¡Créelo: eres hijo de Dios!
Date
2024-01-06
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Marcos 1, 7 – 11
En aquel tiempo, proclamaba Juan: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.» Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»
«Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús»
Description
TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
La primera Carta del apóstol san Juan en el capítulo 5, versículo 5 y siguiente afirmará: “Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios, y luego ratificará: Quién tiene al Hijo, tiene la vida, quien no tiene al Hijo, no tiene la vida”.
Señalamos este texto de la Carta de san Juan, para una mejor comprensión del evangelio de hoy, contenido en el capítulo 1, versículos 7 y siguientes, del evangelio según san Marcos, donde se nos narra, como una preparación a la gran fiesta del bautismo del Señor, que la liturgia celebrará el próximo lunes, se nos narra anticipadamente lo que es ese bautismo del Señor.
Tres palabras centrales, resaltamos del texto evangélico de hoy.
Cuando Jesús sale de las aguas del Jordán, ven el cielo abrirse. Y es que la gracia de Dios abre el cielo, permítanme esta expresión, ¡despierta el corazón, los oídos de Dios! Estoy hablando claramente de forma alegórica para significar, que cuando nosotros nos dejamos llenar de la vida nueva de Dios, Él está completamente disponible, abierto el cielo, para escuchar nuestras súplicas, para atender nuestros ruegos.
Pero nos dirá en un segundo momento, que el Espíritu Santo baja sobre Jesús. Ese es el secreto de la vida de Jesucristo en esta tierra, fue un ungido, fue un lleno de Dios, y así nosotros estamos llamados a ser ungidos, llenos de Dios, en una expresión muy célebre del apóstol san Pablo en la Carta a los Gálatas, cuando afirmará: “Ya no soy yo el que vivo, es Cristo quien vive en mí”, en el fondo es el reconocimiento humilde, de la vida de Dios en mí. A mí no me gobierna solamente mi vida biológica, no me gobierna solamente mi naturaleza, movida a veces por el egoísmo, por la codicia del dinero, por los placeres efímeros, no; me gobierna Dios, el Espíritu de Dios que vive en mí, así como el Espíritu Santo bajó sobre Jesús y lo ungió, lo llenó totalmente.
Pero habría una tercera expresión, tal vez la más bella de todas, cuando desde el cielo se escucha esta voz: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”. Jesús no es un profeta más, es más que un profeta; es el Hijo amado del Padre Dios, es el Hijo predilecto, muy querido del Padre de los cielos y desde Jesús, (el Hijo de Dios), nosotros por el bautismo, recibimos esa calidad, esa dignidad inmensa de hijos adoptivos. El sentirme hijo de Dios, me lleva a valorar mi vida, a no maltratar mi cuerpo, a no intoxicarlo con licor o con drogas, a no mancharlo con tatuajes, a no vender mi cuerpo en prostitución, a sentir que si soy hijo de Dios tengo una dignidad inmensa y no puedo acabar con mi vida. Esto lleva a unas consecuencias profundas y radicales en la vida del ser humano: tú no te humillarás ante otra persona, porque eres hijo, hija de Dios, tú no te pasarás la vida mendigándole amor a otra persona, porque tienes la dignidad de hija, hijo de Dios, tú no te dejarás atropellar por otro ser humano, no te dejarás humillar por ella, porque por más que ejerza violencia sobre ti, tienes la grandeza inmensa, la dignidad portentosa de hijo de Dios.
Que este evangelio nos enseñe a vivir valorándonos más, respetándonos más y sabiendo de dónde venimos.
Que el Señor te bendiga en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Cielo, Espíritu Santo, Gracia de Dios, Obrar, Ungir, Vida, Biblia, Evangelio