¡La ley de Dios es eterna, sabia y universal!

Abstract
REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Mateo 5, 17-19 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No crean que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad les digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».«Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
Description
TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El evangelio de san Mateo nos presenta una clara y dura enseñanza para los hombres en tiempos de Jesús y para nosotros en el siglo 21. La primera afirmación que lanza Jesús como una verdadera carga de profundidad es señalar y decir a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley dada por mi Padre Dios a Moisés, o el mensaje enseñado por los profetas; no he venido a abolir esta ley, sino a darle cumplimiento, plenitud”. Y hace una afirmación lapidaria que nos pone a todos a pensar, afirmará diciendo: “Les aseguro que antes pasará y acabará el cielo y la tierra en el que ahora vivimos, antes que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley”. Cuando hoy nos parece que la ley de Dios pasó de moda, cuando hoy pensamos que es un criterio subjetivo expuesto por la Iglesia y sus sacerdotes, cuando hoy nos damos leyes al tamaño de nuestras necesidades o mejor, de nuestras comodidades; esta palabra nos interpela y nos muestra que Jesús, lejos de señalar la temporalidad de la ley divina, muestra su eternidad y muestra, la capacidad de que esta ley se aplique en todos los tiempos, en todas las culturas, para todas las generaciones humanas. De esta enseñanza descubramos una verdad profunda, la ley de Dios es eterna, no pasa de moda, no es cambiante como las leyes humanas, como la jurisprudencia de las altas cortes en las distintas naciones, la ley de Dios es la misma, ayer, hace 20 siglos, hoy y para siempre. Pero además distinguimos que la ley de Dios, en un segundo momento es sabia, es lo mejor para el hombre, es una ley perfecta, aunque nos cueste dificultad asumirla y entenderla, en la ley de Dios hay una sabiduría profunda para la vida. A veces esa ley sabia de Dios, nos parece contradictoria con nuestros criterios y pareceres humanos, y es ahí cuando recordamos la famosa expresión del apóstol san Pablo cuando afirmará: “Que lo que es sabiduría para el mundo y sus criterios, es necedad para Dios y su inteligencia perfecta; y al contrario, lo que parece necedad para el mundo, es la sabiduría perfecta de Dios”. Hoy te invito para que te sacudas, hoy te invito a que cuestiones la forma en que has vivido y le des una oportunidad en tu racionalidad y en tu corazón, a los mandatos de Dios; ellos no buscan imponerte cargas, ellos por el contrario son un camino de libertad. Y ciertamente lo reconozco, a veces los criterios de Dios: “Perdonar al enemigo, amar al que me ofende, bendecir al que me maldice, ayudar a otros sacrificándome a mí mismo”; estos mandatos de Dios parecen ir en contravía, en contradicción con los criterios egoístas, los criterios personalistas del mundo de hoy. Pero reconocemos que además uno, de que la ley de Dios es eterna, dos, de que la ley de Dios es sabia y es lo mejor para el hombre. Descubrimos en un tercer momento, que la ley de Dios es universal más allá de la raza, más allá de la lengua que hables, más allá de la latitud geográfica donde vivas y desarrolles tu existencia; la ley de Dios consulta, conoce lo profundo de la naturaleza humana, por eso es universal para todos. Esto no está exento a veces de exigencia, de sacrificio y de cruz, pero así es la ley de Dios, y si hoy hay tanto respeto por las leyes humanas, por las sentencias de los jueces y magistrados, cuanto más respeto por la ley de Dios, y que no se nos despache a los creyentes diciendo, es que ese es su discurso de hombre religioso, ese es su discurso como creyente; pero nosotros, en una democracia moderna y neoliberal, proponemos y afirmamos esta ley y esta sentencia. Podríamos entonces con igual argumento decir, es tu ideología, es tu pensamiento particular, que es cambiante y que puede ser engañoso. Mucha razón tiene el apóstol Pedro, cuando en el capítulo 5 del libro de los Hechos de los Apóstoles, ante la imposición de las autoridades de Jerusalén, que le dicen al apóstol Pedro: “Te hemos prohibido junto con los tuyos, anunciar y predicar el nombre de ese, (Jesucristo), Pedro responderá: “Sí, sé que me lo han prohibido y sé que me han dado cárcel, y sé que me han azotado por anunciar el nombre de ese como lo llaman ustedes, y que yo llamo el Salvador de los hombres, pero tendré que decirles una verdad suprema, ¡Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres!”. Hoy cuando hay tantas leyes inicuas, malvadas, ilegítimas, aunque tengan apariencia de legalidad, hoy acudo a tu conciencia y a que si eres un profesional de la medicina por ejemplo, te presentes como objetor de conciencia frente a imposiciones, frente a leyes que destruyen la vida del no nacido, que acaban con la vida de un anciano bajo el argumento de que hay el derecho a morir dignamente, simplemente porque ese anciano no es útil, no es productivo en la sociedad, o sus hijos necesitan más tiempo libre para su trabajo y actividades personales. Hoy, obedece a Dios antes que a los hombres: mira la guerra que estamos viviendo, miren los argumentos del pueblo invasor y cada uno desde su perspectiva dice, que le asiste la verdad, que le asiste la ley; por el contrario descubrimos que en el pueblo invadido, Ucrania, hay todo el dolor y toda la rabia y la indignación, de una verdadera invasión injustificada. Mira como la guerra, en la guerra la primera damnificada es la verdad y cómo los poderes políticos, económicos y militares de nuestro mundo, manipulan la verdad, manipulan la ley, manipulan las políticas a su favor, presentando cada uno una verdad amañada. La verdad suprema no está en los hombres, la verdad suprema está en Cristo, y Él mismo se presentó a los suyos diciendo: “Soy el camino, soy la verdad”, y luego afirmará: “Solo por la verdad serán libres”. Señor, que no olvide la parte final del evangelio de hoy, cuando Tú mismo adviertes: “El que quebrante uno de estos preceptos o mandatos menores, los del evangelio, y los enseñe así a los hombres, será el más pequeño en el reino de los cielos”, y por el contrario promete: “El que cumpla los preceptos y los enseñe de esta manera, los mandatos de Dios, será el más grande, el más importante en el Reino de los cielos”. Que el Señor, te ayude a entender que primero está la obediencia a Él, al Dios de la vida y de la verdad, antes que a las verdades aparentes de los hombres. Que el buen Dios te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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Eterna, Fortaleza, Ley de Dios, Sabia, Universal, Biblia, Evangelio
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