¿Por qué te cuesta entender el evangelio?

dc.contributor.authorFundación Amén Comunicaciones
dc.date.accessioned2024-05-08T22:54:34Z
dc.date.available2024-05-08T22:54:34Z
dc.date.issued2024-05-08
dc.descriptionTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES La primera lectura tomada del Libro de los Hechos de los Apóstoles, nos muestra el más célebre intento del apóstol Pablo, de hacer creíble, de inculturar el evangelio en una cultura tan elocuente, tan sabia, tan preparada como la cultura griega. En efecto, Pablo se encontraba en la capital del antiguo y poderoso imperio griego en Atenas, y allí, mirando una serie de dioses, porque hablamos de una cultura politeísta, (numerosos dioses), busca uno que pueda identificarse con el anuncio de la persona divina de Jesús. En efecto, encuentra una imagen donde se habla de un Dios desconocido, y dirá Pablo a los atenienses desde el Areópago, el puro corazón de la capital de la ciudad, les dice: “Ese que ustedes veneran sin conocerlo, yo se los anuncio, es el Señor del cielo y de la tierra, no habita en templo construido por manos humanas. Él da vida y aliento a todo, Él creó el género humano que habita en toda la tierra, y en ese Dios vivimos, nos movemos y existimos”. Hasta ahí todo iba bien y los atenienses ponían sumo cuidado y atención a las palabras del apóstol Pablo, era común que en el Areópago se hicieran personajes ilustres, visitantes de otras culturas y que entraran a discurrir, a presentar sus reflexiones a los espontáneos que pasaban por allí. Pero es en el momento en que dice Pablo a los atenienses: “Que este hombre que él quiere mostrarles como Dios, ha muerto, pero también ha resucitado de entre los muertos”. Ellos inmediatamente desde su lógica, desde su racionalidad, se alejan, se distancian de Pablo; unos lo toman a broma, otros dicen de manera despectiva: “De esto te oiremos hablar en otra ocasión”, solo unos pocos creyeron, entre ellos Dionisio el Areopagita y una mujer llamada Dámaris. Pablo, sin embargo, no deja de anunciar el evangelio, y podemos concluir de esta primera lectura de Hechos de los Apóstoles, capítulo 17, uno de los más claros intentos por introducir el evangelio en la cultura de Atenas, por inculturar el evangelio en nuevas formas de pensar. Sin embargo hace dos mil años como ahora, descubrimos que la gente llamada intelectual, los llamados ilustrados, tienen grandes dificultades para acceder al mensaje del evangelio, les cuesta entender la sabiduría oculta de la cruz, el mensaje de la compasión y la misericordia, y el ceder las ambiciones personales para que otros ocupen los primeros lugares. Esto que dice muy bien san Pablo: “Sabiduría de los hombres es necedad para Dios, y por el contrario, el mensaje sabio del evangelio de Jesucristo, es necedad y es locura para los hombres, más cuando estos son ilustrados, intelectuales”, recordando la expresión también de Jesús: “Te doy gracias Señor del cielo y de la tierra, te doy gracias Padre Santo, porque has revelado los secretos del evangelio a los simples y sencillos de corazón y lo has ocultado a los entendidos y sabelotodos de esta tierra”. Pero pasemos al evangelio de hoy, donde se nos presenta el quinto y último anuncio de la venida del Espíritu Santo, descrito como el Espíritu de la Verdad. Encontramos que esa sabiduría evangélica en la misma línea de la primera lectura, hay que darla dosificada, hay que darla poco a poco. De hecho afirmará el evangelio de san Juan, poniendo en labios de Jesús: “Muchas cosas me quedan por decirles, pero no pueden cargar con ellas por ahora”. Esto nos habla de la paciencia de un evangelizador y de un catequista a la hora de comunicar el evangelio, el mensaje de Jesús, porque hay que darlo en pequeñas dosis, recordando también una expresión del apóstol san Pablo: “Cuando son niños en la fe, sólo se les puede dar un poco de leche y solo cuando sean adultos en la fe, se les podrá dar alimento sólido”. Es la verdad de la vida, papás con sus hijos, profesores y catequistas con sus discípulos, sacerdotes con la comunidad; cuánta paciencia, cuánta pedagogía, cuánto destinar tiempo para comunicar el evangelio, porque como dice hoy Juan 16: “No pueden el común de las personas cargar con muchas verdades evangélicas por ahora, y tienen que ser dosificadas”. Pero en una segunda enseñanza del evangelio de hoy, nos muestra como el Espíritu de la verdad nos guiará a la verdad plena. En el mundo, y los años y el de curso de la vida nos lo van mostrando, el mundo es un gran engaño, amistades del mundo son engañosas; posesiones sociales, reconocimientos públicos del mundo son engañosos, adulaciones y alabanzas del mundo son engañosos, aplausos y admiraciones del mundo son engañosas. La única verdad cierta es la verdad del amor y de relaciones humanas, construidas sobre un auténtico amor ágape, amor de entrega, amor universal. El único servicio verdadero es el servicio que se hace desde el evangelio, no simplemente para ser visto, conocido y reconocido por los demás, para ser mirado y admirado por los otros. Sólo se ama y se sirve de verdad, cuando se hace desde la perspectiva de Jesús y como Él nos lo enseñó en el evangelio. Finalmente concluirá este capítulo 16 de san Juan diciéndonos: “Que el Espíritu Santo nos hablará, no hablará por sí mismo, sino de todo lo que ha escuchado, probablemente sin decirlo, del Padre Dios y del Hijo Jesucristo, de la sabiduría perfecta, universal y sabiduría eterna, el Espíritu divino, el Espíritu de la Verdad, nos hablará de la sabiduría más alta que debemos de conocer”. Qué bella expresión cuando se habla del Espíritu Santo como el Maestro interior y sintamos clamando, pidiéndole a Él, que sea ese pedagogo que nos vaya enseñando, nos vaya mostrando cómo llegar a la verdad plena. Señor, límpianos de soberbias intelectuales, de arrogancias por el conocimiento, de racionalismos excluyentes que nos impiden conocer y reconocer por la fe, la sabiduría más alta, la sabiduría evangélica. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
dc.description.abstractREFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 16, 12-15 Lectura del día de hoy Hch 17,15.22-18,1: Eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con Pablo cuanto antes. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: – «Atenienses, veo que sois casi nimios en lo que toca a religión. Porque, paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: «Al Dios desconocido.» Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y lo que contiene, él es Señor de cielo y tierra y no habita en templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De un solo hombre sacó todo el género humano para que habitara la tierra entera, determinando las épocas de su historia y las fronteras de sus territorios. Quería que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo dicen incluso algunos de vuestros poetas: «Somos estirpe suya.» Por tanto, si somos estirpe de Dios, no podemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Dios pasa por alto aquellos tiempos de ignorancia, pero ahora manda a todos los hombres en todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos.» Al oír «resurrección de muertos», unos lo tomaban a broma, otros dijeron: – «De esto te oiremos hablar en otra ocasión.» Pablo se marchó del grupo. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto. Salmo del día de hoy Salmo 148,1-2.11-12.13.14: Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto. Alabadlo, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos. Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo, los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños. Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime. Su majestad sobre el cielo y la tierra. Él acrece el vigor de su pueblo. Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido. Evangelio del día de hoy Jn 16,12-15: El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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dc.subjectAmor ágape
dc.subjectAmor de entrega
dc.subjectAmor universal
dc.subjectEspíritu de la verdad
dc.subjectEspíritu Santo
dc.subjectGuiar
dc.subjectServicio desde el Evangelio
dc.subjectVerdad plena
dc.subjectBiblia
dc.subjectEvangelio
dc.title¿Por qué te cuesta entender el evangelio?
dc.title.alternativeEspíritu Santo, amor y servicio
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