¡La vida ha triunfado sobre la muerte!
Date
2025-04-20
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
San Juan 20, 1-9
Lecturas del día de Hoy:
Primera Lectura: del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 34a. 37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: Ustedes conocen lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
Salmo de Hoy:
Salmo 118(117), 1-2. 15c y 16a 17. 22-23
Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Den gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir,
viviré para contar las hazañas del Señor.
Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
La piedra que desecharon los arquitectos,
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Segunda Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4.
Hermanos: si han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque han muerto; y su vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes aparecerán gloriosos, juntamente con él.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
SECUENCIA
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza
a gloria de la víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla,
y, muerto el que es la vida, triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?
A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Vengan a Galilea, allí el Señor aguarda;
allí verán los suyos la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia
que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana
y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
Amén
Evangelio de Hoy:
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Description
TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
Toda la fe de la Iglesia, a lo largo de más de 2000 años, se ha sostenido sobre una sola certeza, Cristo el fundador del cristianismo, a quien le creemos, a quien le seguimos, y de quien recibimos su mensaje y su vida nueva, no ha quedado clavado en la Cruz en viernes santo, sino que el Padre Dios lo ha Resucitado. Por eso esa expresión ¡Aleluya, ha Resucitado!, no es simplemente una mera palabra litúrgica, dicha hoy con especial sentimiento en el gran Domingo de Resurrección, sino que es la gran certeza del cristiano, siguiendo la línea del apóstol Pablo cuando afirmará de manera categórica: “Si Cristo, si Jesús el ungido de Dios, no hubiera Resucitado de entre los muertos, nuestra fe sería vacía, nuestra religión sería vana y seríamos las personas más desdichadas y más desgraciadas en esta tierra, porque todavía el poder del pecado y como consecuencia del poder del pecado, el poder de la muerte del alma espiritual, tendría sobre nosotros eso, poder sobre nuestras vidas”.
Por eso este precioso himno que proclamamos antes de la lectura del evangelio de hoy y que reza así: “Ofrezcan los cristianos ofrenda de alabanza a gloria de la víctima propicia de la Pascua, Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con Nueva Alianza, lucharon vida y muerte en singular batalla y muerto el que es la vida, triunfante se levanta, que has visto de camino María en la mañana, a mi Señor glorioso la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja; resucitó de veraz mi amor y mi esperanza, vengan a Galilea allí el Señor aguarda, allí verán los suyos la gloria de la Pascua, primicia de los muertos sabemos por Tu gracia, que estás Resucitado, la muerte en Ti no manda. Rey vencedor apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa”. Amén.
Reconocemos en este precioso himno, síntesis de toda la teología Pascual, que la tumba de Cristo está vacía, que los ángeles mensajeros de Dios hablan a la Magdalena “¿por qué buscas entre los muertos al que está vivo?” y que Él se aparece sucesivamente, no solo a Magdalena, no solo a los discípulos camino de Emaus, no solo a Pedro y los demás discípulos con Tomás y sin Tomás, sino a más de 500, mostrando y demostrando la gran verdad que anima nuestra fe. Cristo no murió para siempre y Él nos invita creyendo en sus palabras y acogiendo su gracia en los sacramentos, en la oración, en la vida fraterna, en el servicio a los demás, a resucitar, a no quedarnos muertos eternamente. Claro, nuestro organismo como cualquier organismo: el vegetal, el animal o el humano, nace, crece, se reproduce, madura, se envejece y muere; pero nuestra alma espiritual, por la que somos imagen y semejanza de Dios, a diferencia de cualquier otra criatura, está llamada a la resurrección, a la vida abundante, a la vida en plenitud. Y esta vida nueva, de ella podemos tener anticipos aquí y ahora, cuando hay una paz profunda en nuestra alma y el Resucitado nos dirá en los evangelios de todos estos días: “Paz a vosotros”. Si en verdad creemos en Jesús, recibamos su paz, vivamos con armonía con nosotros mismos, con nuestros semejantes, con la creación y con Dios.
Jesús nos invita también en una expresión de esa vida nueva que nos regala: “No tengan miedo”, porque en el fondo reconoce, que el miedo detiene el proyecto de Dios sobre cada uno, paraliza nuestras vidas y nos impide vivir con plenitud por las incertidumbres que en la imaginación construimos sobre nuestro futuro. Jesús también nos invitará a la alegría, no la alegría de las cosas externas: comer, beber, pasear, dormir, descansar, no a la alegría simplemente de este organismo biológico; nos invita al gozo profundo, de sabernos amados, sustentados, sostenidos, guiados y alimentados por la vida divina que solo Cristo Resucitado nos puede comunicar.
Nos invita también Jesús a la esperanza, una esperanza que no es una espera desanimada; por el contrario, la esperanza cristiana es una espera que más allá de momentos de guerra, de violencia, de hambre, de epidemia en el mundo, nos dice que la última palabra en la historia de la humanidad la tendrá el bien, la tendrá el amor, la tendrá la belleza, la tendrá la verdad, la tendrá solo Dios Encarnación del bien, de la bondad, de la verdad y de la belleza.
Hoy, te invito a que dejes esos desánimos: tu esperanza no es un aumento de salario, tu esperanza no es una cirugía médica, tu esperanza no es comprarte un carro más nuevo, una casa más grande, tu esperanza no es un cambio de políticos o de líderes de gobierno; tu esperanza está fundada y construida en Cristo Resucitado, paz, no tener miedo, alegría, esperanza.
Y finalmente la vida del Resucitado es una vida llena de amor; mucha razón tenía el Papa Pablo VI cuando afirmaba: “El cristiano es el único capaz de construir, en un mundo de egoísmo, de intereses personales, de vanidades y falsedad, es el único capaz de construir la civilización del amor, porque lleno de la vida de Cristo Resucitado, el amor encarnado, el amor hecho hombre; solo el cristiano, el creyente, podrá amar a la manera de Jesús, un amor que lo llevará a vivir en una sociedad más fraterna, más solidaria, más justa y en definitiva, una sociedad, una familia y una vida mucho más humana”.
Bendecidas y felices Pascuas de Resurrección para todos, más allá de predicaciones, más allá de procesiones, más allá de liturgias, más allá de canciones, más allá de alguna meditación personal, ábrete a la vida nueva del Resucitado, y di con san Pablo: “Ya no soy yo el que vive, es Cristo Resucitado el que vive dentro de mí”.
Que el Señor te bendiga abundantemente en este día Domingo de Resurrección. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Alegría, Esperanza cristiana, Esperanza que no defrauda, Gozo, Pascua, Resurrección, Sabernos alimentados, Sabernos amados, Sabernos guiados, Sabernos sustentados, San Juan, Sentirse acompañado de Jesús, Tranquilidad, Biblia, Evangelio