¡Te necesito Señor!

dc.contributor.authorFundación Amén Cominicaciones
dc.date.accessioned2024-01-15T15:09:23Z
dc.date.available2024-01-15T15:09:23Z
dc.date.issued2024-01-12
dc.descriptionTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES La primera lectura de la Carta a los Hebreos, nos invita a entrar en el descanso de Dios. En efecto, comienza la lectura diciendo: “Temamos, no sea que estando aún en vigor la promesa de entrar en su descanso, alguno de ustedes crea que ha perdido la oportunidad”. ¿Pero qué significa esa expresión que nos puede resultar un poco misteriosa, entrar en el descanso de Dios? Desde la tradición bíblica se ha hablado del descanso en tres acepciones. La primera, la tierra de Canaán, la tierra de la promesa, después de una larga y durísima travesía del pueblo de Israel por 40 años, encontrarán en Canaán la tierra de su descanso. Pero en una segunda acepción se habla del descanso del sábado, (el Sabbath judío), recordando que Dios crea el mundo en seis días y al séptimo día descansó. También hay una tercera y última acepción, cuando se habla del descanso definitivo de Jesús, en la profundidad del sepulcro, después de que su vida fue un fatigar y cansarse continuo, en el cumplimiento, la obediencia, la misión encomendada por el Padre Dios. Hoy, cuando experimentamos fatigas en nuestra vida, cansancios, a veces un silencioso desencanto frente a lo que hemos alcanzado en la existencia, pidamos la gracia de encontrar descanso solo en Dios. La Biblia asegura que el hombre fiel a la ley divina, a las promesas y a la voluntad de Dios, entrará en el descanso divino; por el contrario, el hombre de rebelde corazón, se privará de éste descansar en Dios. Hoy te pregunto, ¿dónde buscas tu descanso?: ¿en lugares?, ¿en personas?, ¿en una cama simplemente turbado o tirado en ella? El descanso verdadero no es sólo corporal, el descanso cierto es el descanso integral del cuerpo, del alma, el psiquismo y del espíritu, y sólo lo encontramos en Dios. Pero avancemos en nuestra reflexión y miremos a partir del evangelio de hoy, como la fe alcanza imposibles. Nos narra una historia pintoresca cómo Jesús volviendo a Cafarnaúm, se encuentra con tanta gente que lo sigue, porque lo admira y sobre todo, espera la curación, la sanación de sus heridas, enfermedades y dolencias, las que tenía el pueblo sencillo, cuando la medicina era todavía una ciencia muy limitada. Nos dice en una escena inimaginable, que cuatro hombres llevando a un paralítico y ante la imposibilidad de entrar a este enfermo en presencia de Jesús en una casa por el gentío que abarrotaban el mismo lugar de habitación, se montan al techo, descubren las losetas según la costumbre de las casas o viviendas judías, y a través de cuerdas o sogas, dejan descolgar en cuatro esquinas la camilla, donde se encontraba el paralítico y lo colocan en presencia de Jesús. Él se maravilla, de alguna manera reconoce la fe, por lo menos no sólo del enfermo, sino de los que lo acompañaban, y nos muestra aquí un itinerario espiritual muy concreto, resumido en cinco expresiones centrales. La primera, la fe en Jesús vence obstáculos: abrir un boquete en el techo, correr las losetas del mismo, descolgar la camilla del paralítico, estar por encima y de manera creativa sobre la multitud. Hoy, cuando sientes que hay dificultades para creer, cuando hay personas que te desaniman para seguir confiando en Dios, aprende fortaleciendo tu fe, a vencer obstáculos. Pero encontramos una segunda enseñanza, la fuerza de la fe, genera en el hombre la liberación más importante, que es el perdón de sus pecados. A veces pensamos con una fe utilitarista y conveniente, que solo Dios es importante para que me dé empleo, para que me gane la lotería, para que me sane de una enfermedad; pero no concebimos a Dios en Jesucristo como importante, para darle sentido y horizonte a mi vida, para encontrar plenitud a mi existencia, para encontrar salvación, liberación, por el perdón de mis pecados y la paz profunda que genera precisamente ese perdón y esa reconciliación con Dios. En un tercer momento, encontramos la oposición de los sabelotodo de siempre, de aquellos que se sienten dueños de la verdad y de la moral, en este pasaje evangélico, significados en los escribas; no pueden entender que Jesús perdone pecados. De hecho, parece que se escandalizan y dicen: “¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios?”, este hombre es un irreverente, es más, este hombre es un blasfemo, nos escandalizamos. Y Jesús en un cuarto momento, para mostrar su poder como Hijo del Hombre, pero también como Hijo de Dios, no sólo da el perdón de los pecados a este tullido paralítico, sino que le ofrece la liberación integral, y ante su palabra cargada de exousia o autoridad le dice: “Levántate, buen hombre, toma tu camilla y echa a andar”. Hoy sentimos tantas parálisis en nuestra vida, parálisis que se generan sobre todo por nuestros miedos, es que estoy convencidísimo, que los miedos impiden en millones de personas, realizar el proyecto de Dios sobre sus vidas. Tengo más temor de las parálisis mentales que construimos en nuestro pensamiento, que las parálisis físicas o funcionales. Y sin embargo Jesús a este hombre le da la liberación integral, primero, puede perdonar sus pecados y lo sana devolviéndole la paz del corazón, y segundo, ante el recelo de los escribas que juzgan mal de Jesús, muestra su poder total, dándole también la liberación funcional y orgánica de sus extremidades y permitiendo que el paralítico pueda volver a caminar. Nos dice en un quinto y último momento, que la multitud se admiraba, que estaban atónitos, asombrados, que daban gloria a Dios y que decían: “Nunca hemos visto nada igual”. Hoy, como hace 2000 años, no podemos perder la capacidad de asombrarnos, maravillarnos, admirarnos, ante la acción portentosa de Dios. Cuando Dios se vuelve rutina, cuando se vuelve paisaje simplemente en tu vida, ya no es Dios, ya no es experiencia de novedad, de vida nueva y distinta, de relaciones nuevas, más fuertes, más amorosas, más humanas. Señor, danos la gracia, de buscar la liberación más importante, más allá de ser liberados de parálisis funcionales u orgánicas, de piernas o de brazos, que busquemos la liberación, de aquella atadura que a veces no reconocemos de manera consciente, pero que nos esclaviza, nos encarcela, el pecado personal. Señor, quiero ser libre, por la fe en Ti, dame la capacidad de ser un hombre libre frente a mí mismo, libre de mis pasiones dominantes, libre del pecado que sólo trae oscuridad, ceguera y sufrimiento a la vida de los hombres. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
dc.description.abstractREFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Marcos 2, 1-12Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: -«Hijo, tus pecados quedan perdonados.» Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: - «Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?» Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: - «¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil? decirle al paralítico «tus pecados quedan perdonados» o decirle «levántate, coge la camilla y echa a andar» Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados …» Entonces le dijo al paralítico: - «Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla -y vete a tu casa. » Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: - «Nunca hemos visto una cosa igual.» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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dc.subjectCamino
dc.subjectExclavitud
dc.subjectGracia
dc.subjectLiberación
dc.subjectObstáculos
dc.subjectPecados
dc.subjectPoder
dc.subjectPerdón
dc.subjectSanación
dc.subjectBiblia
dc.subjectEvangelio
dc.title¡Te necesito Señor!
dc.title.alternativeFe
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