¡Sin mi, nada puedes hacer!
Date
2024-04-28
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Juan 15, 1-8
Primera lectura del día de hoy
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 9, 26-31:
En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera realmente discípulo. Entonces Bernabé se lo presentó a los apóstoles. Saulo les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había predicado públicamente el nombre de Jesús. Saulo se quedó con ellos y se movía libremente en Jerusalén, predicando públicamente el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los judíos de lengua griega, que se propusieron suprimirlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso. La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Salmo del día de hoy
Salmo 22
R/. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R/.
Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.
Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R/.
Segunda lectura del día de hoy
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 18-24:
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Y cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
Evangelio del día de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
En lo personal, uno de los evangelios que más me impacta en el nuevo testamento, es precisamente este capítulo 15 del evangelio según san Juan, donde Jesús, sirviéndose de una realidad de su mundo, de su vida cotidiana, los cultivos de la vid o los viñedos, se asimila, se compara, se equipara con la verdadera vid, aquel tronco del que salen las ramas o sarmientos, y de allí brotan las uvas que una vez maceradas, servirán luego de fermentadas para hacer el vino, bebida universal y signo de alegría y de vida nueva. Jesús en efecto se presenta, como la verdadera vid y a su Padre Dios como el viñador, y lanzará una afirmación contundente que es una enseñanza universal para nosotros: “A la rama, al sarmiento, entiende tú y yo, si no damos frutos en la vida, seremos arrancados”. Dios nos ha dado la vida para dar frutos, Dios no nos ha puesto en el mundo para consumir oxígeno, alimentos y un espacio en este planeta; se nos ha dado la existencia para dar frutos de amor, como nos dirá la segunda lectura de hoy de la carta de san Juan en el capítulo 3. Pero a renglón seguido Jesús desarrolla esta idea y afirmará: “Que la rama o el sarmiento de la vid que no da fruto, es podada, es cortada para que dé mucho más fruto”.
Hoy piensa que, si has sido purificado a través de pruebas, sufrimientos y situaciones límites en la vida, no es que Dios te abandone, no es que Él no esté contigo, simplemente te está purificando, te está podando para que des fruto más abundante. Así aconteció con el apóstol Pablo en la primera lectura, cuando una vez convertido, los discípulos en Jerusalén le tenían miedo porque lo recordaban y reconocían como un gran perseguidor; pero Bernabé lo presentó, ya no como Saulo el apóstata o perseguidor, sino como Pablo el apóstol, el anunciador de la vida nueva. Él había sido purificado en el camino a Damasco, y llevando el mensaje a las nuevas comunidades, gozaban de gran paz y alegría por ese anuncio que Pablo con unción hacía.
Cuánta gente conozco, que quizás fueron si no perseguidores, por lo menos críticos y en el mejor de los casos, indiferentes frente a la fe cristiana, y hoy son apasionados estudiosos del evangelio; personas de vida orante, porque han sido podados como dice el evangelio de hoy, para que puedan dar fruto más abundante. Hoy, a partir de esta primera parte del evangelio, no reniegues, no cuestiones a Dios porque has sufrido, has padecido pruebas, has vivido situaciones que han llevado al límite tu resistencia emocional y mental; este sufrimiento es bendito, si has sentido que ha podado tu orgullo, tu dureza de corazón, tu egoísmo, tus lacras interiores para que des frutos de amor hacia los demás.
Pero en una segunda enseñanza, Jesús nos invita a permanecer en Él, como Él permanece en nosotros y nos da una clave que a mí en lo personal como les decía al comienzo de esta reflexión, me ha marcado para toda la vida, dirá Jesús: “Como la rama, el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo de la uva, sino permanece unido al tronco central de la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecemos unidos a Jesús”. Hoy siente que no hay frutos de justicia en tu vida, frutos de compasión hacia los demás, frutos de verdad y no de engaño, frutos de bondad y no de maldad, frutos de amor y no de desamor, frutos de paz y no de turbación; no habrá frutos en tu vida, si no estás unido radicalmente a Jesús como la rama al árbol, porque el tronco del árbol comunica la savia podríamos pensar el Espíritu Santo, la savia de vida, y así también concluirá Jesús diciendo: “Sin mí nada pueden hacer”.
En mis 30 años largos de sacerdocio, para el 31 avanzando en ellos, he aprendido que sin Jesús en mi vida nada puedo hacer, sólo hay esterilidad, solo hay sequedad, solo hay aridez, solo hay frutos humanos que son aparentes, pero no duraderos. La acción de una transformación profunda en la vida, sólo es la acción del Espíritu Santo que se nos comunica, como la savia que pasa del tronco del árbol a la rama y le permite dar el fruto de unas uvas sabrosas, de las que luego se sacará el vino.
Concluirá la parábola evangélica de hoy, diciendo Jesús: “Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, pidan lo que quieran y se les concederá, la gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto”. Qué afirmación tan hermosa, pedir lo que queramos si permanecemos en fidelidad a Jesús, si permanecemos vivificados y unidos a Él y la gran gloria que podemos dar a Dios, es que con nuestra vida hagamos pequeños actos de justicia, pequeños actos de caridad, pequeños actos de compasión y misericordia con personas cercanas. No haremos como los políticos o las grandes empresas que alardean de sus balances sociales, lavando sus imágenes, y tal vez sus ganancias inmensas, hagamos las cosas con la discreción propia del hombre del evangelio, pero produzcamos frutos de justicia, de amor, de comunión y de paz, que sólo así damos gloria, agradamos al Padre Dios.
Que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Acción del Espíritu Santo, Árbol, Fruto abundante, Pruebas, Purificar, Ramas, Sufrimientos, Situaciones límite, Transformación profunda en la vida, Unidos radicalmente a Jesús, Vid, Biblia, Evangelio