¡Ilumina mi vida, Señor!
| dc.contributor.author | Fundación Amén Comunicaciones | |
| dc.date.accessioned | 2024-04-29T22:42:58Z | |
| dc.date.available | 2024-04-29T22:42:58Z | |
| dc.date.issued | 2024-04-24 | |
| dc.description | TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES La primera lectura tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles, nos narra como la Palabra de Dios iba creciendo y multiplicándose en las distintas comunidades; así nace la Iglesia, por la proclamación misionera de distintos gigantes de la fe, creyentes en diversas comunidades. Nos habla un detalle que llama la atención a propósito de Bernabé y Saulo, cuando estaban celebrando el grupo de los apóstoles el culto al Señor y ayunaban, sienten que el Espíritu Santo les habla y les dice: “Apártenme a Bernabé y a Saulo para la misión a la que los he llamado”. Y nos dice el texto de la primera lectura que después de ayunar y de orar, les impusieron la mano, (transmisión del Espíritu Santo), y después de imponerles las manos, los enviaron de manera misionera. Hoy reconozcamos que la oración junto con el ayuno, es dinamita espiritual para atraer la acción del Espíritu Santo y que, en esas primeras comunidades cristianas, comunicaban la fuerza del Espíritu Santo a través de la imposición de las manos; lo veremos constantemente en la vida y ministerio público de Jesús, cuando los enfermos, trátese de sordos, de ciegos, de paralíticos, les imponía las manos y transmitía, comunicaba la fuerza curativa. Hoy no hay más milagros porque dudamos del poder del Espíritu de Dios presente en nuestras vidas, pero qué bonito orar, como en la Renovación Carismática Católica lo hace en nuestro medio y en nuestro tiempo, imponiendo manos, orando por los enfermos, comunicando vida nueva, salud nueva, haciéndonos hombres y criaturas nuevas por la fuerza del Espíritu Santo. Pero esta primera lectura nos prepara al evangelio de hoy, tomado del capítulo 12 de san Juan, donde Jesús con un grito sonoro, se auto revela, se auto proclama ante los suyos: “Como luz del mundo que ha venido a conjurar y a romper la oscuridad, la noche, la ceguera en la que vivimos los hombres”. Esta apreciación y esta afirmación de Jesús de sí mismo como luz que conjura las tinieblas, tiene perfecta aplicación a nuestro mundo porque sucede en no pocas ocasiones, que sentimos una ceguera espiritual, una incapacidad para reconocer qué es esencial, importante en la vida y qué es simplemente accesorio, accidental, subjetivo, relativo. Hoy pidamos esa luz que sólo viene del Espíritu del Resucitado, para encontrar claridad en las respuestas, en las decisiones que tomamos cotidianamente en la vida. Cuánta oscuridad hay en no pocos jóvenes, que, movidos por el mundo tecnológico, que, llevados por corrientes y modas de pensamiento, arrastran y a veces malogran sus vidas, pensando haber encontrado la gran cosa, la gran respuesta de la vida desde el mundo lo que no es verdad. Pero viene una segunda enseñanza del evangelio de hoy, y es cómo Jesús se presenta, no como juez del mundo, sino como salvador del mundo. A nadie le gusta sentirse juzgado y si somos juzgados queremos para nosotros una mirada compasiva y misericordiosa en ese juicio. Pues bien, muy a diferencia de algunos pensadores que hablan con sospecha y prevención frente a Dios y frente a la fe cristiana, Jesús, el Hijo del Dios vivo, se ha encarnado hace 2000 años, no para juzgar y para condenar a nadie, sino para salvar al mundo. ¿Pero en qué consiste esta salvación?, nos preguntamos, y la respuesta es simple, Jesús viene a salvarnos del mayor tirano, el más grande dictador que hay sobre nuestra vida que somos nosotros mismos. Es nuestra incapacidad para amar que nos hace sufrir, es nuestro bloqueo para perdonar que nos llena de resentimientos, es nuestro egoísmo enconado que nos impide ser compasivos con los demás, son nuestras preocupaciones y tormentas interiores las que nos roban la paz, es en definitiva nuestros miedos e incertidumbres sobre el futuro, que nos hacen vivir de sobresalto en sobresalto, porque nos falta confianza y fe en el Padre de los cielos, en quien todo lo podemos. Hoy descubre que Él quiere salvarte de ti mismo, de estas pasiones desordenadas que te impiden ser feliz; ¿tú crees que la plenitud de tu vida está en las cosas afuera de ti?, mira dentro de ti, trata de escudriñar en lo profundo de tu conciencia, de tu ser y allí encontrarás la luz, la fuerza espiritual, la paz interior, la alegría de vivir la vida divina, que Juan llama la vida eterna. En una tercera y última expresión, como hemos dicho en evangelios precedentes, se ve la profunda unidad, comunión de vida entre Jesús y el Padre de los cielos. En efecto Jesús afirmará: “El Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar”, y es esta profunda unidad entre Jesús y el Padre Dios, la que le permite a Él superar numerosas pruebas, salir adelante, tener la fortaleza interior más allá de mil batallas, adversidades, incomprensiones, odios y persecuciones humanas. ¿Hoy sientes que la vida te pesa?, ¿hoy sientes que te cuesta levantarte en la mañana para ir a trabajar?, ¿hoy sientes que hay una gran desmotivación en tu existencia?, ¿hoy experimentas desengaño por la ingratitud y la indiferencia de los seres que amas?, busca tu apoyo no en lo humano que allí no encontrarás nada, busca tu apoyo solo en Dios. Así lo hizo Jesús en medio de las contradicciones que padeció en su vida, su fuerza le venía de su profunda unidad de amor, comunión de vida con el Padre de los cielos. Busca tu fuerza, tu luz y tu paz, en la fuente, en el manantial de toda fuerza, de toda luz, de toda paz, que sólo está en el Padre Dios. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. | |
| dc.description.abstract | REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 12, 44-50 Lectura del día de hoy Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 12, 24-13, 5a En aquellos días, la Palabra de Dios iba creciendo y se multiplicaba. Cuando cumplieron su servicio, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan, por sobrenombre Marcos. En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger; Lucio, el de Cirene; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo. Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo: «Apártenme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado». Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre. Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. V/. «Palabra de Dios». R/. «Te alabamos Señor». Salmo del día de hoy Salmo 67 (66), 2-3. 5. 6 y 8 R/. Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R/. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia y gobiernas las naciones de la tierra. R/. Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman todos los confines de la tierra. R/. Yo soy la luz del mundo ─dice el Señor─; el que me sigue tendrá la luz de la vida. Evangelio del día de hoy Lectura del santo Evangelio según San Juan 12, 44-50 En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre». Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús. | |
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| dc.subject | Apoyo | |
| dc.subject | Ceguera espiritual | |
| dc.subject | Comunión con el Padre | |
| dc.subject | Dios Padre | |
| dc.subject | Jesús | |
| dc.subject | Luz | |
| dc.subject | Salvador del mundo | |
| dc.subject | Biblia | |
| dc.subject | Evangelio | |
| dc.title | ¡Ilumina mi vida, Señor! | |
| dc.title.alternative | Claves de Jesús |
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