¡Aprende a elegir lo mejor!
dc.contributor.author | Fundación Amén Comunicaciones | |
dc.date.accessioned | 2024-10-07T23:47:51Z | |
dc.date.available | 2024-10-07T23:47:51Z | |
dc.date.issued | 2024-10-08 | |
dc.description | TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Todos en la vida hemos aprendido a hacer reflexión sabia de nuestra historia personal, mirándola de manera retrospectiva, esto es hacía el pasado y aprendiendo con humildad de los errores. Es lo que acontece hoy en la primera lectura, cuando Pablo a los habitantes de la ciudad de Galacia, los gálatas, les habla: “De cómo él, enceguecido y torpe, persiguió con saña a la Iglesia de Cristo y la asoló, y siendo un aventajado entre los judíos, se sentía muy celoso defensor de las tradiciones farisaicas de sus antepasados”. Pero luego el apóstol Pablo reconoce: “Que cuando el Señor se dignó a escogerlo desde el seno de su madre y lo llamó a la conversión por su gracia, le manifestó revelar, descubrir quién era Jesucristo para él, y anunciarlo más allá del mundo judío, anunciarlo entre el mundo pagano no judío o de los gentiles”. Un hombre que en verdad pasó en cuatro viajes misioneros por todo el oriente medio, hasta el corazón mismo del Imperio de Roma. El reconoce: “Que, pasados tres años después de su conversión, sube a la ciudad de Jerusalén, conoce al apóstol Pedro y luego también a Santiago, a un hermano del Señor. Pero él, sabe que es un testigo (en un segundo momento), porque es como un aborto y reconoce que era un desconocido para las iglesias de Cristo que hay en Judea y que sólo tenían de referencia como él, que quien iba a visitarlos otrora, antes, había sido un encarnizado perseguidor de la fe cristiana que intentaba destruir, y ahora la gente admirada por la obra de conversión del apóstol Pablo, antes Saulo, el perseguidor, ahora Pablo, el defensor, glorificaban a Dios por la vida de Pablo”. Por eso, bellamente en el salmo responsorial de hoy, pedimos: “Guíame, Señor, por el camino eterno”, y si hemos cometido errores, y si nos hemos equivocado, y si hemos sido perseguidores de la verdadera fe, hoy puede ser el primer día de una nueva vida y pedirle al Señor con humildad y con luz interior: “Guíame, Señor, por el camino eterno”. Y decirle con el salmista: “Tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento, me levanto, de lejos penetras mis pensamientos, distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son conocidas”. Y continúa el salmista reflexionando en oración y de cara a Dios: “Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno, te doy gracias porque me has formado portentosamente, porque son admirables tus obras, por eso mi alma está agradecida y cuando en lo oculto me ibas formando y entretejiendo en lo profundo de la tierra, yo sólo aprendí a dar gracias”. Pero pasemos al evangelio de hoy por demás muy conocido y en lo personal lo diré, es uno de los evangelios que más me impactan, hablamos de la visita de Jesús a tres viejos amigos: Marta, María y Lázaro, hermanos que vivían en Betania, cerca de Jerusalén, y aunque el evangelio sólo nos habla de Marta y de María y del encuentro donde Marta se pone a servir a Jesús preparándole los alimentos, y María le escucha en actitud contemplativa, atenta y orante a sus pies. Ante el reclamo de Marta, ¿por qué María no le ayuda en los quehaceres de la casa?, Jesús como amigo le dice reprendiendo a Marta que anda ocupada en ir y volver, en dimes y diretes, en un activismo estéril, y le dirá: “María escogió la mejor parte y nadie se la podrá quitar”. De este evangelio aprendamos grandes enseñanzas para nuestra vida. La primera enseñanza, el valor de la amistad. Jesús fue amigo para sus amigos, para Marta, María y Lázaro, y a propósito de esto hay una preciosa oración, Jesús, amigo de Betania. Siéntelo el amigo que nunca falla, el amigo de todas las horas y momentos de la vida, especialmente en los más difíciles. Jesús es un buen amigo, habla con Él y cuéntale de todos tus problemas. Pero hay una segunda enseñanza, el valor de la acogida. Marta y María en Betania acogen a Jesús en su casa, le preparan alimentos, se siente allí no comprometido a predicar, a curar, a sanar, sino que simplemente va allí a descansar y a compartir la vida. Por eso, entre sacerdotes de familias muy queridas con nosotros, decimos corrientemente que esta familia es “una verdadera Betania”, porque más allá del atafago de sacerdotes que van y vienen en mil compromisos, sienten en ciertas familias el cariño, el calor humano, la acogida, la preparación de alimentos, el descanso que necesitan para restablecer sus fuerzas y continuar con su misión. Pero en una tercera enseñanza encontramos, además del valor de la amistad y del valor de la acogida de Marta y María, está el valor de la mujer. En una sociedad machista como la sociedad judía hace 2000 años, la mujer era mirada en un segundo plano, pero Jesús en María, su Madre, en Magdalena su gran amiga, en Marta y María de Betania, encontramos claros ejemplos de cómo Jesús valora la mujer. Y hoy, como Iglesia, cuánto tenemos que agradecer el servicio incansable, fiel, entregado, sacrificado de muchas mujeres en la tarea evangelizadora. Es más, no quisiera imaginarme qué sería de la Iglesia sin la mujer, las parroquias vacías, los grupos pastorales a medio llenar, no tendríamos tanta disponibilidad en las servidoras, porque esos espacios todos los llena la mujer. En una cuarta enseñanza, descubramos el valor de la escucha, el valor de la oración, a ejemplo de María de Betania, que sentada a los pies de Jesús, escucha atentamente sus palabras, su mensaje. Qué bella actitud escuchar a Jesús, atender sus llamadas, descubrir que Él nos habla en la palabra de cada día, en la Eucaristía, pero también en los carismas que nos ha dado, en las circunstancias que nos va presentando en cada momento de la vida. En una quinta enseñanza descubrimos el valor del servicio, representado en Marta de Betania. Ella siempre atenta, siempre presta a atender a Jesús, se ocupaba seguramente (no estaba yo allá), pero le daría un chocolate con pandequeso, con buñuelo, alguna cosa así, y Él se sentía atendido, querido y servido por Marta. Tan bonito encontrar en la vida personas que han entendido su existencia sólo como servir a los demás, estos ocuparán los primeros puestos en el Reino de los Cielos, recordando el apotegma de Jesús: “El que quiera ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos, y sólo el que sirve con humildad, ése será primero en el Reino de los Cielos”. En una sexta enseñanza encontramos el valor de las buenas decisiones en la vida. Siendo muy importante el servicio, María escogió estar cerca de Jesús, contemplarlo en oración y adoración. Y, de hecho, Jesús le señala ante los reclamos de Marta: “María ha elegido la mejor parte”. Sin despreciar el servicio nos enseña que primero es el ser por la oración y luego el hacer por la acción. Cuando hay mucho activismo en la vida de una persona sin oración, pronto hay cansancio, hay reproches como el de Marta de Betania, hay desencanto de la vida. Por el contrario, cuando servimos con sobreabundancia de una vida interior, de una vida de oración, el servicio es fecundo, el servicio se hace con alegría y amor. Concluyamos con una séptima afirmación o enseñanza, y es que María, que ha elegido la mejor parte, no se la dejará quitar. Si tú has elegido a Jesús como el centro de tu vida, no dejes que aquellos que te critican y te llaman místico, fanático, beato, demasiado religioso, no sé qué, te quiten la mejor parte. Nada ni nadie del mundo nos llena como nos llena Dios, y podemos decir en las crisis de la vida, como el apóstol, Señor, ¿a quién iremos?, ¿a quién buscaremos?, “Sólo tú tienes palabras de vida eterna”. Siete enseñanzas, siete valores: uno, el valor de la amistad, dos, el valor de la acogida, tres, el valor de la mujer, cuatro, el valor de la escucha contemplativa y orante, cinco, el valor del servicio humilde y abnegado, seis, el valor de las buenas decisiones en la vida, y siete, el valor de no dejarnos quitar lo mejor que hemos elegido en la vida, que es Cristo Jesús. Es lo más grande que nos ha pasado, no dejes que el mundo, los compromisos, las prisas, la falta de tiempo, te robe a Dios de tu vida. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. | |
dc.description.abstract | REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 10, 38-42 Lecturas de hoy Primera Lectura Ga 1,13-24: Hermanos: Habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados. Pero, cuando Aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó a su gracia, se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los Apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco. Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y me quedé quince días con él. Pero no vi a ningún otro Apóstol, vi solamente a Santiago, el pariente del Señor. Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo. Fui después a Siria y a Cilicia. Las iglesias cristianas de Judea no me conocían personalmente; sólo habían oído decir que el antiguo perseguidor predicaba ahora la fe que antes intentaba destruir, y alababan a Dios por causa mía. Salmo de Hoy Sal 138, 1-3.13-14ab.14c-15: Guíame, Señor, por el camino eterno. Señor, tú me sondeas y me conoces: me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno, porque son admirables tus obras. Te doy gracias porque me has escogido portentosamente. Conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos. Cuando, en lo oculto, me iba formando y entretejiendo en lo profundo de la tierra. Evangelio de Hoy Lc 10, 38-42: Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor. En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: -«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.» Pero el Señor le contestó: -«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús. | |
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dc.subject | Acogida | |
dc.subject | Amistad | |
dc.subject | Amor | |
dc.subject | Jesús valora a la mujer | |
dc.subject | Jesús valora la escucha | |
dc.subject | Jesús valora el servicio | |
dc.subject | Jesús valora las buenas decisiones | |
dc.subject | Elegir siempre a Jesús | |
dc.subject | Biblia | |
dc.subject | Evangelio | |
dc.title | ¡Aprende a elegir lo mejor! | |
dc.title.alternative | Jusús, Martha, María |
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