¡En cada Eucaristía, Jesús se ofrece por ti!
Date
2023-01-19
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Marcos 3, 7-12
Lectura del día de hoy
Lectura de la carta a los Hebreos (7,25–8,6):
Jesús puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor.
Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día –como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo–, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
En efecto, la ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre. Esto es lo principal de toda la exposición: Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre.
En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios; de ahí la necesidad de que también éste tenga algo que ofrecer. Ahora bien, si estuviera en la tierra, no sería siquiera sacerdote, habiendo otros que ofrecen los dones según la Ley.
Estos sacerdotes están al servicio de un esbozo y sombra de las cosas celestes, según el oráculo que recibió Moisés cuando iba a construir la tienda: «Mira –le dijo Dios–, te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña.»
Mas ahora a él le ha correspondido un ministerio tanto más excelente, cuanto mejor es la alianza de la que es mediador, una alianza basada en promesas mejores.
Palabra de Dios, te alabamos Señor.
Salmo del día de hoy
Salmo 40/ 39,7-8a.8b-9.10.17
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
«Como está escrito en mi libro, para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R/.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Alégrense y gocen contigo todos los que te buscan; digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación. R/.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Evangelio del día de hoy
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 7-12:
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
La carta a los hebreos en el capítulo 7, nos deja afirmaciones centrales y fundamentales para nuestra vida. En efecto, comenzará diciendo: “Jesús puede salvar definitivamente a los que por medio de Él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor”.
Es que Jesús, como nos ha venido diciendo a lo largo de estos días la carta a los hebreos, es el Supremo, el Sumo Sacerdote, por medio del cual nos acercamos a Dios y alcanzamos la salvación definitiva. ¿Salvarnos de qué o de quién?, de nosotros mismos, de nuestras pasiones desordenadas que destruyen la vida y que, bajo el aspecto de felicidad, bajo la apariencia de plenitud, nos llevan al engaño y a dañar relaciones, y a dañarnos a nosotros mismos.
Pero continúa la carta a los hebreos diciendo: “Convenía que fuese nuestro Sumo Sacerdote Jesús, qué es Santo, inocente, inmaculado, sin mancha, separado de los pecadores, encumbrado sobre el cielo, y dirá esto último, porque está sentado a la derecha, a la diestra de Dios Padre”. Pero quiere sobre todo significar, que el sacerdocio supremo de Cristo dista mucho del sacerdocio del antiguo testamento, donde eran hombres pecadores, hombres que tenían que ofrecer sacrificios rituales de animales en el templo de Jerusalén por sus propios pecados, y por los pecados de su pueblo.
Jesús, por el contrario, es el hombre Santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores. Y avanzará en la reflexión la carta a los hebreos diciendo: “Que Jesús como Sumo Sacerdote, no necesita ofrecer sacrificios cada día”, como lo hacían los sacerdotes en el templo de Jerusalén, que lo hacen por sus propios pecados y los del pueblo. Sino que Jesús se ofreció de una vez para siempre, y se ofreció a sí mismo; está hablando de su sacrificio Supremo en la Cruz.
Aquel sacrificio que nos llevó a una vida nueva es que ese sacrificio de la Cruz lo actualizamos en cada Eucaristía, y se aplica a nosotros para meternos en esa dinámica sacrificial, recibiendo bendiciones en nuestra vida. Millones de cristianos católicos aún no entienden la importancia de la Eucaristía, pensando a veces que es un rito vacío, un rezo mecánico y rutinario, y olvidando que en cada Eucaristía se actualiza, para ti y para mí la ofrenda redentora de Jesús por todos nosotros al Padre Dios, diciendo: “Yo derramo mi sangre, yo entrego mi vida, para reconciliar ese pecador, para sanar ese enfermo, para aliviar el sufrimiento, para acompañar ese solitario, para darle sentido y vida nueva a esa persona, que ha perdido el gusto por vivir”.
Ese es el sentido profundo de la Eucaristía; y Jesús también es el sacerdote que por ejemplo en el sacramento de la reconciliación, donde un hombre, un sacerdote como yo, o como muchos que hay en el mundo, obramos en, persona Christi, (en la persona de Cristo), siendo frágiles, comunicamos el perdón y la gracia de Dios en Cristo, y mostramos la victoria sobre el poder del mal y el poder del pecado, que aprisiona y entristece, la vida de millones de personas.
Jesús nos quiere curar, Jesús nos quiere liberar, y esto es muy hermoso, y lo vamos a encontrar de manera muy clara en el Evangelio de hoy, cuando encontramos como las muchedumbres seguían a Jesús en el norte de Israel, la Galilea, y como la gente en su fe espontánea y natural, estrujaban a Jesús, le llevaban los enfermos para que los curara, y a los posesos que sufrían de algún mal para que fueran liberados.
Nos dice también, que esos espíritus malos reconocían antes que los llamados buenos de la época, fariseos y escribas reconocían a Jesús como el Hijo de Dios, e incluso se humillaban y se postraban corporalmente ante Él, en las personas que tenían posesas. Hoy descubramos, cómo Jesús es el hombre que sana, es el hombre que libera del mal y del dolor, es el profeta que anuncia un mensaje de una vida nueva, de relaciones humanas distintas, no construidas sobre el egoísmo, sobre el utilitarismo, la conveniencia, los cálculos humanos, no construidas sobre la violencia y el afán de dominar y oprimir a otros, sino relaciones de fraternidad entre hermanos, relaciones de Justicia, relaciones de paz y armonía.
Esto es muy bonito, y nos muestra: cómo mientras en el mundo, pensamos que, con recetas económicas o políticas, o con discursos sociales haremos una mejor sociedad. Jesús nos dice: “La fiebre no está en las sábanas, la fiebre y el virus está en el enfermo, en el interior del hombre, en el corazón humano”. Y es allí, donde necesitamos ser redimidos, ser sanados; esto nunca lo podemos olvidar, y siempre que partícipes de la Eucaristía, y cuando comulgues a Jesús, comulgar, comer en comunidad, comer fraternalmente el pan de la vida.
Recuerda, que Él te comunica su vida, que Él es buena noticia, la vida nueva, la vida verdadera que ilumina nuestro camino, y que nos fortalece, frente a las insidias del mal y del pecado. Señor Jesús, Sacerdote eterno, sanador de nuestras dolencias, Salvador frente al mal y el pecado que hay en nuestro corazón. Señor Jesús, en medio de tantos mensajes del mundo, que sepamos distinguir, identificar, redescubrir dónde está el verdadero mensaje de vida, la verdadera renovación de la humanidad.
Que el Señor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Amor sanador, Armonía, Curar, Eucaristía, Fraternidad, Gracia, Jesús eterno sacerdote, Jesús profeta, Liberar, Mensaje de vida nueva, Sacramento de la confesión, Paz, Biblia, Evangelio