¡Calumniar al inocente!
Date
2024-03-18
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Juan 11, 1-45
Dn 13,41c 62 (Forma Breve) : Ahora tengo que morir, siendo inocente.
En aquellos días, la asamblea condenó a muerte a Susana. Ella dijo gritando:
– «Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí.»
El Señor la escuchó.
Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios movió con su santa inspiración a un muchacho llamado Daniel; éste dio una gran voz:
– «¡No soy responsable de ese homicidio!»
Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron:
– «¿Qué pasa, qué estás diciendo?»
Él, plantado en medio de ellos, les contestó:
– «Pero, ¿estáis locos, israelitas? ¿Conque, sin discutir la causa ni apurar los hechos condenáis a una hija de Israel?
Volved al tribunal, porque ésos han dado falso testimonio contra ella.»
La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron:
– «Ven, siéntate con nosotros y explícate, porque Dios mismo te ha nombrado anciano.»
Daniel le dijo:
– «Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar yo.» Los apartaron, él llamó a uno y le dijo:
– «¡Envejecido en años y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: «No matarás al inocente ni al justo.» Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados.»
Él respondió:
– «Debajo de una acacia»
Respondió Daniel:
– «Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios ha recibido la sentencia divina y te va a partir por medio.»
Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo:
– «¡Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad.
Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?»
Él contestó:
– «Debajo de una encina.»
Replicó Daniel:
– «Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros.»
Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión. Según la ley de Moisés, les aplicaron la pena que ellos habían tramado contra su prójimo y los ajusticiaron.
Aquel día se salvó una vida inocente.
Salmo del día de hoy
Salmo 23/ 22,1-3a.3b-4.5.6:
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.
Preparas una mesa ante mi,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.
Evangelio del día de hoy
Jn 8,1-11: El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
-Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú, ¿qué dices ?.
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
-El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oirlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último.
Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie.
Jesús se incorporó y le preguntó:
-Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?
Ella contestó:
-Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
-Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
Siempre me ha impresionado el libro de Daniel en la Sagrada Escritura, quizás porque recuerdo, que siendo muy joven al graduarme de secundaria, un tío como regalo me dio una Biblia, la versión, “Dios habla hoy”, y el primer libro que leí completo en mis años de juventud fue este, el libro de Daniel, me parecía lleno de aventuras y como Dios actúa en la historia humana, salvando de la maldad de los hombres. Es precisamente lo que contemplamos y reflexionamos en este extenso capítulo 13 del libro de Daniel, cuando nos muestra el drama que vive la casta Susana, una joven doncella, que no accedió a que dos viejos ladinos, lujuriosos y sinvergüenzas, por más que hubieran tenido puestos de reconocimiento siendo jóvenes, querían accederla carnalmente; pero ella rechazando toda pretensión de irrespeto contra su persona y su dignidad, prefirió que el par de sinvergüenzas la calumniaran diciendo: “Que era una mujer adúltera y que como tal, según la ley de Moisés, debía de morir ejecutada, lapidándola, tirándole piedras”.
El profeta Daniel reconoce la inocencia de esta mujer calumniada y piensa en su interior: “Lejos de mí, que se derrame sangre inocente”. Por eso, con una clara agudeza, interroga de manera separada a los dos falsos testigos, que acusaban a la mujer casta, a la joven doncella Susana. Uno de ellos afirmará en su testimonio: “Que ha accedido carnalmente a Susana, debajo de un árbol de acacia”. El otro interrogado por separado, dirá: “Que ha sido accedida sexualmente, debajo de un árbol de encina”. Los testimonios se contradicen, la acusación se cae y la vida de esta inocente, por más que habían tramado destruirla y acabar con ella, se salva por la acción de Dios.
Créanme que sé de lo que les hablo y en la vida reconozco para gloria de Dios, que más allá de la maldad de los malvados y más allá de las intrigas de los intrigantes, de los montajes que arman, del ruido que hacen, Dios cuida, Dios protege al inocente cuando obra en buena fe.
Pero hoy, a partir de un fenómeno social y antropológico que se ha amplificado merced a las redes sociales, (las calumnias), reconozcamos tres grandes enseñanzas para nuestra vida.
La primera, hoy se acusa, se difama, se calumnia, por negocio económico, porque es rentable, monetiza en redes sociales las visualizaciones, de aquellos que se volvieron enemigos graduados de una persona, de una empresa, de la misma Iglesia. Escriben libros, hacen programas, dicen estar a favor de víctimas, pero su único interés es lucrarse económicamente, buscar celebridad mediática y de paso despacharse con ferocidad, por el odio que tienen contra una persona, contra una institución, contra un gremio determinado. Acusar, lo repetimos hoy, es un negocio que se hace más lucrativo, cuando la difamación se hace en redes sociales.
Una segunda enseñanza para nuestra vida, la existencia y el paso de los años me ha enseñado, que los hombres y las mujeres limpios de corazón, son misericordiosos y prudentes a la hora de lanzar juicios contra otros. Por el contrario, la persona corrupta, malvada, torcida; la persona que tiene pecado en su corazón, es la primera en acusar, en juzgar, en señalar a los demás. Es una ironía, pero es verdad, los hombres y mujeres buenos, difícilmente juzgan o condenan de nadie; por el contrario, los hombres y mujeres torcidos en su corazón, son los primeros en señalar, en dar dedo contra otros, recordando los viejos aforismos de las abuelas: “El que las hace se las imagina”, o también la vieja máxima de la sabiduría popular: “El ladrón juzga por su condición”.
En una tercera enseñanza y final, aprendemos una máxima evangélica: “El que esté sin pecado que tire la primera piedra”. Pensamos en este capítulo 13 de Daniel, ¿cómo iban a lapidar, a apedrear a esta mujer inocente, Susana, cuando sabemos que todos hemos sido hechos del barro de la tierra? Qué fácil es y que cómodo es, sentirnos buenos, distintos y mejores que los demás, cuando todos en el fondo somos pecadores, y es más irónico que el único santo sobre esta tierra, el único que ha pisado la faz del mundo y es totalmente inocente, Cristo, dirá, por ejemplo a la mujer adúltera: “Yo no te condeno, en adelante no peques más”.
Los seres humanos que tenemos pecado condenamos fácilmente, y Jesús que no tiene pecado, ni malicia en su corazón, no juzga, no señala y no condena a nadie.
Tres grandes enseñanzas, tres grandes lecciones para nuestra vida.
Que el Señor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Calumnias, Corazón, Difamar, Inocentes, Limpios de corazón, Misericordiosos, Pecado, Piedra, Prudentes, Biblia, Evangelio