¡Cinco claves sobre María!

Date
2024-12-21
Journal Title
Journal ISSN
Volume Title
Publisher
Abstract
REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 1, 39-45 Lecturas del día de Hoy: Primera Lectura: So 3, 14-18a Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y goza de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Palabra del Señor. Te alabamos Señor Salmo de hoy: Sal (33)32, 2-3.11-12.20-21: Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo. Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas; cantadle un cántico nuevo, acompañando los vítores con bordones. Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo. El plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que Él se escogió como heredad. Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo. Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos. Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo. Evangelio de Hoy: Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 1, 39-45 En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías, y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo a voz en grito: -¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído! porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
Description
TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Avanzamos en las llamadas ferias litúrgicas privilegiadas, que preparan nuestro corazón a través de la meditación de la Palabra de Dios, para vivir con plenitud el misterio de la Navidad este próximo 25 de diciembre. Navidad del Señor, que viene a compartir nuestra historia y a decirnos “Me hago plenamente humano para comprender plenamente tu humanidad”. Hoy nos presenta el pasaje evangélico de Lucas, la visita de María que de prisa va a las montañas de Ein Karem a visitar a su parienta Isabel. Y nos dice el evangelista Lucas: “Que Isabel, preñada, embarazada, se llena de gozo ella y el bebé que está esperando y salta en su vientre precisamente ante la presencia de María, que también lleva en su vientre al Salvador de los hombres”. Isabel espontáneamente exclama ¡Bendita tú, María entre las mujeres, y bendito sea por siempre el fruto que llevas en tu vientre, que no es nadie menos que Jesucristo! Al final, dirá el evangelista Lucas en palabras de Isabel: “Bienaventurada, tú, María, dichosa, tú, María, feliz tú, María, porque has creído lo que el Señor te ha dicho, lo que Dios te ha prometido”. A partir de este texto evangélico, descubramos unas sencillas palabras que conforman lo que llamaríamos una bella Espiritualidad Mariana. María, en un primer momento, es la obediente a Dios. Qué fácil es proclamar, pronunciar esta palabra, qué difícil es obedecer a Dios cada día, cuando muchas veces no comprendemos su voluntad sobre nuestra historia, o más aún, nos parece contradictoria y opuesta con los criterios y deseos que hay en nuestro corazón. Pero en un segundo momento, además de la obediencia, María es la Virgen y por tanto, la limpia de corazón. En Ella no hay contaminación, en Ella no hay la malicia que hay en el corazón de la mayoría de los humanos. Cuánto tenemos que aprender de la Virgen Santísima en su rectitud, en su limpieza de corazón. Pidamos hoy, por intercesión de Ella, que limpiemos, que vivamos con honestidad y rectitud de corazón, que nuestras intenciones no busquen utilizar a los demás o sacar provecho egoísta para nosotros. En un tercer momento, dentro de una sana y bella Espiritualidad Mariana, reconocemos que María es la servidora. Sirve al evangelio sirviendo a su Hijo toda la vida, sirve a los necesitados sirviendo a Isabel en el trance de su embarazo y de su parto, sabiendo que era una mujer mayor, entrada en años. Sirve a San José ayudándolo en la crianza de su Hijo Jesucristo, sirve a la humanidad dándonos ese testimonio de fortaleza y de confianza en Dios, sobre todo en el momento altísimo de la crucifixión de su Hijo. Pero en una cuarta palabra, además de la obediencia, la limpieza de corazón, la vida servicial, María es la mujer de esperanza y de fe inquebrantable en el Salvador. Cuando hoy se habla tanto del fenómeno de la depresión y como consecuencia de ella, de la autoaniquilación, del suicidio, del quitarnos la vida, aprendamos de María y pidámosle a Ella tener una esperanza y una fe inquebrantable. Como decía el apóstol san Pablo en medio de las más duras pruebas: “Sé de quien me he fiado, sé en quien he colocado mi confianza”. Estas palabras del apóstol fueron primero pronunciadas en su corazón por María Santísima, y aprendamos de Ella, en momentos de turbación, a ser personas, hombres y mujeres llenos de fe y de esperanza. Finalmente, más allá de la obediencia, la limpieza de corazón, la vida de servicio de María, su actitud de fe y esperanza, miremos en Ella un modelo de maternidad llena de humildad y dispuesta siempre a hacer la voluntad de su Hijo, como lo proclama en las bodas de Caná de Galilea: “Haced lo que Él os diga”. Hoy, recordando la famosa expresión de san Francisco de Asís, digamos: “Amémonos unos a otros, como una madre ama a sus hijos”. Y es que el amor más puro, el amor más grande, el amor más incondicional, el amor más entregado, es el amor de una madre, y María, que es la Madre Universal, porque tiene la maternidad divina sobre Jesús y la maternidad espiritual sobre nosotros, nos enseña ese bello camino de relaciones humanas: “Amémonos unos a otros con el amor entrañable y cierto de una madre por un hijo”. María, en esta recta final, antes de celebrar la gran Navidad del gran nacimiento de tu Hijo, enséñanos el camino de la obediencia, la limpieza de corazón, la vida de servicio, las virtudes de la fe y la esperanza, y la maternidad ejercida con humildad y amor sobre los demás. Que el Señor, que es rico en misericordia, te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Bendición, Cambios, Confianza, Esperanza, Espiritualidad Mariana, Fe en el Salvador, Humildad, Limpieza de corazón, Obediencia a Dios, San Lucas, Servicio, Biblia, Evangelio
Citation
Collections