¡Habla con autoridad!
Date
2025-02-06
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
San Marcos 6, 7-13
Lecturas del día de Hoy:
Primera Lectura: Hebreos 12, 18-19. 21-24
Hermanos: Cuando ustedes se acercaron a Dios, no encontraron nada material, como en el Sinaí: ni fuego ardiente, ni oscuridad, ni tinieblas, ni huracán, ni estruendo de trompetas, ni palabras pronunciadas por aquella voz que los israelitas no querían volver a oír nunca.
En efecto, tan terrible era aquel espectáculo, que el mismo Moisés exclamó: ¡Estoy aterrorizado y tiemblo! Ustedes, en cambio, se han acercado a Sión, el monte y la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a la reunión festiva de miles y miles de ángeles, a la asamblea de los primogénitos, cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el juez de todos los hombres, y a los espíritus de los justos que alcanzaron la perfección. Se han acercado a Jesús, el mediador de la nueva alianza, cuya sangre derramada es más elocuente que la de Abel.
Palabra del Señor. Te alabamos Señor
Salmo del día de Hoy:
Salmo 47, 2-3a. 3b-4. 9. 10-11
Recordamos, Señor, tu gran amor.
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios.
Su monte santo, altura hermosa,
es la alegría de toda la tierra.
Recordamos, Señor, tu gran amor.
El monte Sión, en el extremo norte,
es la ciudad del rey supremo.
Entre sus baluartes ha surgido Dios
como una fortaleza inexpugnable.
Recordamos, Señor, tu gran amor.
Lo que habíamos oído, lo hemos visto
en la ciudad del Dios de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
fundado para siempre por Dios mismo.
Recordamos, Señor, tu gran amor.
Recordamos, Señor, tu gran amor
en medio de tu templo.
Tu renombre, Señor, y tu alabanza
llenan el mundo entero.
Recordamos, Señor, tu gran amor.
Evangelio del día de Hoy:
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 6, 7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.
Y les dijo: “Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos”.
Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
El precioso texto de la primera lectura de la carta a los hebreos en el capítulo 12 que venimos leyendo por estos días, nos habla: “De la experiencia de Dios en la vida del ser humano y hace reminiscencia del encuentro de aquel hombre que hablaba cara a cara con Dios. Nos habla de Moisés y nos dice que nosotros, que somos una generación posterior, no nos hemos acercado al monte santo, una montaña tangible, al fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni hemos oído aquella voz que el pueblo al oírla, pidió que no le siguiera hablando, y era tan terrible el espectáculo (dice la carta a los hebreos) que Moisés exclamó, estoy aquí temblando de miedo”. Todos estos signos son la clara manifestación de la gran teofanía o revelación gloriosa de Dios, manifestación gigante en gloria de Dios a su pueblo.
Pero enseguida nos invita: “A que nosotros nos acerquemos al Dios viviente, al Dios que nos espera en el cielo”, y de una manera, más allá de lo simbólico, casi poética nos habla: “Ustedes como creyentes, se han acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el libro del cielo, se han acercado a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al mediador de la Nueva Alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la del sacrificio de Abel”. Así nos describe la carta a los hebreos el encuentro con Dios, el que nos espera a todos.
Me pregunto yo entonces ¿por qué tanto miedo a la muerte? si después de la muerte nos encontraremos con Dios, estaremos en la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, estaremos allí con millares de ángeles, nos encontraremos con el Dios vivo y con las almas de los justos que han llegado a su destino, ¿por qué ese temor? Y la respuesta que me doy, es que el hombre tiene una muy viva conciencia, los seres humanos, tenemos una muy viva conciencia del mundo, de lo que nos ofrece el mundo, de sus deleites.
Pero tenemos una muy pobre y vaga y etérea o abstracta conciencia de toda la alegría, de toda la vida en plenitud que recibiremos en el cielo.
Pero hablemos ahora del evangelio de san Marcos, donde Jesús, al margen de esta primera lectura, hace un envío misionero del grupo de los 12 y dice: “Que los envía a predicar la conversión, a exorcizar, a liberar del mal y a que unjan con aceite a muchos enfermos para curarlos”. Este envío en tres dimensiones sintetiza lo que es en el fondo la gran misión que vino a realizar Jesús, el anuncio del Reino de los cielos, la expulsión, liberación de la fuerza del mal en los corazones y la sanación de tantos enfermos que padecían dolores y sufrimientos en sus vidas. Pero llama poderosamente la atención, como Marcos señala: “Que este envío de dos en dos del grupo de los 12 lo hace Jesús dándoles autoridad”. La palabra autoridad viene de autor y el autor supremo del universo es Dios; por eso, hablar con autoridad o ser enviados con autoridad, es hablar con Dios adentro y ser enviados al mundo con Dios adentro. Lo digo muy a propósito de que muchos evangelizadores del siglo XXI, acobardados, quizás un poco pusilánimes, no saben cómo anunciar la vida nueva que Jesús comunica a los hombres en un mundo donde nos hemos hecho esclavos de la materia, de la tecnología, de la ansiedad, de las prisas, donde hemos perdido el norte y el sentido trascendente y espiritual de la existencia.
Hoy tú y yo estamos enviados por Jesús con autoridad, con exousia, con el poder del Espíritu para que nuestra palabra, con el perfume de Cristo, nuestra palabra ungida, nuestra bendición, alcance salud, sanación y renovación de la vida para muchos. Recuérdalo, la obra no está en nosotros, la fuerza no viene de nosotros; la autoridad nos la da Jesucristo que nos envía con el poder del Espíritu para renovar la vida de muchos seres humanos. Créeme, detrás de cierto desprecio del mundo frente a la Iglesia católica, frente a los cristianos como tal, en el fondo hay un no reconocimiento de la unción del Espíritu en cada uno de nosotros, porque quizás, evangelizadores de este siglo XXI, ni nosotros mismos nos creemos que somos portadores del Espíritu y de la vida nueva de Jesús.
Señor, cuánto se necesitan hoy evangelizadores con fuego, con unción, convencidos, testigos ciertos de lo que tu Espíritu ha hecho y ha renovado en sus vidas. Danos ser hombres y mujeres nuevos con la fuerza de tu Espíritu para que, con nuestras palabras, pero sobre todo con nuestro ejemplo de vida, podamos hacer hombres y mujeres nuevos, una sociedad nueva.
Que el buen Dios, más allá de miedos a pandemias, más allá de cobardías, te bendiga en abundancia en este día. En el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Dios habla a través de ti, Envidaos por Dios, Evangelizadores, Misioneros, Predicar, Portadores del Espíritu, Renovación de la vida, Salud, Sanación, San Marcos, Vida nueva de Jesús, Biblia, Evangelio