¡El que cree, tiene vida eterna!

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2023-04-26
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 6, 35-40 Lectura del día de hoy Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 1b-8 Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaria. Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo se ensañaba con la Iglesia; penetraba en las casas y arrastraba a la cárcel a hombres y mujeres. Al ir de un lugar para otro, los prófugos iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los es­taban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor» Salmo del día de hoy Salmo (66) 65 , 1-3a. 4-5. 6-7a R/. Aclamad al Señor, tierra entera. (o Aleluya) Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor de su nombre, cantad himnos a su gloria. Decid a Dios: «¡Qué terribles son tus obras!» /R. Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre. Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres. /R. Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos con Dios, que con su poder gobierna enteramente. /R. Evangelio del día de hoy Lectura del santo Evangelio según San Juan 6, 35-40 En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.» Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Continuamos en esta reflexión que iniciamos el viernes de la semana pasada, sobre el capítulo 6 de san Juan, a propósito del llamado Discurso del Pan de Vida, la más hermosa reflexión de todo el nuevo testamento y de los evangelios sobre el tema de la Eucaristía. Frente a esa dificultad inmensa para reconocer la vida de Dios en un pedazo de pan y que se nos da para alimentar nuestra vida espiritual, Jesús hace precisión a propósito de que sus oyentes no alcanzan a entender el poder de su afirmación: “Yo soy el pan de la vida”, Él dice: “He bajado al mundo para hacer la voluntad no personal, sino la voluntad de mi Padre, que es el que me ha enviado”, y a renglón seguido, en este evangelio que hoy nos presenta la liturgia de la Iglesia, nos hace esta afirmación: “Esta es la voluntad de mi Padre sobre ustedes”, esto es lo que vino a hacer Jesús en la vida de nosotros, para eso lo mandó el Padre Dios a este mundo. Dice, quiere que todo el que ve al Hijo, a Jesús, crea en Él y tenga vida eterna. Solo el que cree en Jesús, tiene vida eterna. Este creer no es un creer intelectivo a la manera de los griegos, es un creer existencial, es un acoger, recibir, apropiarnos del mensaje de Jesús y de la vida de Jesús dentro de nosotros. De alguna forma hemos dicho esta expresión, creemos en Cristo, pero no le creemos a Cristo, creemos que existe el Hijo de Dios, que murió en una cruz para darnos la salvación, pero no creemos en su mensaje, no le creemos a Cristo; no creemos que Él verdaderamente en el modo de vida que nos propone de amor, de perdón, de misericordia, de donación de la vida, de entrega hacia los demás, encontramos la verdadera vida dando vida, encontramos la verdadera vida. Jesús dice: “Sólo el que ve al Hijo, es la voluntad del Padre y cree en el Hijo, lo recibe tendrá vida eterna”, y hace esta afirmación: “Yo lo resucitaré en el último día”. De ahí que la Iglesia hable de la resurrección de los muertos en el día final, y de ahí de que hablemos claramente, de que nosotros esperamos una resurrección universal. Podríamos hablar de una resurrección particular el día de nuestra muerte, resucitamos a la vida en Dios para purgatorio, para salvación eterna si se habla de una persona santa, o para condenación eterna si se habla de un pecador que nunca se arrepiente. Resucitar a la vida eterna el último día, es hablar de esa resurrección universal. Nos dice la primera lectura de hoy, que con gran duelo unos hombres piadosos después del cobarde asesinato de este joven diácono, lo entierran, le hacen las pompas fúnebres, se hace gran duelo por él. Vuelve nuevamente a hablarse de todo lo que se vive en ese momento de ebullición en la Iglesia de Jerusalén, y atención amigos a esta pregunta, nunca ha crecido tanto el cristianismo como en los primeros años de la Iglesia, ¿pero saben cómo fueron esos primeros años de la iglesia?, escuchen esta descripción que trae el capítulo 8 del libro de los Actos de los Apóstoles o Hechos de los Apóstoles, como primera lectura en la liturgia, dice: “Se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén, todos se dispersaron menos los apóstoles”. Miren que interesante esto, cómo crece la Iglesia cuando hay una violenta persecución contra ella y lleva a que todos se dispersen, dice que a Judea y a Samaría menos los apóstoles. Dos, entierran a Esteban, enterrar a los muertos, a los mártires, se hacen duelos por ellos. Tres, Saulo se ensaña con la Iglesia, el que luego sería el gran predicador y apóstol del cristianismo, primero fue un encarnizado, un sanguinario perseguidor; Saulo, mencionado por tercera vez en este capítulo 7 y 8, del libro de los Hechos de los Apóstoles, se ensaña contra la Iglesia, entra en las casas de los llamados cristianos y los arrastra literalmente a la cárcel, a hombres y mujeres. Un cuarto elemento nos dice, que los prófugos iban de un lugar a otro y aprovechaban el ir de un pueblo a otro para difundir el evangelio. Es curiosamente en este ambiente de violencia, de persecución, de dispersión, porque todos se sienten víctimas de enterrar a los mártires en el caso de Esteban, de ensañamiento de un perseguidor como Saulo, que saca a la gente de la cárcel y luego los prófugos, los que huyen, los que están corriendo muertos de miedo, son los que sirven para difundir el evangelio; son estas circunstancias las que permiten que la Iglesia crezca, prodigiosa y exponencialmente en el mundo antiguo. Qué ironía, la Iglesia no crece cuando todos los vientos son favorables, la Iglesia crece es en medio de las dificultades, las incomprensiones y las persecuciones. Pero agrego algo más querido radioescucha, en la radio o querido web escucha en la página web, te hago esta reflexión, ¿sabes cuándo crece no la Iglesia, sino tú, de manera personal? Tú creces más, humana y espiritualmente cuando eres más exigido, cuando te sientes más incomprendido, más sacrificado, más violentado interiormente. Cuando todo en la vida es fácil, cómodo, muelle, tú creces muy poco humana y espiritualmente. Padre, me preguntarán ustedes, pero es la sociedad nuestra, la del bienestar, la del confort, la del control remoto, la del botón donde queremos tener como control sobre todas las variables de nuestra vida, la de las pastillas para todo tipo de dolencias físicas y del alma. Eso es lo que ofrece la sociedad, pero créeme, así como el cristianismo primitivo creció en medio de violencia, persecución, dispersión, ensañamiento de algunos injustos y el andar de prófugos, uno en la vida espiritual crece, es en medio de las adversidades. Hemos vivido la canonización de un gigante de nuestro tiempo, Juan Pablo III, y sin lugar a dudas como dijo el Papa Francisco en su homilía de canonización ese domingo 27 de abril, tenemos que reconocer claramente esta afirmación, “superó las tragedias del siglo XX, fue superior a ellas porque puso su confianza en Dios. Ahora dilo a tu corazón, vas a superar las adversidades, las dificultades del día de hoy y vas a ser superior a esas dificultades, porque quieres colocar tu confianza y tu vida solo en Dios. Señor, gracias por mostrarnos que la Iglesia crece y el espíritu humano crece es en medio de la adversidad. Señor, que no me escandalice de las dificultades, que aprenda a descubrir que en ellas hay una fuente inmensa de crecimiento humano y espiritual. Amén.
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Cristo, Creer en Jesús, Cruz, Dar vida, Hijo de Dios, Mensaje, Muerte, Salvación, Servicio, Vida eterna, Biblia, Evangelio
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