¡Señor, nos traes salud, vida y salvación!
Date
2023-12-06
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Mateo 15, 29-37
Lecturas del día de hoy:
Primera Lectura: Isaías 25, 6-10a:
Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos.
Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones.
Aniquilará la muerte para siempre.
El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país -Lo ha dicho el Señor-.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte.»
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
Salmo del día de hoy:
Salmo 23
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo,
porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Evangelio del día de hoy:
Del santo Evangelio según san Mateo 15, 29-37:
En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en Él.
Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y Él los curaba.
La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.»
Los discípulos le preguntaron:
– «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?»
Jesús les preguntó:
– «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron:
– «Siete y unos pocos peces.»
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
Description
TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
Hoy la liturgia de la Iglesia en el santoral, celebra a san Nicolás de Bari, también conocido como san Nicolás de Myra, por la ciudad donde fue obispo. Hablamos de un hombre caritativo, que se distinguió por entregar sus bienes y darlos a los pobres, y especialmente dar regalos a los niños en tiempos de Navidad. Este Nicolás, es el famoso san Nicolás o santa Claus o Papa Noel, que la sociedad del consumo, la sociedad del comercio, ha querido colocar como protagonista en el tiempo de Navidad desplazando un poco al Niño Jesús, al Niño Salvador, al Hijo del Dios vivo, al Niño Redentor, y lo ha querido desplazar, porque al comercio le interesa presentar la figura de san Nicolás, que en fin de cuentas, el Niño redentor nace, en la pobreza de una pesebrera o establo, en cambio san Nicolás, es el que da regalos en abundancia y por eso nos interesa como sociedad, aprender que en diciembre y en Adviento se dan regalos, que hay que comprar, que hay que donar, que hay que regalar.
Pero hablemos del evangelio y de las lecturas que hoy nos presenta la liturgia de la Iglesia.
El salmo responsorial precioso del día de hoy, nos invita a cantar como asamblea celebrante: “Habitaré en la casa del Señor por años sin término”, y decir desde el fondo del corazón: “Es que el Señor es mi pastor y con Él soy la oveja que nada me falta, porque en verdes praderas me hace pastar y recostar, me guía siempre por el sendero justo, y aunque camine por cañadas oscuras y peligrosas, nada temo, porque Tú el Buen Pastor, vas conmigo, Tu vara y tu cayado me guían, y sostienen”. Y continuará la reflexión sapiencial de este bellísimo salmo diciendo: “Preparas una mesa ante mí en frente de mis enemigos, me unges la cabeza con perfume y mi copa rebosa, Tu bondad y Tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida; y habitaré en la casa del Señor por años sin término”.
Has de este salmo, una oración en este día y siente que la bondad y la misericordia del Señor, te han acompañado más allá de pruebas a lo largo de toda tu vida.
Pero hablemos un poco de Isaías 25 en la primera lectura de este día, cuando nos dice el profeta: “Que el Señor preparará para todos los pueblos en la montaña de Dios, un verdadero festín, de manjares exquisitos, de vinos refinados, de solera, que les da el sol a su tiempo, y arrancará de este monte, todo el velo que cubre a los pueblos”. Hace una promesa inmensa: “El Dios que habita allí en la montaña santa, aniquilará la muerte para siempre, Él vendrá para que el temor a la muerte desaparezca en el corazón humano y para que entendamos que con su salvación ofrendada en la cruz, destruirá la muerte eterna en el hombre y por el contrario, enjugando toda lágrima de sufrimientos en nuestros rostros, nos dará la vida eterna”. Por eso termina la primera lectura de hoy diciendo: “Esperábamos en Él y nos ha salvado, celebremos y gocemos con su salvación”.
Pero pasemos al evangelio de hoy y distingamos tres momentos, tres sabidurías para nuestra vida.
Los signos del reinado de Dios se manifiestan, a través de la sanación, la curación, paliar los dolores y sufrimientos que la enfermedad trae a la vida de todos, como que la enfermedad es una experiencia humana universal y Jesús en su amor misericordioso, quiere como un signo claro del nuevo reino, de la nueva vida que Él trae al mundo, quiere sanar los tullidos, los ciegos, los lisiados, los sordomudos, los leprosos y muchos otros, y que la gente se admire al ver que los mudos hablan, que los lisiados están sanos, que los tullidos caminan, que los ciegos ven y que todos dan gloria a Dios.
Pero en un segundo momento más allá de reconocer que Jesús viene a darnos la salud, y pidámosla con toda fe en nuestra vida, Jesús es por excelencia en una segunda actitud que debemos de aprender, el compasivo. La compasión es la fuerza por la que nosotros padecemos con otro, no somos indiferentes o indolentes, sino que sentimos el dolor del otro. Y Jesús compadecido de la gente, que según nos dice san Mateo llevaba ya tres días y no tenían que comer, no quiere despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan de hambre por el camino.
Hoy muchas veces desde lo profundo de tu ser, clama al Señor y pide compasión para tu vida. Lo he dicho en otras oportunidades y hoy lo vuelvo a repetir, la gran puerta de entrada al corazón de Dios, es la puerta por donde tú clamas o a través de la que tu clamas la misericordia, la compasión divina, así como hizo el ciego o el tullido en sendos pasajes evangélicos que decían: “Jesús, descendiente del rey David, ten compasión de mí”.
Cuando sientas que la vida pesa, las deudas te aprietan, el empleo no aparece, las relaciones de familia se rompen, la depresión oscurece tu alma, el peso de la existencia te abruma, las guerras y las noticias te desesperanzan, di muchas veces, ¡Jesús, ten misericordia de mí! Y como aprendimos de la mística polaca: “Ten misericordia de nosotros y del mundo entero”, recordando hoy por hoy, una de las oraciones de la piedad popular más rezadas en el mundo entero, junto con el Santo Rosario a María.
Finalmente, en una tercera enseñanza, más allá de la sanación que Jesús trae a nuestra vida, de la compasión que experimenta frente a nuestro sufrimiento, Jesús, es el que es capaz de paliar nuestra hambre, multiplicando el pan en abundancia, hasta que sobren siete canastos llenos, pero sobre todo, no sólo nos habla de paliar el hambre material, sino de atender y dar Pan de vida, paliar el hambre de Dios, el hambre de eternidad, el hambre de vida plena, el hambre de inmortalidad que hay en todo ser humano.
Señor, llega a la salvación a nuestras vidas, decimos desde el fondo del alma, como repetimos en la Novena preparatoria al nacimiento del Niño Jesús, ¡Ven a nuestras almas, ven a nuestras familias, ven Niño Jesús, no tardes tanto!
Que el Señor te bendiga abundantemente en este tiempo del Adviento, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Compasión, Eternidad, Fuerza, Hombre material, Indiferente, Indolente, Inmortalidad, Manifiesta, Padecer, Reinado de Dios, Sanación, San Mateo, Signos, Vida plena, Biblia, Evangelio