¡El Magnificat de María!

Abstract
REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 1, 46-56: Lecturas del día de hoy: Primera Lectura: del libro de Isaías 1, 24-28 En aquellos días, cuando Ana hubo destetado a Samuel, subió con él al templo del Señor, de Siló, llevando un novillo de tres años, una fanega de harina y un odre de vino. El niño era muy pequeño. Cuando mataron el novillo, Ana presentó el niño a Elí, diciendo: – «Señor, por tu vida, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo.» Después se postraron ante el Señor. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy: Salmo: 1S2, 1.4-5.6-7.8abcd Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador. Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador. Se rompen los arcos de los valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor; los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan; la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador. El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador. Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador. Evangelio del día de hoy: Del Santo Evangelio Según san Lucas 1, 46-56: En aquel tiempo, María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia – como lo había prometido a nuestros padres – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Hoy reconocemos siete palabras claves en la espiritualidad de la Santísima Virgen María, a partir del texto evangélico que hoy se nos presenta, del Magníficat. La primera clave de la espiritualidad mariana, simple, tranquila, una espiritualidad serena. Es que María acoge, María es la mujer de la acogida al plan de Dios y se nos invita a cada uno de nosotros a acoger la Palabra de Dios, la voluntad del Señor, a ser receptivos, a no hacer oídos sordos de los constantes y continuas llamados que el buen Dios realiza a nuestra vida para que convirtamos nuestro corazón. En una segunda palabra, María se admira, se admira de las maravillas que Dios realiza en su vida, nunca mirará a Dios como una eterna rutina, sino como una sucesiva y permanente novedad. Y es un llamado a nuestra existencia, para que nuestra Eucaristía, nuestra oración, nuestras sencillas plegarias de cada día, no se vuelvan rutinarias, tediosas, monótonas; cuando la oración, cuando el encuentro con Dios es rutinario, sencillamente Dios ya no es Dios, porque Él es una eterna novedad, que es capaz de crear y recrear continuamente la vida del mundo y la vida de los hombres. Por eso como niños y a ejemplo de María, no perdamos la capacidad de admirarnos por tantas maravillas que el Señor realiza en nuestras vidas. En un tercer momento María se alegra, Ella es la mujer gozosa, es la mujer que agradece, es la mujer llena del gozo del Espíritu de Dios en su corazón. Hoy, en la misma línea del evangelio de ayer, se nos invita de manera especial en esta próxima Navidad, a alegrarnos, a gozarnos; ese testimonio de tristes cristianos no entusiasma, no contagia, no seduce a nadie. No podemos salir de la Eucaristía con esas caras largas, esa mirada sombría, ese caminar apesadumbrado; no tiene sentido que una persona que tiene a Dios en su corazón, hable, mire, camine, viva de esta manera. Como dice la famosa canción carismática: “No puede estar triste, no puede estar triste un corazón que alaba a Cristo”, que se te note, que se te note en la vida, la esperanza, la paz, el amor, la abundancia de vida, que Jesús quiere comunicar a tu vida. En un cuarto momento, María es la mujer agradecida, todo puede tener la Santísima Virgen María menos ingratitud, Ella agradece a rabiar, a voz en cuello, las bondades, las bendiciones que Dios ha realizado en su humilde esclava. Es que sólo el humilde de corazón es capaz de agradecer, el orgulloso siempre cree que lo merece todo y piensa que sus padres, su familia, sus amigos, tienen obligación con él, con uno nadie tiene obligación, lo único que uno tiene en la vida es que morirse. Hoy aprendamos con corazón humilde como el de María, a agradecer toda bendición, todo acontecimiento, toda situación particular que en nuestra vida vaya aconteciendo. En un quinto momento María alaba a Dios y es un momento muy grande donde Ella se reconoce criatura y simplemente descubre que no hay otra relación más sincera, más profunda y de alguna manera más real con el Señor, que alabar la criatura al Creador. Hoy preguntémonos cuántas veces al día alabo a Dios por el amanecer, por el cielo, la lluvia, la belleza de las criaturas, la nobleza de los sentimientos, la alegría que nos traen los animalitos, las mascotas, el reino vegetal; cuánto le agradecemos y alabamos a Dios por nuestra salud, nuestro hogar, nuestro trabajo, nuestra fe, el día a día que se nos va presentando, a veces con dificultades, pero siempre conducidos y guiados por Dios. En un sexto momento, María adora a Dios y hacemos eco de las palabras del Papa Francisco cuando vino a nuestro país, Colombia, y nos invitó a que en la oración de cada día, no solamente supliquemos, pidamos a Dios, sino que aprendamos a adorarlo, a reconocerlo como el Dios todo poderoso, el Dios omnisapiente, el Dios omnipresente, el Dios que por amor ha creado al mundo, que por amor ha redimido a la humanidad, que por amor sigue acompañando al hombre a partir de su Espíritu, que por amor permite la presencia maternal y espiritual de María en la Iglesia Universal. Adorar es reconocer que sólo hay un Dios en la vida, más allá del dinero, más allá de una criatura humana, más allá del poder, más allá de la fama y el prestigio, más allá del éxito profesional, sólo adoramos a Dios, un solo Señor, un solo Rey, un solo Dios, un solo portador de la verdadera vida y de la vida en abundancia. Concluimos, reconociendo que lindo del Magnificat en María, es sobre todo un cántico de amor, amor agradecido a Dios por tantas bendiciones que ha recibido esta insigne mujer judía, María, pero amor sobre todo a las criaturas, en las cuales Ella se siente servidora, por un mandato de amor sembrado en su corazón. Hoy reconoce que el amor en acción es servicio, que hemos quedado o construido una sociedad del amor de palabras, del amor en tarjetas, del amor en mensajes en WhatsApp o en Facebook, pero no el amor hecho servicio, el amor que es presencia, el amor que es capaz de sacrificarse sin estar echando en cara a los demás el sacrificio o el servicio prestado. Siete palabras, todas inician por la letra A y nos hablan de una hermosa espiritualidad de la Virgen María, retratada en este cántico del Magníficat. Primera, María, la mujer que Acoge, dos, Admiración, tres, Alegría, cuatro, Agradecimiento, cinco, Alabanza, seis, Adoración, siete, Amor. María, gracias por tu presencia en la vida de la Iglesia, gracias por ser una Mamá tan especial, tan hermosa, tan importante en la vida de nosotros los cristianos. Que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Acogida, Amor de madre, Enseñanzas de María, Fe, Maravillas de Dios, Obra de Dios, Plan de Dios, San Lucas, Vida, Biblia, Evangelio
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