¡Recibirás cien veces más!

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2024-05-28
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Marcos 10, 28-31 Lectura del día de hoy 1P 1,10-16: Predecían la gracia destinada a vosotros, por eso controlaos bien, estando a la expectativa. Queridos hermanos: La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas, los que predecían la gracia destinada a vosotros. El Espíritu de Cristo que estaba en ellos les declaraba por anticipado los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría; ellos indagaron para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba el Espíritu. Se les reveló que aquello de que trataban no era para su tiempo, sino para el vuestro. Y ahora se os anuncia por medio de predicadores que os han traído el Evangelio con la fuerza del Espíritu enviado del cielo. Son cosas que los ángeles ansían penetrar. Por eso, estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a la expectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia. El que os llamó es santo; como él, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque dice la Escritura: «Seréis santos, porque yo soy santo». Salmo del día de hoy Salmo 97,1.2-3ab.3c-4: El Señor da a conocer su victoria. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. Evangelio del día de hoy Mc 10, 28-31: Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna. En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a Jesús: -Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús dijo: -Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES La primera lectura que nos presenta la liturgia de este día tomada del apóstol Pedro, es un llamado claro a la esperanza, una esperanza con prontitud y vigilancia, como la esperanza que tuvo el pueblo de Israel justo hace tres mil años, en la gran salida hacia la tierra prometida por el desierto en la noche de Pascua, y tener ceñidos los lomos de la mente, manteniéndonos sobrios, confiando plenamente en la gracia que se nos ha dado en la revelación de Jesucristo. Pero el apóstol Pedro también hace un llamado no sólo a la esperanza pronta y vigilante, sino a la santidad como la gran meta y la gran misión de la vida. En efecto afirmará: “Como hijos obedientes, no se amolden a las aspiraciones que tenían antes en su vida, en los días en que vivían como ignorantes; al contrario, lo mismo que es Santo el Padre de los cielos que los llamó, sean santos también ustedes en toda su conducta, porque está escrito: “Serán santos, porque Yo soy santo”. Con razón el salmo responsorial, nos invita a cantar: “El Señor da a conocer al mundo su salvación, revela a las naciones su justicia, ha hecho maravillas en nuestra vida”. Pero pasemos al evangelio de hoy, cuando Pedro, siempre tan espontáneo y tan ocurrente para hablar, le dice de manera tranquila a Jesús el Maestro: “Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo, los bienes, la familia y te hemos seguido”, (recordando los textos vocacionales donde dejando la pesca y la familia lo siguieron), Jesús le responde: “En verdad les digo” y cuando utilice esta fórmula va a decir algo importante, cierto y sabio. “En verdad les digo, que no hay nadie que haya dejado casa, hermanos, padres, hijos o tierras por mí y por el evangelio, y que no reciba ahora en este tiempo, cien veces más en casas, familias, tierras, con persecuciones y la edad futura, la vida eterna”. Desglosemos este corto pasaje evangélico y descubramos tres promesas de Jesús. La primera, el hombre que es libre, que es desprendido afectivamente de su familia, sus seres queridos y materialmente con libertad frente a sus bienes, recibirá el céntuplo, cien veces más en esta vida, en bienes materiales, en tierras, en casas, en amores humanos, en familia. Que promesa tan grande la de Jesús a aquellos libres y desprendidos de corazón, en la línea de evangelios precedentes, como les promete recibir cien veces más. Pero además hay una segunda promesa, tal vez la más importante de todas. Además de bendiciones en esta tierra, el hombre desprendido y libre de corazón por seguir a Jesús, recibirá la vida eterna, la vida divina, la vida con Dios, la vida en plenitud, la vida dichosa, la vida feliz, la vida que ojo humano no ha visto, oído no ha escuchado, mente humana jamás ha imaginado lo que Dios tiene preparado para aquellos que le aman. En la eternidad muchos llorarán, porque sintiéndose grandes negociantes del mundo, optaron por esclavizarse, maquinar con astucia, ser cizañeros e intrigantes para alcanzar las pequeñas y baratas perlas de este mundo y dejar la gran perla y única valiosa del Reino de los cielos. Muchos llorarán y se darán cuenta que se equivocaron radicalmente, escogiendo como gran tesoro de sus vidas, los bienes de esta tierra que pasan o si no, nuestra vida pasa con la muerte y los tenemos que dejar. Pero hay algo inquietante en esta promesa de Jesús, claro, promete cien veces más en esta tierra, en esta vida humana, promete la vida eterna; pero atención, minas con tanto oro no hay, y Jesús señala: “Que aquel hombre, aquella mujer de buena voluntad, que en libertad quieran servir al Reino de los cielos, recibirán todas estas bendiciones, pero con persecuciones”. Hasta aquí todo parecía claro y hermoso, pero cuando nos hablan de que el hombre bueno debe ser perseguido, nos hace dudar, nos sacude interiormente, nos pone a pensar. Ante la persecución se necesita coraje, se requiere una fe sólida que supere las pruebas de las incomprensiones, las envidias, los malos entendidos humanos. Y si uno mira esta promesa de Jesús es cierta, no solamente Él en su vida terrenal recibió todo del Padre, empezando por la vida eterna con su resurrección, sino que vivió todas las persecuciones, envidias, intrigas humanas posibles. Pero mira la vida de los apóstoles, de los grandes patriarcas y líderes del antiguo testamento, y mira en los tiempos de la Iglesia en los últimos dos mil años, la vida de todos los santos, prácticamente sin excepción, todos han vivido incomprensiones, persecuciones, luchas de los más cercanos. Y es un signo profético, es un signo del auténtico anunciador de Jesús, vivir la cruz, vivir la persecución, y aquí Jesús lo anuncia. Hoy, aunque nos cuesta desprendernos, exige como lo decíamos ayer una conversión radical sin segundas intenciones, y hoy cuando reconocemos que es un contrasentido optar por la vida simple, sin querer vivir una vida simple, hoy reconocemos que estamos tentados por las falsas riquezas del orgullo, del egoísmo, de los placeres, del afán por el prestigio y el reconocimiento humano y de eso nada queda. Sólo en Jesús hay palabras de vida eterna, más allá de las persecuciones, y en ellas lejos de desanimarte, descubre que, si has vivido calumnias, envidias, intrigas, insidias y mentiras humanas, es parte del testimonio del verdadero profeta de Cristo. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Hombres libres, Fe sólida, Persecución, Recibir 100 veces más, Recibirlo todo, Seguir a Jesús, Vida divina, Vida eterna, Biblia, Evangelio
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