¡La clave para pasar de la muerte a la vida!

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2025-04-02
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO San Juan 5, 17-30 Lecturas del día de Hoy: Primera Lectura: del libro de Isaías 49, 8-15: Esto dice el Señor: «En tiempo de gracia te he respondido, el día propicio te he auxiliado; te he defendido y constituido alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir heredades desoladas, para decir a los cautivos: “Salgan”, a los que están en tinieblas: “Vengan a la luz”. Aun por los caminos pastarán, tendrán praderas en todas las dunas; no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el bochorno ni el sol; porque los conduce el compasivo y los guía a manantiales de agua. Convertiré mis montes en caminos, y mis senderos se nivelarán. Mirenlos venir de lejos; mirenlos, del Norte y del Poniente, y los otros de la tierra de Sin. Exulta, cielo; alégrate, tierra; rompan a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desamparados». Sion decía: «Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado». ¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré. Palabra de Dios. Te alabamos Señor Salmo de Hoy: Salmo (145)144, 8-9.13cd-14.17-18 El Señor es clemente y misericordioso El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. El Señor es clemente y misericordioso El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan. El Señor es clemente y misericordioso El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones. Cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. El Señor es clemente y misericordioso Evangelio de Hoy: Lectura del Santo Evangelio según San Juan 5, 17-30: En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo». Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: «En verdad, en verdad les digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para su asombro. Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió. En verdad, en verdad les digo: quien escucha mi palabra y crea al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida. En verdad, en verdad les digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad para juzgar, porque es el Hijo del hombre. No los sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió». Palabra de Dios. Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El evangelista Juan nos presenta la tensión creciente, entre Jesús y el pueblo de Israel. De alguna manera sus autoridades no soportaban que Jesús fuera tan reconocido y que de alguna manera diera un mensaje que subvertía los valores tradicionales que el judaísmo tenía hasta ese momento. En esta tensión Jesús aprovecha, para dejar grandes mensajes o enseñanzas para nuestra vida, bajo una triple afirmación: “Les aseguro” (para indicar que su mensaje es poderoso y profundo, nos deja tres enseñanzas). La primera: “El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, que no vea hacer primero al Padre Dios”. Es el misterio de la comunión, la fraternidad, la comunión espiritual y de vida profunda, entre Jesucristo y el Padre Dios. Muchos escrituristas aceptan, que toda la fuerza vital de Jesús estriba fundamentalmente en su profunda comunión de vida y de amor con el Padre Dios, que le llevó a sobreponerse a dificultades y problemas en la vida. Hoy nosotros podemos aprender y descubrir, que sí tenemos una comunión profunda con el Padre Dios, por la oración y por la vida sacramental, estaremos mejor preparados y seremos más fuertes interiormente para superar diferencias, contradicciones de la vida. Una segunda enseñanza afirmará Jesús: “Les aseguro, quien escucha mi palabra y crea al que me envió, posee la vida eterna”, acentúa estos dos verbos: escuchar y creer en Jesús, como condición para poseer la vida eterna. Los seres humanos oímos ruidos, oímos mensajes, a veces nos oímos sin atención; pero escuchar como hemos dicho en otras oportunidades, exige el ejercicio del corazón, de la vida interior. Hoy los seres humanos nos escuchamos poco, escuchamos poco nuestra vida, nuestras necesidades, escuchamos poco a nuestra pareja en la vida matrimonial o aun a nuestra familia y menos escuchamos a Dios. Jesús nos dice que, para poseer la vida eterna, necesitamos escuchar su palabra, palabra de vida, palabra de sabiduría, palabra de verdad; pero a renglón seguido enuncia un segundo verbo, creer, y es creerle a Jesús. Toda la Biblia y especialmente los evangelios, colocan como condición necesaria para renovar la vida, la fe, pero no es una fe a un creer intelectivo, abstracto o racional; es un creer existencial, una disposición o apertura del corazón, un entregarse, un abandonarse completamente en Dios, sabiendo que Él tiene la fuerza, la luz para comunicarnos su espíritu y renovar nuestra vida. Finalmente, en un tercer momento y también bajo esa forma de seguridad Jesús afirmará: “Les aseguro, que llega la hora y ya está aquí, en que los muertos escucharán la voz del Hijo de Dios y los que la hayan escuchado verdaderamente vivirán”. Solo resucitamos interiormente, dejamos nuestras parálisis, nuestra muerte espiritual, si somos capaces de abrirnos a la vida del Espíritu del Resucitado, que es capaz de renovarnos, restaurarnos en paz, restaurarnos en el amor, restaurarnos en esperanza, restaurarnos en libertad interior. ¿Hoy qué te aprisiona?, ¿hoy qué te roba la paz del corazón?; dile al Señor, quiero escuchar tu voz y quiero creer en ti. Que el Señor te bendiga en este día. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén
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Abrir el corazón a Cristo, Comunión con Dios, Conversión, Creer en Jesús, Escuchar a Jesús, Muerte, Oración, San Juan, Tener confianza en Cristo, Tener fe en Cristo, Vida, Biblia, Evangelio
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