¡Se acerca la Navidad!

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2024-12-24
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 1, 67-79 Lecturas del día de Hoy: Primera Lectura: 2S 7, 1-5.8b-12. 14a.16: Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: - Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda. Natán respondió al rey: - Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo. Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: - Ve y dile a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo, lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y, cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mí presencia; tu trono permanecerá por siempre". Palabra de Dios, te alabamos Señor. Salmo de hoy: Salmo 89(88), 2-3.4-5.27 y 29 Cantaré eternamente tus misericordias, Señor. Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» Cantaré eternamente tus misericordias, Señor. Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: «Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades.» Cantaré eternamente tus misericordias, Señor. Él me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora.» Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor. Evangelio de Hoy: Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 67-79: En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en la sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES La liturgia de la Iglesia en este día nos presenta el precioso cántico de Zacarías, conocido como el Benedictus por su primera palabra: ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel! ¿pero cuál es el motivo de alabanza, de adoración, de alegría, de reconocimiento emocionado de Zacarías, de que la salvación se acerca? Son claros tres motivos que nos presenta este cántico del Benedictus. El primero, Dios se ha dignado visitar a su pueblo, suscitándonos una fuerza salvadora en la casa del rey David y todos sus descendientes, según lo habían anunciado desde hacía mucho tiempo atrás, dos profetas de Israel. Ciertamente es el Emanuel, es el Dios con nosotros, es la promesa cumplida: “No estamos solos, Dios nos acompaña”, no es un Dios desentendido de la historia humana, de los sufrimientos de los hombres. Por el contrario, es un Dios humanado en la imagen, en la figura de un recién nacido que viene a comprometerse con nuestra vida, a acompañar nuestra historia, a sanar nuestras heridas, a consolar nuestros pesares, a sostenernos en nuestros momentos de debilidad. Pero luego se presenta en un segundo momento esa presencia como salvadora, liberará al pueblo de Israel y a nosotros de nuestros enemigos y de la mano de los que nos odian, realizando la misericordia prometida a nuestros padres. De alguna manera, Israel había sentido el peso de terribles guerras, la persecución y la ferocidad de ejércitos crueles que habían acabado en varias oportunidades con su pueblo y con la ciudad santa de Jerusalén, y ahora entienden en el anuncio del Niño que está por nacer, la salvación que llega a todos y que es profetizada precisamente a través de Juan, el hijo de Zacarías, llamado el Bautista. Se nos invita al coraje, se nos invita a vivir con libertad, sin temores, sin miedos y que sirvamos con santidad y justicia toda nuestra vida a Dios y Él nos protegerá de toda maldad, de toda cizaña, de toda intriga humana. Es la invitación al coraje, a la fortaleza, a superar las dificultades y a sentirnos llenos, llenos del fuego de Dios. En una última palabra que nos trae el Benedictus, se nos muestra como por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará la luz, el astro rey, el sol que nace de lo alto, porque viene a iluminar las tinieblas de nuestra vida, a conjurar los engaños, las falsedades en las que hemos construido nuestra existencia, a superar esas sombras de muerte, esas tristezas que acompañan la existencia ante la certeza del término de la vida y a guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Este Dios Salvador viene a conjurar no en el momento de su encarnación, sino al final de su vida; con su Pascua, viene a conjurar, a superar el misterio que el pecado genera en la vida del hombre, la muerte del ser. Pero también viene a ser portador de paz, podemos vivir con una paz profunda en el corazón, no la de las componendas o acuerdos políticos, sino la que es solamente un don de Dios que nos lleva a desarmar los espíritus y a mirarnos como hermanos unos a otros. Hoy, a pocas horas de la Navidad, con toda la fuerza del alma decimos: ¡Niño Jesús, ven a nuestras vidas, ven a nuestras almas, ven a nuestras familias, ven a nuestro mundo, ven, no postergues más tu llegada! ¡Ven, acompáñanos y sé el portador de tanta salvación y de tanta luz para la vida del mundo! Que el Señor te bendiga en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Acompañar tú historia, Consolar tus pesares, Esperanza, Jesús recién nacido, Nacimiento de Jesús, Navidad, Noche de amor, Noche de paz, San Lucas, Sanar tus heridas, Señor nace en mi corazón, Sostenerte en la debilidad, Biblia, Evangelio
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