¡Darlo todo, para recibirlo todo!
dc.contributor.author | Fundación Amén Comunicaciones | |
dc.date.accessioned | 2024-11-27T17:37:57Z | |
dc.date.available | 2024-11-27T17:37:57Z | |
dc.date.issued | 2024-11-25 | |
dc.description | TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES La primera lectura que por estos días leemos del Libro de las Revelaciones o el Libro del Apocalipsis atribuido a san Juan, nos habla de cómo el apóstol mira al Cordero que estaba de pie sobre el monte Sion, y con él 144.000 que llevaban grabados en la frente su nombre y el nombre de su Padre. Nos habla explícitamente de los elegidos de Dios, (otros lo entienden como los salvados de Dios), pero no podemos tomar literalmente la cifra de 144.000, es una cifra más bien simbólica según la gematría, la ciencia que estudia el valor simbólico de las cifras en los números de la Sagrada Escritura, y el 144.000 surge de hablar de las 12 tribus de Israel, el antiguo testamento, los 12 apóstoles, columnas de la Iglesia el nuevo testamento, y esto multiplicado por miles, por multitudes). En efecto, 12 del antiguo testamento por 12 del nuevo testamento, 144 por multitudes, esto es, por miles, nos da 144.000, y esto quiere decir que el número de los elegidos, de los salvados, de los inscritos en el Libro de la Vida, serán millares, y no el número reducido que literalmente nos presenta el texto del libro del Apocalipsis. Pero nos habla de que este grupo de elegidos cantan frente al trono de Dios. En efecto, dirá el evangelista san Juan: “Cantan un cántico nuevo delante del trono, delante de los cuatro vivientes y los ancianos, y nadie podría aprender el cántico sino los elegidos, los 144.000, (ya entendemos el valor de la cifra), los rescatados de la tierra”. Y refuerza esta idea, hablando de los intachables, los que no hay en ellos mancha, tacha, porque la sangre del Cordero los ha redimido. En efecto, afirmará Apocalipsis: “Estos 144.000 siguen al Cordero que es Cristo, a donde quiera que vaya. Estos fueron rescatados como adelanto, como primicias de los hombres para Dios y el Cordero, en su boca no se halló mentira, son intachables”. Con razón el salmo responsorial nos propone responder como asamblea celebrativa: “Esta es la generación que busca tu rostro, Señor; somos nosotros y estamos llamados todos a la salvación”. Pero pasemos al evangelio, que también por estos días se ha repetido y nos muestra una versión más corta de san Lucas, cómo Jesús era un observador agudo y profundo de las actuaciones y conductas humanas, y nos muestra cómo el hombre rico entra al gran templo de Jerusalén y en la llamada alcancía de las ofrendas o del tesoro del templo, echan monedas para ayudar al sustento del culto en el gran centro religioso de Israel. Pero Jesús, además, contrapone una segunda actitud y es la de una mujer viuda que es por excelencia la imagen de las personas desvalidas, pequeñas frente a Dios. Y nos dice que ella echa dos monedas que es todo lo que tenía para vivir, de aquí Jesús saca conclusiones que de alguna manera nos advierten para todos en la vida. Y dirá a los discípulos que le escuchaban: “Atiendan esta enseñanza; esta mujer viuda, pobre, indefensa, desvalida, ha donado más que todos los otros contribuyes o donantes, porque los demás mientras han dado de lo que les sobra de su patrimonio, esta mujer viuda ha dado todo lo que tenía para vivir”. Esta expresión nos recuerda a los místicos, concretamente a san Juan de la Cruz, quien tomaba también esta expresión de un místico alemán, el maestro Eckhart, cuando dice: “En la vida hay que darlo todo para recibirlo todo”. En el fondo, Dios que es todo en la vida, nos pide una renuncia, una entrega, una generosidad total para recibir totalmente al que es todo, al que es la presencia absoluta, el totalmente trascendente, llenando nuestra vida y haciéndonos partícipes de su divinidad. Hoy te invito para que reflexiones sobre esta realidad, sólo cuando se da abundantemente desde la escasez, cuando hay un verdadero desprendimiento total, cuando hay una generosidad absoluta de nuestro ser, podremos recibir de Dios. El común de los mortales, de los hombres y mujeres desde la abundancia dan escasamente, pero el creyente desde la escasez da abundantemente porque sabe que su seguridad, su fuerza, su existencia, no dependen de las cosas acumuladas en este mundo, sino que dependen sólo de Dios. Y a propósito de eso, te recuerdo una idea que ojalá nunca olvides, el último día de nuestra existencia no seremos dueños, recuérdalo, no seremos dueños de casas, de propiedades, de dólares, de cuentas bancarias, de bienes muebles o inmuebles; el último día de nuestra vida no seremos dueños de títulos académicos, de los viajes realizados, las comidas fabulosas, la vida sibarita. El último día de nuestra vida no seremos dueños de la fama, el prestigio, el aplauso, los reconocimientos y admiraciones, adulaciones y alabanzas humanas; el último día de nuestra vida, entiéndelo, sólo seremos dueños de todo el amor que dimos, de toda la sabiduría que compartimos, de toda la entrega que tuvimos, de todo el servicio que prodigamos, de todo el tiempo que gastamos en los demás. Es una paradoja, que mientras en el mundo, cuando se acumula dinero, la cuenta bancaria crece y cuando se retira, decrece, en la ley de Dios ocurre todo lo contrario, se multiplican las bendiciones para nuestra vida, se multiplica la gracia de Dios y los regalos divinos, sólo cuando nos donamos, nos entregamos, cuando nos damos totalmente a los demás, Presencia viva de Cristo. Nunca lo olvides, serás dueño ese último día de tu vida, no de aquello que guardaste con egoísmo, si no de aquello que entregaste con amor y generosidad. Que el Señor nos bendiga a todos en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. | |
dc.description.abstract | REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 21, 1-4 Lecturas del día de hoy: Primera Lectura: Ap 14,1-3.4b-5: Llevaban grabado en la frente el nombre de Cristo y el de su Padre. Yo, Juan, miré, y allí estaba el Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabado en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre. Oí también un sonido que bajaba del cielo, parecido al estruendo de grandes cataratas, y como el estampido de un trueno poderoso; era el son de arpistas que tañían sus arpas delante del trono, delante de los cuatro seres vivientes y los ancianos, cantando un cántico nuevo. Y nadie podía aprender el cántico fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil, los rescatados de la tierra. Ellos son el cortejo del Cordero adondequiera que vaya; son los rescatados como primicias de la humanidad para Dios y el Cordero. En sus labios no se encontró mentira: son irreprochables. Palabra del Señor. Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy: Salmo 24/23, 1-2.3-4ab.5-6: Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor. Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor. Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación. Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor. Evangelio del día de hoy: Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 21, 1-4: Vio una viuda pobre que echaba dos reales. En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: -Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús. | |
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dc.subject | Amor | |
dc.subject | Caridad | |
dc.subject | Darlo todo | |
dc.subject | Desprendimiento | |
dc.subject | Entregarse en alma | |
dc.subject | Entregarse en vida | |
dc.subject | Entregarse en corazón | |
dc.subject | Generosidad | |
dc.subject | Recibir a Dios | |
dc.subject | Recibirlo todo | |
dc.subject | San Lucas | |
dc.subject | Biblia | |
dc.subject | Evangelio | |
dc.title | ¡Darlo todo, para recibirlo todo! | |
dc.title.alternative | Generosidad con Dios |
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