¡El gran secreto de Jesús!
dc.contributor.author | Fundación Amén Comunicaciones | |
dc.date.accessioned | 2024-04-09T18:22:33Z | |
dc.date.available | 2024-04-09T18:22:33Z | |
dc.date.issued | 2023-05-06 | |
dc.description | TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES La primera lectura tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles, nos muestra las tensiones humanas y podríamos decir naturales, que hay aún entre los evangelizadores en los tiempos de la Iglesia naciente. En efecto, esta primera lectura nos habla de Pablo y Bernabé como evangelizaban en las ciudad y las gentes, las muchedumbres los escuchaban con gran agrado, sin embargo, nos dice que los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo y Bernabé; ellos como respuesta a la incredulidad y el escepticismo de los destinatarios de su predicación los judíos, dijeron: “Primero teníamos que anunciarles a ustedes la Palabra de Dios, pero como la rechazan y no se consideran dignos de la vida eterna, sepan que nos vamos a dedicar al pueblo gentil, al pueblo no judío, a aquellos que en principio no eran los primeros destinatarios del mensaje salvador de Jesús”. Esto nos muestra a cada uno de nosotros que cuando hablamos del Señor, cuando anunciamos su Palabra no nos podemos desanimar por los primeros rechazos u oposiciones que encontremos, sino que, al contrario, el mensaje de Jesús y su anuncio de salvación que no debe detenerse, no debe pararse, debe ser anunciado a otras personas; Pablo y Bernabé lo hacen a los gentiles, al pueblo no judío. Hoy piensa en ti, a ¿cuántas personas les has hablado y tal vez te han dicho, “no me mandes estos mensajes por WhatsApp, no me interesan, no es lo mío, eres una persona demasiado religiosa, demasiado mística” o aún te han tildado de fanática por tener celo en el anuncio del mensaje de Jesús?, no te preocupes, sacúdete el polvo de los pies y anuncia el mensaje salvador a otros. En efecto, como acontece en la primera lectura de hoy, los gentiles al oír a Pablo y Bernabé, que se iban a dedicar a ellos a anunciarles el mensaje, se llenaron de gran alegría y alababan a Dios, y creyeron en la vida eterna que Pablo y Bernabé les anunciaban. Sé que tú y yo a veces hemos querido hablar con amigos, quizás familiares, y que sean los primeros iluminados, beneficiados con el evangelio de Jesús, pero debes de entender que para ello se necesita un corazón dispuesto, abonado, abierto, preparado; si el corazón está cerrado, está endurecido y simplemente tendrás el rechazo a tus palabras bienintencionadas. Finalmente concluye el pasaje de hoy de Hechos de los apóstoles, como la Palabra de Dios se iba difundiendo por toda la región y como seguía encontrando oposición entre los judíos que incitaron a unas señoras importantes de la ciudad y a los más reconocidos de la misma para que persiguieran a Pablo y Bernabé y los expulsaran de su territorio. Es casi una constante en el anuncio del evangelio, incomprensiones, calumnias, persecuciones hasta la misma muerte como en el caso de Esteban (el primer mártir de la Iglesia); a ellos, a Pablo y Bernabé les tocó el exilio, y todo por anunciar la palabra del Señor. Es que así nace el evangelio, así nace la Iglesia, por eso la oposición, el rechazo que ahora encontremos, no nos puede desanimar, no nos puede escandalizar. Pero pasemos al evangelio de hoy tomado del capítulo 14 de san Juan, cuando Jesús, a manera de reproche dice al apóstol Felipe: “¿Hace tanto que estoy con ustedes, y aún no me conoces Felipe?, cuando le dice “que quiere conocer al Padre Dios y que eso le basta”, Jesús le responde: “Felipe, quien me ha visto a mí, ha visto al Padre, o es ¿qué acaso no crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?”. Esta primera afirmación es claramente un eje teológico del evangelista san Juan, que como hemos señalado en otras oportunidades, nos muestra la profunda comunión de vida que hay entre Jesús y el Padre Dios; Jesús no hace nada por su cuenta, Jesús todo lo hace por encargo y en obediencia a lo que el Padre de la vida, el Padre del amor, el Padre del mundo manda decir a través de Jesús. En un segundo momento afirmará Jesús diciendo: “Créanme, yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí”, ratificando esa profunda comunión de vida y afirmará: “Si no me creen a mí, crean por lo menos en las obras que yo hago”. Hoy te invito para que reconozcas que Jesús vino a sanar enfermos (ciegos, sordos, mudos, paralíticos, leprosos, epilépticos); pero también vino a exorcizar, a liberar del mal a los posesos, finalmente vino a dar vida, como en el caso de la resurrección de Lázaro, de la hija de Jairo, o la resurrección del hijo de la viuda de Naín; ciertamente es una resurrección imperfecta, porque vuelven a la vida para volver a morir, pero en el caso de Jesús, Él resucita para nunca más morir. Terminamos la reflexión del evangelio de hoy, con una tercera afirmación que de manera autoritativa dice Jesús cuando señala: “En verdad, en verdad les digo, el que cree en mí, también el hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre”; y ratificando esta línea de pensamiento dirá: “Si me piden algo en mi nombre, yo lo haré”. Hoy siento que no hay más milagros en nuestro mundo, no hay más acciones portentosas, sobrenaturales si las queremos llamar así, porque falta más fe en el pueblo creyente y en nosotros los anunciadores de la Palabra; de hecho, si creemos en la promesa de Jesús que dice así autoritativamente: “En verdad, en verdad les digo”, y va a decir algo importante cuando utiliza esta fórmula previa, haremos obras mayores o tan grandes como las de Cristo, como las de Cristo, si creemos verdaderamente en Él; esto ratifica una de las grandes líneas teológicas de toda la Escritura. Por la fe se realizan imposibles humanos, la fe mueve montañas, la fe es camino de vivificación, la fe es el camino seguro para agradar a Dios y sobre todo para encontrarnos con Él. Señor, yo creo, pero aumenta mi fe, Señor por mi fe, dame hacer a través de mis humildes manos, de mis sencillas palabras, obras grandes en la vida de la familia, en la vida de los amigos, en la vida de mi prójimo. El que cree en mí no morirá para siempre, sino que tendrá la luz de la vida. Que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. | |
dc.description.abstract | REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 14, 7-14 Lectura del día de hoy Lectura de los Hechos de los Apóstoles 13, 44-52: El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: -«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: «Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra.»» Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo. Salmo del día de hoy Salmo 97,1-2ab.2cd-3ab.3cd-4: Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. Evangelio del día de hoy Evangelio según san Juan 14, 7-14: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.» Felipe le dice: – «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Jesús le replica: – «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús. | |
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dc.subject | Aumenta mi fe | |
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dc.subject | Quien ve a Jesús ve al Padre | |
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