¡Los creyentes tenían un solo corazón!
Date
2025-04-29
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
San Juan 3, 7b-15
Lecturas del día de Hoy:
Primera Lectura: del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-37
El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se les miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba. José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa: hijo de la consolación, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
Salmo de Hoy:
Salmo 93(92), 1ab.1c-2.5
El Señor reina, vestido de majestad
El Señor reina, vestido de majestad;
el Señor, vestido y ceñido de poder.
El Señor reina, vestido de majestad
Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre, y tú eres eterno.
El Señor reina, vestido de majestad
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
El Señor reina, vestido de majestad
Evangelio de Hoy:
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 3, 7b-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: Tienen que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu. Nicodemo le preguntó: ¿Cómo puede suceder esto?
Le contestó Jesús: ¿Tú eres maestro de Israel, y no lo entiendes?
En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no reciben nuestro testimonio. Si les hablo de las cosas terrenas y no me creen, ¿cómo creerán si les hablo de las cosas celestiales?
Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Description
TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
Sin lugar a duda, uno de los textos más bellos y expresivos, que encontramos en este tiempo de la Pascua, donde hacemos una lectura continuada del libro de los hechos o actos de los apóstoles, que nos narra la vida de la Iglesia y del cristianismo nacientes, sin lugar a duda uno de los textos más bellos, es el que hoy nos propone la liturgia de la Iglesia como primera lectura en el capítulo 4. Nos habla de esa vida maravillosa de los primeros creyentes en Jesús, y utiliza de manera inicial una doble expresión: “Los seguidores del Cristo tenían todos un solo corazón y una sola alma”. Es casi poesía para expresar la profunda fraternidad y comunión que había entre todos los hombres y mujeres, seguidores de Cristo, receptores del Espíritu de vida nueva que Él, con su Pascua podía darle a la naciente Iglesia.
Pero luego llama la atención, cómo esa vida fraterna se traduce en hechos y en obras concretas. En efecto, dirá este capítulo 4 del libro de los hechos de los apóstoles: “Que nadie llamaba suyo propio, nada de lo que tenía, pues los bienes se poseían todos en común”. Esto puede resultar subversivo, revolucionario para la mentalidad posesiva, acumuladora y capitalista de nuestro tiempo. Nos parece que se estuviera leyendo un manual de socialismo y no el mismo texto sagrado en el libro de los hechos de los apóstoles.
Hoy reconozcamos, que la vida de fe revoluciona los grandes valores que rigen nuestra vida, uno de ellos muy fuerte es la propiedad, el acumular y tener para sí, bienes materiales. Nos dice el texto: “Que los apóstoles daban testimonio de la vida nueva de Jesús con mucho valor e invitaban precisamente a sus seguidores a que fueran muy libres interiormente frente a las realidades temporales y en todo caso, materiales de este mundo”. Llama la atención también en el texto de hoy, cómo los seguidores de Jesús, que tenían algunas propiedades, llámese campos o fincas y casas, las vendían y traían el dinero fruto de la venta y lo ponían a los pies de los apóstoles y ellos luego distribuían a cada persona según lo que necesitaba. Concretamente, cita a José llamado Bernabé, que tenía un campo que lo vendió y llevó el dinero justamente a los apóstoles para darlo a la comunidad más necesitada.
Hoy pensamos que hablamos de Jesucristo, hablamos del evangelio,
a veces una reflexión bíblica, una oración nos hace conmover y llorar, pero es difícil que se nos toque el bolsillo y que seamos capaces de comprometer los bienes que tenemos, ciertamente como un tesoro en la vida para darlos a los demás. Nuestra lógica humana, muy enraizada, muy introducida en el ADN del alma personal, nos lleva a cuidar celosamente los bienes terrenales, porque pensamos que con ellos no sólo tenemos nuestra supervivencia diaria, sino la seguridad material para el futuro. Parece que hay algo de verdad en esto, en la lógica humana, pero el evangelio y concretamente el mensaje que daban los apóstoles a los cristianos que comenzaban su seguimiento de Jesús,
es la confianza profunda en el Señor, más allá de la confianza en los bienes y el dinero de esta tierra.
Hoy, tenemos que mirar este pasaje evangélico no como una utopía,
una quimera, un ideal imaginario, creo que nuestro mundo nos invita a una palabra fundamental, ¡solidaridad! No te niegues esa alegría de sacar del ahorro, de lo que crees necesario para tu vida y darle a ese familiar, a ese vecino, a esa señora sola, a esa persona necesitada. Nuestra fe no puede ser solo discursos bellos, reflexiones que nos conmueven hasta las lágrimas; “nuestra fe tiene que estar respaldada por obras”, (como dice el apóstol Santiago).
Es que la fe sin obras está muerta, y dirá precisamente este apóstol: “Muéstrame tu fe sin obras, que yo por mis obras te probaré mi fe”.
Hoy, mostremos obras de solidaridad, obras de caridad, obras de servicio y amor concreto con personas y rostros concretos. Hoy nos necesitan, hoy adopta materialmente esa familia, esa señora sola, ese pobre, ese enfermo, ese necesitado, ese rostro de Cristo en el migrante, en el desplazado, en el anciano, en el que está sin empleo, que seamos la mano extendida de Dios, para dar gloria al Señor con nuestro testimonio de vida y podamos decir con el salmo responsorial de hoy: “El Señor reina vestido de majestad, así está firme el orbe y no vacila, tu trono está firme desde siempre y Tú eres eterno, tus mandatos son fieles y seguros; la santidad es el adorno de tu casa, Señor por días sin término”.
Que el buen Dios, te bendiga abundantemente en este día, por la generosidad de tu corazón. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Corazón, Espíritu, Fe y obras, Generosidad, Revolucionar, San Juan, Solidaridad, Valores, Vida, Biblia, Evangelio