Bautismo del Señor, dejémonos conducir por los evangelios y la sabiduría que ellos presentan. En efecto, de la mano del evangelista san Juan encontramos esa figura inmensa, profeta, puente o bisagra entre el antiguo y el nuevo testamento que afirmará verdaderamente.
Primero: que él, Juan el Bautista, no es el Mesías esperado por Dios, no es tampoco el gran profeta del antiguo testamento Elías, ni es tampoco un profeta más de los conocidos en su tiempo. Juan se presenta a sí mismo, “como la voz que grita en el desierto”, y anuncia: “Allanen el camino del Señor”. El eco de esta voz que escuchábamos también por los días del adviento, ahora se vuelve a repetir en nuestros corazones, y nos invita a preparar y disponer el corazón, ya en el contexto de la navidad y del inicio de un nuevo año.
Dejemos atrás las actitudes de hombres viejos, envejecidos por el pecado, entiéndase, esclavos de los rencores, doblegados por los egoísmos, humillados por los orgullos de la vida que nos lleva a quedarnos solos. Preparar el camino del Señor, es sanar relaciones heridas, descubrir que un año nuevo, el voltear la página del calendario de la vida, nos lleva o no debe llevar a relaciones nuevas, en la fraternidad, en el perdón, en la justicia, en la responsabilidad de cada una de nuestras tareas diarias. Que de la mano de Juan el Bautista aprendamos a preparar el camino del Señor.
Pero en un segundo momento: Juan se presenta como el hombre humilde, humildísimo, que apenas bautizaba a los hombres de su tiempo con agua y no con Espíritu Santo, como lo hará Jesucristo, y además que es tan pequeño, que ni siquiera es digno de desatar la correa de las sandalias de Cristo Jesús, el ungido, el Mesías. La humildad del Bautista es paradigmática, es ejemplar, es modelo para nuestro caminar en el nuevo año.
Muchas relaciones humanas, muchas relaciones de familia o interpersonales, se han dañado por el orgullo que acompañan nuestras palabras y nuestras acciones. Es que el humilde por excelencia es un hombre libre, es un hombre tranquilo, sereno, frente al qué pensarán, que hablarán las demás personas.
Con Juan el Bautista, sintámonos humildes y pequeños, ni siquiera capaces de desatar la correa de las sandalias del Cristo Jesús, el Mesías, y en esa actitud de humildad, lancémonos a nuevas relaciones, en el matrimonio, entre los hermanos de sangre, en la vida social, en la vida laboral.
No dejemos que el orgullo estropee, destruya, nos llene de resentimientos, de rencores, de amarguras frente a otros, porque no nos han dado la importancia, el reconocimiento, la admiración, la valoración que nosotros creíamos merecer. Si algo tiene un orgulloso, es que es atado, es esclavo de su imagen, y si algo tiene un hombre libre, un hombre humilde, es su libertad interior frente a los pareceres, palabras y decires de los demás.
Que el Señor te bendiga en este día, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Allanar el camino, Disponer el corazón, Fraternidad, Humildad, Juan Bautista, Justicia, Mesías, Perdón, Profe, Sanar relaciones, Voz que grita en el desierto, Biblia, Evangelio