¡Padre, cuídanos del maligno!

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2024-05-15
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 17, 11 b-19 Lectura del día de hoy Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 20, 28-38: En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”. Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Salmo 68 R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios. Oh Dios, despliega tu poder, tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro. A tu templo de Jerusalén traigan los reyes su tributo. /R. Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor, que avanza por los cielos, los cielos antiquísimos, que lanza su voz, su voz poderosa: Reconoced el poder de Dios. /R. Sobre Israel resplandece su majestad, y su poder, sobre las nubes. ¡Dios sea bendito! /R. Evangelio del día de hoy Lectura del santo Evangelio según San Juan 17, 11b-19: En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Continuamos con la llamada oración sacerdotal, esta súplica cargada de ternura, de emotividad y de espiritualidad, que hace Jesús al Padre Dios, orando sobre todo por los discípulos que quedan en el mundo y por los discípulos de sus discípulos. En el evangelio de hoy encontramos tres claras súplicas, que dirige Jesús a su Padre de los cielos. La primera, invita para que todos los que lo han seguido y han creído en Él, sean guardados en el nombre del Padre Dios y mantengan la unidad, la comunión, como Jesús y el Padre Dios son uno solo. Es una de las grandes características del evangelio y de la teología de san Juan, buscar la unidad entre los cristianos; no podemos estar divididos, no daremos un testimonio de luz, de verdad y de coherencia al mundo, si cada uno trabaja por su lado y de manera independiente. La Iglesia es un jardín de variadas flores y carismas, pero al fin de cuentas es un jardín y se nos pide unidad en torno a la persona del Papa, de su doctrina y sobre todo a la comunidad más profunda, la que genera el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad en cada uno de nosotros. Sentimos, en efecto, cuando alguien, en nombre de la Iglesia habla con verdad o con engaño, como dice también el evangelista Juan: “Las ovejas reconocen la voz, del que es verdadero pastor; por el contrario, extraña y se aleja, de las voces de aquellos falsos profetas, que permanezcamos uno en unidad, alrededor del Espíritu de Cristo, el gran unificador. Pero hay una segunda enseñanza que nos plantea el evangelio de hoy, y es la defensa amorosa, y si se quiere muy sentida, que realiza Jesús de sus discípulos. En efecto señalará: “Padre Dios, no te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del maligno. Ellos, mis discípulos, no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo”. ¿Qué nos quiere decir Jesús a partir de esta afirmación del capítulo 17, versículo 15 de san Juan? Jesús entiende, que, si bien somos hombres y mujeres corrientes, de a pie, como el resto de la humanidad, hay algo diferente en el que tiene fe, hay una sensibilidad, una escala de valores, un lenguaje, un comportamiento moral distinto. No caemos en la vulgaridad del mundo, en la agresión y violencia del mundo, en la esclavitud de la imagen en la que vive el mundo, y nos dice Jesús, orando al Padre Dios, que ruega para que seamos cuidados, defendidos del Maligno. Esto nos recuerda la plegaria del Padre Nuestro, cuando al final decimos: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”. Vamos a ser requeridos por el maligno, vamos a ser inducidos al mal o víctimas del mal. ¿Cuántos de nosotros hemos conocido intrigas, maldades, personas oscuras, turbias?, esto lo profetizaba Jesús, que se sirve del evangelio de hoy para anunciarnos: “El Maligno utiliza a personas para hacer el mal y perseguir a los buenos”. Termina Jesús finalmente, con una tercera afirmación o enseñanza y dice, que para sus discípulos y los que somos discípulos de los discípulos de Jesús, o sea, nosotros, pide al Padre Dios, que seamos consagrados por el Espíritu de la verdad. Ratifica: “Por ellos ofrezco el sacrificio de mi vida, para que también ellos sean consagrados en la verdad”. ¿Qué es la verdad?, o mejor, ¿quién es la verdad? La verdad es Cristo, no son las leyes de los hombres que cambian según las conveniencias del grupo de poder de turno, no son las modas culturales, no son la uniformidad o uniformización del pensamiento moderno, dictado por los medios de comunicación social y el mundo digital, que nos llevan a aceptar ideas a veces contra nuestra propia conciencia, esto no es la verdad. Hay una verdad que ha enseñado Cristo sobre el amor humano, que sea fiel, que sea respetuoso, que se ame con dignidad. Hay una verdad que ha enseñado Cristo sobre la familia, el amor natural del hombre y la mujer. Hay una verdad que ha enseñado Cristo sobre la vida, ella es sagrada e inviolable, no somos dioses, nadie puede legislar atacando la vida de un bebé en el vientre materno, aun en nombre de que tengo el poder para legislar o para juzgar. Hay tantas falacias en nuestro mundo, hay tantas modas, hay tantos mensajes que destruyen al hombre hoy en la música, en el cine, en los seriados de los grandes canales de televisión, streaming; cuánta maldad se enseña, cuánta oscuridad sobre el ser humano se presenta, cuántas intrigas, envidias, cuánto se puede dañar la conciencia de nuestros jóvenes y nuestros niños. Pidamos, que la Palabra de Jesús al Padre, ser consagrados en la verdad, nos dé, hombres y mujeres con claridad espiritual, con claridad antropológica, con claridad sobre qué es bueno, qué es malo, qué es cierto, qué no lo es, sobre el ser humano. Tal vez, la mayor esclavitud que hoy vivimos, es la de estar engañados; la verdad nos hace libres ciertamente, pero la mentira nos hace esclavos de nuestras pasiones, de falsas ideologías totalitarias que dañan y desintegran la naturaleza humana, el ser de las familias, el tejido de la sociedad. Señor, gracias por este mensaje, envíanos tu Espíritu para que seamos uno, cuídanos de los ataques del maligno porque estamos en el mundo los cristianos, pero no somos del mundo, y conságranos a todos en la verdad que el Espíritu Santo enseña a nuestros corazones. Que el Señor te ilumine en tu caminar diario y te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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Carismas, Comunión con Dios, Consagrados en la verdad, Iglesia, Libertad, Libre de tentaciones, Orar, Protección del mal, Tentaciones, Unidad de los cristianos, Biblia, Evangelio
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