¡Vencer el odio del mundo!

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2024-05-06
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 15, 26-16, 4a Lectura del día de hoy Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 10b-15 En aquellos días, zarpamos de Troas rumbo a Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, colonia romana, capital del distrito de Macedonia. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos por la orilla del río a un sitio donde pensábamos que se reunían para orar; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: «Si están convencidos de que creo en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa». Y nos obligó a aceptar. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Salmo 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b R/. El Señor ama a su pueblo. Canten al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. /R. Alaben su Nombre con danzas, cántenle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. /R. Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas, con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles. /R. Evangelio del día de hoy Lectura del Santo Evangelio según San Juan 15, 26-16, 4a En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Defensor, que les enviaré desde el Pa­dre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testi­monio de mí; y también ustedes darán testimonio, porque des­de el principio están conmigo. Les he hablado de esto, para que no tambaleen. Los excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que les dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, se acuerden de que yo se los había dicho». Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Nos presenta la primera lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles, la realidad de estos evangelizadores en distintas ciudades del Oriente Medio y del Asia menor. Ahora encontrándose en la ciudad de Filipos, evangelizan a un grupo de mujeres, allí personalizan a una de ellas, Lidia, (vendedora de púrpura), que adoraba al verdadero Dios, y escuchando las enseñanzas de Pablo, abre su corazón y acepta lo que el apóstol le dice. Ella enseguida se hace bautizar con toda su familia y de alguna manera presiona al apóstol y le dice: “Si estás convencido de que creo en el Señor, ven a hospedarte en mi casa”. Y nos dice el texto de Hechos de los Apóstoles que obligó a semejante líder, san Pablo, a aceptar la invitación y quedarse en casa de Lidia. Pero no siempre ocurrió esto, la vida de la Iglesia, dos mil años de cristianismo, no siempre se ha dado como el caso de Lidia, que abrió su corazón y aceptó las enseñanzas de Pablo y acogió a Jesús y su evangelio y se hizo bautizar, sino que la vida de la Iglesia se ha debatido, entre el amor de Dios y el odio del mundo. En efecto, el evangelio de hoy nos presenta la enseñanza y la advertencia de Jesús a sus discípulos cuando les dice: “Les enviaré el Paráclito, el paracletos, el que está a su lado intercediendo por ustedes”. Lo llama bellamente el Espíritu de la Verdad, entre muchos títulos o nominaciones o nombres, que se le dan a la realidad del Espíritu Santo una vez Jesús resucitado, ascendido a los cielos y enviado el Espíritu del Padre y del Hijo, el Espíritu Santificador. Dirá: “Que este Espíritu de la verdad dará testimonio de Él, porque el Espíritu de la verdad desde el principio ha estado con Él”. Y habla de un Espíritu divino que va a fortalecer en la verdad a todos los cristianos, porque también les advierte en un segundo momento: “Que los van a perseguir por ser creyentes en la persona de Jesús, los van a expulsar y aun excomulgar de las sinagogas, el lugar de las asambleas judías, el lugar del encuentro humano, y llegará incluso la hora”, advierte Jesús en el evangelio de san Juan hoy: “Llegará incluso la hora, el momento, en que muchos cristianos los matarán y sus perseguidores creerán equivocadamente que dan culto a Dios persiguiendo a los creyentes”. Pero los invita a no escandalizarse, y a no desanimarse por el odio del mundo que siempre ha existido, es una realidad que este nuevo estilo de vida propuesto por Jesús, esta manera de vivir en el amor mutuo, provoca el odio del mundo hacia ellos. Ellos sin embargo pueden tener la certeza, de que no están solos, ese Espíritu de la verdad, ese Espíritu consolador, los va a acompañar, por más que tengan la oposición de muchos, para que no se desanimen, no desistan. Pero tal vez lo que más impresiona, o por lo menos a mí lo que más me impacta, es la tercera parte final del evangelio de hoy cuando dice: “El odio de los que persiguen a sacerdotes, a obispos, a creyentes, a cristianos, a católicos en general, lo hacen por ignorancia, porque no han conocido al Padre Dios, ni a mí, no han conocido la vida nueva, no han sabido que es ser cristianos”. No nos escandalicemos, lo mismo ocurrió con Pablo cuando antes de conocer a Cristo, era un sanguinario, enconado perseguidor de los cristianos, y sólo camino a Damasco, como nos lo relata Hechos de los Apóstoles, capítulo 9, y lo repite luego en Hechos de los Apóstoles, capítulo 22 y 26, sólo cuando Saulo conoce a Cristo ya no será Saulo el apóstata, el perseguidor, sino Pablo, el apóstol, el anunciador, el defensor de la fe en Jesús. Hoy, si en tu familia, tus propios hijos se burlan de ti, denigran de ti, si en el trabajo te miran con desprecio porque cargas un crucifijo, una medalla de la Virgen Santísima, porque te santiguas con respeto al pasar frente a una parroquia, porque te ven una imagen religiosa en el escritorio en tu lugar de trabajo, no los juzgues, no han conocido a Dios, no han experimentado su amor, no han vivido la maravilla, la fascinación de la vida nueva, como decían los profetas en el antiguo testamento: “Me sedujiste Señor, y me dejé seducir, me conquistaste, me pudiste”. Hoy no los juzguemos, como diría Jesús en la cruz: “Perdónalos Señor, porque no saben lo que gritan, no saben lo que vociferan con sus calumnias, algún día, ojalá antes de su muerte, tengan luz y con lágrimas de arrepentimiento digan, cómo me he equivocado por soberbia, persiguiendo a los hijos de Dios”. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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Amor, Entrega, Espíritu Santo, Evangelización, Fortalecer en la verdad, No te escandalices, No te desanimes, Padre Dios, Proclamar el Reino de Dios, Perseguidores de la Iglesia, Biblia, Evangelio
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