¡Busca el pan de la vida eterna!
Date
2024-04-15
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Juan 6, 22-29
LECTURA DEL DÍA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-15
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y signos entre la gente.
Algunos judíos de la sinagoga llamada “de los Libertos”, procedentes de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no podían refutar la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.
Entonces sobornaron a algunos hombres para que dijeran: “Nosotros hemos oído a este hombre blasfemar contra Moisés y contra Dios”.
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; cayeron sobre Esteban, se apoderaron de él por sorpresa y lo llevaron ante el sanedrín. Allí presentaron testigos falsos, que dijeron: “Este hombre no deja de hablar contra el lugar santo del templo y contra la ley. Lo hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret va a destruir el lugar santo y a cambiar las tradiciones que recibimos de Moisés”.
Los miembros del sanedrín miraron a Esteban y su rostro les pareció tan imponente como el de un ángel.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 22-29
Después de la multiplicación de los panes, cuando Jesús dio de comer a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la multitud, que estaba en la otra orilla del lago, se dio cuenta de que allí no había más que una sola barca y de que Jesús no se había embarcado con sus discípulos, sino que éstos habían partido solos. En eso llegaron otras barcas desde Tiberíades al lugar donde la multitud había comido el pan. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste acá?” Jesús les contestó: “Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto signos, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre; porque a éste, el Padre Dios lo ha marcado con su sello”.
Ellos le dijeron: “¿Qué necesitamos para llevar a cabo las obras de Dios?” Respondió Jesús: “La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien él ha enviado”.
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
Sin lugar a dudas uno de los milagros que más impresionó a la iglesia primitiva, fue el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. La multitud hambrienta había sido saciada, y este hecho documentado en los cuatro evangelios, impactó profundamente aquellas comunidades. Hoy el evangelio de Juan en el capítulo 6, (llamado el Discurso del Pan de Vida), presenta los actos preparatorios para la más profunda y bella reflexión en todo el nuevo testamento sobre la Eucaristía, a lo largo de toda la semana, hablaremos sobre dicho evangelio. Pero hoy se nos presentan tres ideas fundamentales.
La primera, la gente impresionada busca afanosamente a Jesús, Él, con claridad muestra la inmadurez y el interés de la fe de la gente, que sólo lo busca por el pan material que les ha dado. Sus palabras no pueden ser más explícitas: “En verdad, en verdad les digo, ustedes me buscan no porque han visto signos, sino porque comieron pan hasta saciarse”. Hoy reconocemos que buscamos en no pocas ocasiones al Señor, como el bombero que apaga incendios, como aquel que necesitamos en circunstancias y situaciones puntuales y luego lo olvidamos. Estamos llamados a una fe más profunda, más madura, una fe más sólida, movida sobre todo por el amor al Señor, e inspirada en que Él es el modelo universal de humanidad para todos nosotros. No te quedes simplemente buscando del Señor cuando lo necesitas a conveniencia, a interés personal y luego lo dejas, lo ignoras o te vuelves indiferente, búscalo cada día, búscalo con afán, búscalo con amor fiel.
Pero hay una segunda reflexión que nos presenta el evangelio de hoy, y es la invitación que hace Jesús para no trabajar solamente por el alimento material, la necesidad diaria y cotidiana; sino por el alimento que perdura para la vida eterna y que sólo puede dar el Hijo del Hombre. Hoy Jesús anuncia la Eucaristía, el gran don para la humanidad, el Pan de vida eterna. Buscamos saciar y atender nuestras necesidades materiales ordinarias; pero hay una necesidad más profunda, hay una sed de infinito, una búsqueda inconsciente de eternidad en todo corazón humano y ella sola puede ser saciada con el Pan de la Vida, ¡la Eucaristía!, de la que nos hablará este capítulo 6 de san Juan. No pasemos toda la vida, simplemente trabajando para una jubilación o pensión en la vejez, no pasemos la vida simplemente acumulando bienes, buscando unas seguridades materiales para atendernos en el plano físico, en el plano exterior; el ser humano está llamado a una búsqueda más profunda, el Pan de vida eterna, la sed de eternidad, la búsqueda de inmortalidad.
Finalmente, hay una tercera invitación que nos hace el evangelio de hoy. Ante la pregunta espontánea de quienes buscaban a Jesús, cuando le dicen: “¿Qué tenemos que hacer para realizar la obra de Dios?”, Jesús no puede ser más claro con esta invitación a la fe en Él, en efecto responderá: “La obra de Dios es ésta, que crean en el que Él, el Padre Dios, ha enviado”. Es una invitación a creer en su persona, en el misterio de su ser, de su misión salvadora, redentora por todos nosotros. Muchas personas dicen creer en Jesús, pero pocos le creen a Jesús, a su mensaje de amor, a su revolución de gracia, a su llamado a una vida nueva en esperanza, en paz, en perdón y en servicio a los demás.
Hoy y a lo largo de toda esta semana, dejémonos llevar de la mano del Señor en este capítulo 6 de san Juan y pidámosle valorar nuestra Eucaristía de cada día, alimentarnos presencialmente con el Pan que da vida eterna, con seguridad de que si hay una fe profunda cada que participamos y celebramos nuestra misa diaria, tendremos menos sed interior, seremos más saciados en nuestras búsquedas espirituales profundas.
Señor, dame amar la Eucaristía, dame creer profundamente en que Tú vives y comunicas tu vida, en el Pan Eucarístico de cada día.
Que el Señor te bendiga abundantemente, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
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