¡Fe y conversión!

dc.contributor.authorFundación Amén Cominicaciones
dc.date.accessioned2024-01-25T02:41:49Z
dc.date.available2024-01-25T02:41:49Z
dc.date.issued2024-01-21
dc.descriptionTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES En el puro comienzo del tiempo litúrgico ordinario, de este nuevo año que nos regala el Señor y el evangelista Marcos nos va describiendo, cómo se va configurando la Iglesia, como se inicia este anuncio del Reino de Dios. Nos dirá, en efecto, que si bien Juan el Bautista es arrestado, esto no acobarda a Jesús, ni le impide marchar por todas las regiones de Galilea, para iniciar el anuncio de un reino divino, de una forma de vivir distinta, de un actuar de Dios Padre en la vida de la humanidad. En efecto, afirmará, con palabras claves: “El tiempo, el plazo, se ha cumplido, lo anunciado de siglos atrás por los profetas, se cumple, se realiza en Jesús”. Es que entendemos todo el antiguo testamento en clave de promesa, y entendemos todo el nuevo testamento, en clave de cumplimiento de la promesa, enunciada especialmente por los profetas del antiguo testamento. Por eso Jesús, sin romper la línea entre los dos pactos, alianzas o testamentos, afirmará de sí mismo: “Que el tiempo de Dios se ha cumplido y que Él es la concreción, el Mesías esperado, el Redentor anunciado por los profetas”. Ha llegado el kairós, (expresión griega que nos habla del tiempo de Dios), el tiempo en que Dios se sobrepone sobre la historia humana y empieza a tejer permítanme la expresión, historia de amor, historia de libertad, historia de redención, historia de misericordia, en definitiva, historia de salvación, sobre nuestra historia humana. Sólo a cambio, Jesús, en el puro comienzo de su predicación, pide dos actitudes fundamentales. La primera, conviértanse. Esa metanoia de la que nos hablan los evangelios, es un cambio de mentalidad ciertamente, es un cambio interior más que exterior, pero es sobre todo un cambio de camino. Reconocer que el rumbo que hemos dado a nuestra vida, es una vía o camino equivocado y que debemos volver sobre nuestros pasos, quizás volver atrás, para enderezar el camino de nuestra existencia, a la manera en que una persona se encuentra perdida en un bosque de árboles y trata de volver sobre sus primeros pasos, para encontrar un camino de salida en medio del bosque. Pero hay una segunda exigencia de Jesús, además de la conversión, entendida como un cambio radical de camino, un cambio definitivo en la orientación de la vida, y es la exigencia de creer en Jesús como el evangelio viviente, de poner nuestra fe en Jesús, una palabra muy corta, dos letras, ¡Fe!, pero que implica y compromete toda nuestra vida. La fe es decirle a Jesús, si, te acepto, si, te recibo, si, te acojo en mi vida, si, reconozco que tu mensaje y tu vida misma es modélica, es un claro ejemplo a seguir, en donde sólo hay verdad, en donde no hay engaño. Es aprender nosotros a desconfiar de los mensajes del mundo, a desconfiar de los proyectos de falsa felicidad que hemos conocido e incluso a desconfiar de nosotros mismos, de nuestros criterios y pareceres personales, para confiarnos solo y totalmente en las palabras, el mensaje, el ejemplo de Jesús. De ahora en adelante, su manera de hablar, de ahora en adelante, su manera de vivir, de ahora en adelante, su manera de decidir y de actuar, será un modelo de vida para cada uno de nosotros. Así comienza la Iglesia, así se funda la religión más grande sobre esta tierra, así se manifiesta el proyecto de Dios sobre los hombres, cuando ha enviado a su único Hijo Jesucristo, para que hablando el lenguaje de los hombres, sintiendo como los hombres, igual en todo a nosotros los hombres menos en el pecado, nos enseñe cómo encontrar luz y guía y un camino seguro, para salvarnos de nuestros errores, de nuestros engaños, de las esclavitudes que nosotros mismos hemos construido en el corazón. Pero viene finalmente, una segunda parte del evangelio, cuando Jesús entiende que la construcción del Reino no la puede hacer Él de manera individual, sino que debe de construir una pequeña comunidad de discípulos, que luego serán apóstoles. Hoy el evangelio nos presenta, el llamado de dos parejas de hermanos; llama la atención, que primero la iniciativa es de Jesús, Él los ve, los encuentra en su vida familiar como hermanos, en su vida laboral como pescadores, en su cotidianidad, su día a día, les ve, les habla, les llama, la iniciativa es de Jesús. No pienses que tú o yo elegimos a Jesús, es Él y solamente Él el que nos llama, y a ti y a mí, nos toca simplemente responderle, darle una respuesta generosa a la misión que nos encomienda; hace dos mil años le dirá a esta pareja de hermanos Pedro, Simón Pedro y Andrés, a Santiago y a Juan, les da la misión de ser: ¡pescadores de almas, pescadores de hombres! Y nos dice que la respuesta de ellos fue inmediata, lo dejaron todo, su trabajo, su padre, las redes, los jornaleros que los acompañaban, y empiezan el camino feliz de seguimiento de Jesús. Hoy no nos quedemos en la literalidad de este pasaje evangélico, sino que asumamos en nuestra vida, que tú y yo, 20 siglos después, somos llamados por Jesús en nuestra cotidianidad, en medio de nuestras familias, por nuestro nombre, Jesús nos ve y nos pide ser pescadores de almas, desde nuestros talentos, desde nuestras capacidades, y nos pide, no aplazar la respuesta, por miedo, por conveniencia, por cobardía, porque no entendemos; y por el contrario, tener la libertad interior, la disponibilidad y el desprendimiento, para dejar familia, trabajo, para dejar seguridades afectivas, emocionales y materiales, y empezar la aventura, porque no tiene otro calificativo, la aventura del feliz seguimiento de Jesús, tras la promesa que Él nos hace: “Quien deje, padre, madre, hermanos, familia, bienes por Mí, recibirá 100 veces más en esta vida, en amigos, familia, bienes, con persecuciones”, no las niega, tendremos persecuciones, pero además alcanzaremos la vida eterna. Señor, hoy necesitamos muchos pescadores de almas, hoy necesitamos muchos hombres y mujeres convertidos en su corazón y que crean verdaderamente en Jesús como el Salvador de nuestra propia vida. Que el Señor, te dé luz a partir de este evangelio y te bendiga abundantemente en tus actividades de este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
dc.description.abstractREFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Marcos 1, 14-20 Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios. Conviértanse y crean en el Evangelio». Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Vengan en pos de mí y los haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca restaurando las redes. A continuación, los llamó dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de Él. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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dc.subjectCambio
dc.subjectCreer
dc.subjectEvangelio viviente
dc.subjectJesús
dc.subjectNueva vida
dc.subjectSí te acepto
dc.subjectSí te recibo
dc.subjectSí te acojo
dc.subjectBiblia
dc.subjectEvangelio
dc.title¡Fe y conversión!
dc.title.alternativeFe
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