¡Anunciadores de esperanza!

dc.contributor.authorFundación Amén Cominicaciones
dc.date.accessioned2023-10-17T00:55:19Z
dc.date.available2023-10-17T00:55:19Z
dc.date.issued2023-09-27
dc.descriptionTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES La Iglesia hoy hace memoria litúrgica de san Vicente de Paúl, presbítero, un verdadero apóstol con los pobres, con los excluidos para hablar en las palabras del Papa Francisco. Siempre la vida de los santos es una interpelación, un cuestionamiento a nuestra forma de vivir, y de alguna manera un estímulo para nuestra vida. Si ellos pudieron entender la existencia como servicio oblativo, sacrificado y alegre por los demás, también nosotros ¿por qué no podemos romper nuestro estilo de vida, nuestro círculo existencial construido sobre la ambición, el egoísmo personal?, podemos romper esta dinámica y vivir con sentido, vivir con plenitud en el servicio a los demás. En esta misma línea el evangelio de hoy, nos presenta la convocatoria que Jesús hace del grupo de los 12, cómo les da autoridad y poder sobre el mal. Hoy reconocemos que ciertamente hay signos de dolor, de sufrimiento en el mundo, pero también reconocemos que el bien es superior al mal, que no nos dejamos apabullar, aplastar. A veces encuentra uno misioneros anunciadores del evangelio, pero no parecen anunciadores sino desanunciadores, porque no hablan del evangelio como buena noticia, sino como catástrofes, tiempos difíciles, inundaciones, terremotos. No, el centro del evangelio es el mensaje de la salvación que Jesucristo ha realizado desde su entrega en la cruz, y un futuro de esperanza, un futuro de resurrección que se nos abre a todos. Por eso como evangelizadores, tenemos que ser en una primera condición, anunciadores de esperanza, de una vida mejor; existe mal en el mundo pero el bien es más grande: ¿tienes sufrimiento en este momento de tu vida?, pero vendrá la paz, vendrán días más luminosos, vendrá un futuro económico, de salud, afectivo, de familia, un futuro más claro para ti, no te desanimes, Dios da autoridad y poder sobre el mal, y creemos firmemente en que el mal no triunfa sobre el bien. Pero en un segundo momento y como condición del envío misionero, Jesús se presenta como el portador de paz y envía a sus discípulos a que sean eso, ¡mensajeros de paz! No podemos hablar de Dios imponiéndolo sino proponiéndolo, no podemos hablar de Dios con hostilidad por más que sean hostiles con nosotros; es el ser mansos como palomas, un estilo de vida, una actitud existencial, una conducta pacífica, donde el corazón desarmado sea capaz de interpelar el corazón a veces arrogante, a veces agresivo que hay en no pocas personas. Pidamos esa gracia a la hora de anunciar a los demás la vida de Jesús en nosotros; hacerlo con mansedumbre, con dulzura, con una actitud de reconciliación, sin un corazón prevenido o armado, que lograremos exactamente lo contrario de lo que pretendemos. Sólo por la vía de la paz podemos tocar el corazón de los demás seres humanos. Pero habría una tercera palabra y final, y es que no podemos ser anunciadores de Jesús, si colocamos nuestra confianza en los medios materiales, tecnológicos y humanos. No es un computador, no es una cámara de televisión, no es el dinero en mi bolsillo, no es un gran salón, una gran casa de oración la que transforma la vida; son mis palabras de fuego, mi mensaje lleno de unción de la vida del Espíritu, mi testimonio existencial que confronta e ilumina la vida de otros, es la misma persona del misionero el mayor mensaje para los demás. Retomando una conocida expresión de Mahatma Gandhi, afirmaba: “Yo no tengo mensajes para darle a los demás, mi único mensaje es mi propia vida”. Perfectamente los cristianos podríamos tomar este paradigma, este axioma para nuestra existencia y decir a los otros, que hable más nuestra vida, antes que nuestras palabras. Que el Señor te bendiga en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
dc.description.abstractREFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 9, 1-6 Lectura del día de hoy Del libro de Esdras 9,5-9: Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud. Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, salí de mi abatimiento y con los vestidos y el manto rasgados caí de rodillas, alcé mis manos al Señor mi Dios y dije: -Dios mío, me avergüenzo y sonrojo de levantar mi rostro hacia ti, porque estamos hundidos en nuestros pecados y nuestro delito es tan grande que llega al cielo. Desde los tiempos de nuestros padres hasta el día de hoy hemos sido gravemente culpables, y por nuestros pecados nos entregaste a nosotros, a nuestros reyes y a nuestros sacerdotes en manos de reyes extranjeros, y a la espada, al cautiverio, al saqueo y al oprobio, como ocurre hoy. Pero ahora, en un instante, el Señor nuestro Dios se ha compadecido de nosotros, dejándonos algunos supervivientes y otorgándonos un resto en su lugar santo; nuestro Dios ha iluminado nuestros ojos y nos ha reanimado un poco en medio de nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia y nos dio ánimos para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, concediéndonos un valladar en Judá y Jerusalén. Palabra de Dios, te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Salmo: Tb 13,2.4.6.7.8: Bendito sea Dios, que vive eternamente. Él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él, y no hay quien escape de su mano. Bendito sea Dios, que vive eternamente. Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, porque él nos dispersó entre ellos. Proclamad allí su grandeza, ensalzadlo ante todos los vivientes: que él es nuestro Dios y Señor, nuestro padre por todos los siglos. Bendito sea Dios, que vive eternamente. Veréis lo que hará con vosotros, le daréis gracias a boca llena, bendeciréis al Señor de la justicia y ensalzaréis al rey de los siglos. Bendito sea Dios, que vive eternamente. Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador. Bendito sea Dios, que vive eternamente. Convertíos, pecadores, obrad rectamente en su presencia: quizás os mostrará benevolencia y tendrá compasión. Bendito sea Dios, que vive eternamente. Evangelio del día de hoy Del santo Evangelio según san Lucas 9,1-6: En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: -No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa. Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes. Palabra del Señor, gloria a ti Señor Jesús.
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dc.subjectAmor
dc.subjectAnunciadores de Jesús
dc.subjectEvangelización
dc.subjectMensaje de salvación
dc.subjectUnión
dc.subjectBiblia
dc.subjectEvangelio
dc.title¡Anunciadores de esperanza!
dc.title.alternativeEvangelización
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