¡Anunciación del Señor a María!

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2024-04-08
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 1, 26-38 Primera lectura del día de hoy Is 7,10-14;8,10: Mirad la Virgen está encinta. En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz: -«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.» Respondió Acaz: -«No la pido, no quiero tentar al Señor.» Entonces dijo Dios: -«Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».» Palabra de Dios. Te alabamos Señor Salmo del día de hoy Sal 40/ 39,7-8a.8b-9.10.11: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.» Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. «-Como está escrito en mi libro- para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Segunda lectura del día de hoy Hb 10,4-10: Está escrito en el libro: «Aquí estoy, ¡oh Dios!, para hacer tu voluntad». Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: «Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.» » Primero dice: «No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la Ley. Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.» Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. Palabra de Dios. Te alabamos Señor Evangelio del día de hoy Lucas 1, 26-38: Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo. En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: -«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: -«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: -«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: -«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: -«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel. Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Con el carácter máximo de solemnidad litúrgica, nuestra Iglesia celebra la Anunciación del Señor a María Santísima, y si bien esta solemnidad litúrgica se celebra siempre en 25 de marzo, por haber caído este año 2024 el lunes Santo, luego venir el triduo de Pascua y la llamada octava de Pascua, se deja hasta este lunes 8 de abril, la celebración de la Anunciación del Señor. Distinguimos cinco momentos centrales en el evangelio que hoy nos presenta san Lucas en el capítulo uno, que nos invitan a ser modelo de vida interior, a ejemplo de María. El primer momento, la alegría de saber que el Señor está con nosotros, en efecto, así le dice el ángel, o mejor, el arcángel Gabriel a la Virgen: “Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo”. Podríamos decir que por encima de todos los tipos de gozos y de goces humanos y de los sentidos, el gran gozo y la gran alegría de la vida, es Dios aconteciendo en mí, Dios viviendo en mí y en los hermanos, Dios derramando su amor, su paz, su esperanza en la vida del creyente. Pero en un segundo momento, ante la turbación de la joven María, según nos presenta el evangelio de san Lucas, Ella se turba, Ella se inquieta y el arcángel simplemente dice una palabra, un mensaje paradigmático, no solamente para la Santísima Virgen María, sino para los creyentes de todos los tiempos: “No temas, no tengas miedo”. El miedo es una experiencia humana universal ante lo desconocido, ante aquellas realidades frente a las cuales no tenemos control, sólo cabe el camino de la fe, entendida como confianza y abandono amoroso en la voluntad y en los propósitos del Padre Dios. Como lo hemos compartido en otros momentos, los miedos en nuestro mundo han detenido muchos proyectos humanos, les han robado la paz a muchos corazones y nos han hecho incapaces de ser productivos y de realizar ese sueño de Dios sobre tu vida y la mía. Muchas veces en la sagrada escritura se nos repite esta expresión: “No tengas miedo”, y el motivo para superar los temores, es la profunda e inquebrantable confianza en Dios, según lo que decía una mística, Tecla Merlo, cuando afirmaba: “La paz del alma, sólo es fruto de una profunda confianza en Dios”. Si en ti hay turbación, si en ti hay temores, en el fondo tu fe en el Padre de los Cielos no es tan fuerte, tu confianza en Dios no es tan grande. Pero en un tercer momento, a partir del evangelio meditado de hoy, encontramos como viene la duda, el cuestionamiento apenas humano de la Santísima Virgen María: ¿Cómo será eso de quedar embarazada y ser Madre de un hijo, puesto que no he estado nunca con ningún hombre, no conozco varón alguno?”. A veces en lo humano todos ponemos objeciones a los proyectos de Dios, sentimos que no obedecen a nuestras lógicas y criterios humanos, a nuestras razones y argumentos personales. Es lo humano lo repetimos, pero Dios siempre actúa, a veces de manera desafiante, retadora, frente a la pura y limitada racionalidad humana, que no es omnipotente ni mucho menos. El arcángel Gabriel dirá a María frente a esta objeción: “Que la fuerza del Espíritu Santo estará con Ella, que el poder de Dios obrará en su vida y que tiene como parangón, como ejemplo, a alguien muy cercano, (su parienta Isabel, la que llamaban estéril)”, y a renglón seguido afirma de manera inmortal y eterna: “Porque para Dios nada hay imposible”. Cuando sientas que el camino es más pesado, más largo y más pendiente que tus fuerzas humanas, cuando experimentes que la vida te pesa: la vida matrimonial, la vida laboral y profesional, la vida personal, la vida conyugal y de relaciones humanas; siente que para Dios nada hay imposible y que, si tienes la fe y la confianza de María, saldrás avante, saldrás victorioso, victoriosa, sobre esta prueba que justo por estos días estás viviendo. Finalmente, en un quinto momento y último, se nos muestra la docilidad, la obediencia, la apertura de corazón de la Santísima Virgen María cuando afirmará: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra, según tu promesa, según el proyecto amoroso, providente y sabio del Padre Dios, que se cumpla en su vida”. Como es importante que abramos el corazón, que no pongamos resistencias en nuestro ser interior, sobre todo por la racionalidad, por el orgullo, por la duda, la debilidad en la fe a los proyectos de Dios, que nunca dejan de asombrarnos y sorprendernos. En esta misma línea precisamente, está la lectura de Isaías cuando dice el profeta: “Que si Ajax quiere pedir un signo de que Dios está con él, lo haga, pero el responde, no quiero tentar a Dios, no pediré signos”, y el profeta le dirá que hay una señal: “Hay una joven virgen embarazada, y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, porque Dios está con nosotros”. Pero es más evidente todavía el salmo responsorial de hoy, (salmo 39 en la enunciación litúrgica), cuando se nos propone como asamblea orante decir: “Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad”. En esa misma línea está la carta a los Hebreos en el capítulo 10, cuando nos dice: “He aquí que vengo para hacer tu voluntad”. Es lo que hizo la Santísima Virgen María, por eso es agradable a los ojos y al corazón de Dios y por eso más allá, uno de la alegría, dos de superar el temor, tres, de superar dudas y objeciones, cuatro, de confiarnos en la fuerza del Espíritu Santo, cinco y lo más importante, obedecer, abrir el corazón y ser dócil a la acción de Dios. Sólo así Cristo se gestó en el vientre de María, y sólo así Cristo puede gestarse, formarse en tu corazón. Hoy el mundo en esta crisis moral, en esta crisis existencial, donde es cada vez más frecuente la ideación suicida por el vacío de Dios en este mundo de polarización ideológica, política y social; cuánto se necesitan hombres y mujeres llenos de la vida de Dios, hombres y mujeres místicos en el mejor de los sentidos, que iluminen el camino de la humanidad, y que nos muestren que más allá de las sensaciones efímeras, del goce temporal de la materia y de las experiencias que pasan y no alcanzan a llenar el corazón, sólo Dios, por la apertura y obediencia de nuestro corazón, Él como creador, es capaz de llenar nuestra vida y nuestro ser, como sus criaturas muy amadas. Virgen María, Virgen de la Anunciación, que aprendamos de tu ejemplo, a alegrarnos, a no temer, a no dudar, a sentir la fuerza del Espíritu Santo, pero sobre todo a obedecer y acoger la vida de Dios en nosotros. Que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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Anunciación, Dios siempre actúa, Docilidad, Encarnación de Jesús, No tengas miedo, No temas, Obediencia, Racionalidad humana, Sí de María, Visita del Ángel a María, Biblia, Evangelio
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