¡Alaba alma mía al Señor!

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2023-06-09
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Marcos 12, 35-37 Lectura del día de hoy Lectura del libro de Tobías 11, 5-17: Estaba Ana sentada, con la mirada fija en el camino de su hijo. Tuvo la corazonada de que él venía y dijo al padre: «Mira, ya viene tu hijo y el hombre que le acompañaba.» Rafael iba diciendo a Tobías, mientras se acercaban al padre: «Tengo por seguro que se abrirán los ojos de tu padre. Úntale los ojos con la hiel del pez, y el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se le caerán como escamas de los ojos. Y así tu padre podrá mirar y ver la luz.» Corrió Ana y se echó al cuello de su hijo, diciendo: «¡Ya te he visto, hijo! ¡Ya puedo morir!» Y rompió a llorar. Tobit se levantó y trompicando salió a la puerta del patio. Corrió hacia él Tobías, llevando en la mano la hiel del pez; le sopló en los ojos y abrazándole estrechamente le dijo: «¡Ten confianza, padre!» Y le aplicó el remedio y esperó; y luego, con ambas manos le quitó las escamas de la comisura de los ojos. Entonces él se arrojó a su cuello, lloró y le dijo: «¡Ahora te veo, hijo, luz de mis ojos!» Y añadió: «Bendito sea Dios! ¡Bendito su gran Nombre! ¡Bendito todos sus santos ángeles! ¡Bendito su gran Nombre por todos los siglos! Porque me había azotado, pero me tiene piedad y ahora veo a mi hijo Tobías. Tobías entró en casa lleno de gozo y bendiciendo a Dios con toda su voz; luego contó a su padre el éxito de su viaje, cómo traía el dinero y cómo se había casado con Sara, la hija de Ragüel, y que venía ella con él y estaba ya a las puertas de Nínive. Tobit salió al encuentro de su nuera hasta las puertas de Nínive, bendiciendo a Dios, lleno de gozo. Cuando los de Nínive le vieron caminar, avanzando con su antigua firmeza, sin necesidad de lazarillo, se maravillaron. Tobit proclamó delante de ellos que Dios se había compadecido de él y le había abierto los ojos. Se acercó Tobit a Sara, la mujer de su hijo, y la bendijo diciendo: «¡Bienvenida seas, hija! Y bendito sea tu Dios, hija, que te ha traído hasta nosotros. Bendito sea tu padre, y bendito Tobías, mi hijo, y bendita tú misma, hija. Bienvenida seas, entra en tu casa con gozo y bendición.» Salmo del día de hoy Salmo 146 Alaba, alma mía, al Señor. Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista. Alaba, alma mía, al Señor. El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. Alaba, alma mía, al Señor. El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, El Señor ama a los justos. Alaba, alma mía, al Señor. El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. Alaba, alma mía, al Señor. Evangelio del día de hoy Lectura del Evangelio según san Marcos 12, 35-37: En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: -¿Cómo dicen los letrados que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice: «Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies». Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo? La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES La historia hermosa de Tobit y su hijo Tobías, que por estos días estamos leyendo como primera lectura, en el sendo libro bíblico de Tobit o Tobías, nos habla claramente del sufrimiento del inocente. Tobit era un judío piadoso, que le tocó vivir en el exilio, en Nínive, hacía el bien, era solidario, agradaba a Dios y sin embargo, vive penurias por un accidente absurdo, unos gorriones lanzan un excremento caliente sobre los ojos de Tobit, cuando él estaba recostado sobre una tapia mirando hacia el cielo, queda ciego. Pero además de eso, su hijo busca hacerse un futuro, busca un dinero para sacar adelante la familia, igualmente busca según las leyes judías, la pariente más cercana para contraer matrimonio con ella, olvidando que hay otro personaje en esta historia, Sara, hija de Ragüel quien ha perdido siete esposos, todos ellos entre sí hermanos de sangre, han muerto justo el día de bodas, y antes de consumarse el matrimonio por la acción según nos dice el libro de Tobit, del demonio Asmodeo. En estas condiciones Tobías hijo, se acerca a ella guiado por un amigo, un ángel con el nombre de hombre, Azarías, le dice: “Vas a tomar a esta mujer por esposa, pero antes tendrás unas precauciones, ofrecerás el hígado y el corazón de un pescado para exorcizar al demonio Asmodeo y que nada te pase en tu noche de bodas”. La historia avanza entre lo anecdótico y los detalles particulares de un libro, que muestra probar sobre todo tres verdades fundamentales: el hombre malvado sufre, pero también el hombre justo sufre; Tobit, Sara, el mismo Job en el libro histórico que todos conocemos. Nadie se escapa de sufrir y reconocemos que en el dolor también está el amor paciente de Dios, está el amor misterioso del Señor que no deja de acompañarnos. Pero hay una segunda enseñanza, la fe paciente de Tobías y de su padre Tobit alcanzan todo, alcanza para Tobías una excelente mujer, Sara, y alcanza para Tobit la sanación, la medicina para la ceguera de sus ojos. Todo ha salido bien al final del libro, y es simplemente esa fe prudente, esa confianza paciente, que más allá de las pruebas y dificultades de la vida, sabe abandonarse totalmente en el Señor. En una tercera y última imagen preciosa de este libro, encontramos la hermosa alabanza y bienvenida que da Tobit a su nuera Sara. Pero encontramos también que Tobías hijo, llega con un misterioso personaje con figura humana, Azarías, que luego al final de la historia se revela como aquel que es medicina de Dios, compañero en el viaje de la vida, se trata nada menos que del arcángel san Rafael, cuyo nombre Rafael significa eso, salud o medicina de Dios. El libro de alguna manera nos señala, como Dios envía ángeles, mensajeros a nuestra vida que nos ayudan a llevar la cruz de cada día, nos fortalecen en nuestra debilidad y nos consuelan en nuestras tristezas; pero también es un mensaje para que tu presencia sea un regalo, sea la imagen de un ángel para otros, porque tu amor, tu bondad, tu servicio, de alguna manera es la imagen del ángel de Dios que quiere ayudar, bendecir y sostener a otros. Que el Señor te bendiga en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Amor paciente de Dios, Ángeles mensajeros, Confianza paciente, Dolor, Fe prudente, Sufrimiento, Biblia, Evangelio
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