¡Soy Yo, no tengan miedo!

dc.contributor.authorFundación Amén Comunicaciones
dc.date.accessioned2024-04-15T22:16:04Z
dc.date.available2024-04-15T22:16:04Z
dc.date.issued2024-04-13
dc.descriptionTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Continuamos con la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles, que por estos días de la Pascua siempre meditamos. Hoy nos habla el capítulo 6, de cómo aumentaba el número de los discípulos y no dejaban de suscitarse ciertas quejas, porque no se atendían bien a las viudas en sus necesidades materiales. El grupo de los 12, decidió convocar a una multitud de discípulos y afirmaron claramente que no era justo, que dejaran el ministerio de la predicación de la Palabra de Dios, por administrar bienes materiales; por eso proponen que escojan a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a los cuales se le encargaría el servicio de atender las necesidades de los pobres, de las viudas y los huérfanos, mientras que los apóstoles afirmaban, que ellos se dedicarían al servicio del anuncio de Jesús muerto y resucitado, el servicio de la Palabra y el servicio de la oración. Nos habla el libro de Hechos de los Apóstoles, que eligen a siete hombres: Esteban, Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás. Termina la lectura de hoy diciendo, que la Palabra de Dios se iba difundiendo, que se multiplicaban grandemente el número de los discípulos e incluso numerosos sacerdotes aceptaban la fe. Es el crecimiento de la Iglesia, así son nuestros orígenes hace dos mil años, y todo por la acción del anuncio de la Palabra del Señor, por la oración y por el testimonio de la caridad con los pobres. Hoy, dos mil años después no olvidemos, que la Iglesia de alguna manera crece y edifica a otros por el anuncio de la Palabra, por la oración que todos hagamos y por el servicio de justicia y caridad que practiquemos con los más necesitados. Pero hablemos del evangelio que hoy nos ocupa y nos muestra como los discípulos, una vez Jesús ha multiplicado el pan y el pescado a la multitud, se embarcan y atraviesan en la barca hacia la región de Cafarnaúm. Cae la noche y Jesús que se había quedado en la montaña en oración, se acerca a ellos; soplaba un viento fuerte y las aguas del lago se iban encrespando. En medio de la noche, ven que alguien se acerca caminando sobre las aguas, pero no alcanzan por la oscuridad a reconocer a Jesús y ellos parecieran asustados, ver un fantasma. Jesús los tranquiliza y les dice: “No tengan miedo”, una palabra de la que hizo eco con mucha fuerza el Papa Juan Pablo II, a lo largo de sus 26 años de pontificado. De hecho, fue la frase bíblica que más repitió, quizás porque vio en la Iglesia de fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, que había temores entre los bautizados, quizás por los cambios grandes, dramáticos y rápidos que se daban en la sociedad, en la humanidad. Hoy nos hacemos también nosotros eco de esta palabra de Jesús: “No tengamos miedo”. Jesús les dirá a los discípulos hace dos mil años: “No tengan miedo, porque soy Yo el que camina sobre las aguas, soy yo el que me acerco a ustedes en medio de la noche, en un viento tempestuoso, en medio de vientos huracanados”. También recordamos la expresión de Jesús en otros pasajes evangélicos, cuando afirmará: “No tengan miedo y no teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer nada más; solo teman a aquellos que por sus mentiras, sus engaños, sus seducciones, pueden matar el alma espiritual que hay en ustedes, porque los llevan a la vida de pecado, a vivir de espaldas a Dios y a sus mandatos”. Finalmente, en este contexto de no tener miedo, podríamos hacer también eco de otro pasaje evangélico, que nos recuerda: “Que, si el Padre de los cielos cuida de los pájaros y de las flores del campo, ¿con cuánta mayor razón no cuidará de cada uno de nosotros que somos los hijos muy queridos por el Padre Dios?”. Hoy concluyamos, con el precioso salmo responsorial que nos propone la Iglesia cuando nos dice y nos invita a orar: “Que los justos aclamen al Señor, que es propio del hombre recto alabar a Dios. Demos gracias al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos, porque sincera es la palabra del Señor, todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra está llena de sus bondades”. Y terminará el salmista diciendo: “Cuida el Señor de aquellos que lo temen, y en su bondad confían. Los salva el Señor de la muerte y en épocas de hambre y dificultad les da vida y protección”. Hoy no tengamos miedo, más allá de los signos de guerra, de dificultades que veamos por estos tiempos, porque la historia de la humanidad y la historia del mundo, siempre la ha conducido amorosa y providentemente el Padre Dios. Que el Señor, bendiga tu vida en abundancia en este día, te llene de fortaleza, de paz, te libere de temores, y te bendigo, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
dc.description.abstractREFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 6, 16-21 Lectura del día de hoy Hch 6,1-7 En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra. La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, Prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Salmo 33 Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R/. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/. Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/. Evangelio del día de hoy Juan 6, 16-21: Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaún. Era ya de noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: Soy yo, no temáis. Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
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dc.subjectAmor
dc.subjectDificultades
dc.subjectFe
dc.subjectHistoria de la humanidad
dc.subjectMiedo
dc.subjectSignos de guerra
dc.subjectBiblia
dc.subjectEvangelio
dc.title¡Soy Yo, no tengan miedo!
dc.title.alternativeNo tengas miedo
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