¡Yo soy tu libertador!

dc.contributor.authorFundación Amén Cominicaciones
dc.date.accessioned2023-12-15T03:03:49Z
dc.date.available2023-12-15T03:03:49Z
dc.date.issued2023-12-14
dc.descriptionTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Jueves 14 de diciembre. De la mano del profeta Isaías, encontramos bellísimas promesas de Dios, en este capítulo 41 del profeta poeta, a propósito de que a veces manejamos tantos miedos en la vida. Escucha las promesas de Dios, que no se desdicen, que no fallan, que siempre se cumplen. En efecto dirá Dios a su pueblo a través de Isaías: “No teman que yo mismo los auxilio, y aunque parezcamos pequeños como gusanito de Jacob, oruga de Israel, oráculo del Señor, el Dios de Israel, el Dios del pueblo elegido, salvará a su pueblo y nos salvará a nosotros que somos el nuevo Israel, la Iglesia en los tiempos del Nuevo Testamento”. Pero luego nos hace una segunda afirmación: “Seremos instrumentos para una tierra nueva, nuevos cultivos, nueva cosecha”. En efecto, dirá a Isaías: “Te convierto en rastrillo nuevo, aguzado, de doble filo; trillarás los montes hasta molerlos, reducirás a paja las colinas, los aventarás y el viento se los llevará, el vendaval los dispersará; la tierra será cultivada, como el alma humana es cultivada amorosamente cada día, por la palabra del Señor que nos habla de su amor eterno que siempre acompaña y nunca abandona”. Al final de esta primera lectura, hablará Dios de los pobres indigentes, que en el mundo buscan agua y no la encuentran, y su lengua está reseca por la sed, pero nuevamente viene el auxilio divino: “Yo el Señor le responderé, Yo el Dios de Israel, no los abandonaré, haré brotar ríos en cumbres desoladas, en medio de los valles aparecerán manantiales, transformaré el desierto seco en ciénaga y el yermo en fuentes de agua”. Que promesas tan bellas, que a veces las oímos como pasando de largo por nuestra mente, y nuestro corazón, y olvidamos que el Señor es clemente y misericordioso, como nos recordará el salmo responsorial de hoy. Y sus promesas se cumplen y lo encontramos en el evangelio de san Mateo, cuando el gran anunciador, el precursor de la llegada inminente del Mesías Juan el Bautista, Jesús lo llama como el hombre más grande en esta tierra, que ha nacido del vientre de una mujer, como quien dice, las palabras de Juan el Bautista son verdad, no fue un falso profeta, no fue un charlatán, es el hombre más grande que ha pasado por la faz de la tierra, nacido del vientre de mujer alguna. Y luego ratificando esta verdad, dirá, que muchos querrán oponerse al Mesías, a su mensaje de paz, al nuevo reino de amor y justicia que quiere instaurar, y afirmará, que así le aconteció a Juan el Bautista, probablemente refiriéndose Mateo, al martirio de Juan, y dirá: “Desde los días del Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. Y así le parecería a Herodes y a Herodías, y a Salomé su hija, cuando en la fortaleza de Maqueronte, en la famosa fiesta de cumpleaños que le hicieron al tetrarca, mandó decapitar a Juan, pensando que decapitaba la verdad, pero olvidan que más allá de la violencia de los violentos que quieren acabar con Dios, con la Iglesia y con su Reino, esa sangre derramada, como decía Tertuliano: “Es semilla de nuevos cristianos”. Finalmente concluye el evangelio diciendo, que los profetas y la ley, han hablado y anunciado el Mesías hasta que llegó el precursor Juan, a quien lo veían como en la imagen del gran profeta del Antiguo Testamento, Elías, pero nunca lo quisieron admitir, y Mateo el evangelista, pone en palabras de Jesús esta expresión: “El que tenga oídos para oír que oiga”. Hoy en nuestro mundo, cuando queremos oír y ver tecnología, entretenimiento, diversión, modas, placeres pasajeros, hoy no queremos oír hablar de Dios, no queremos escuchar su mensaje, que algunos con atrevimiento y no poca ignorancia, tildan de retrógrado y anticuado, olvidando que la Palabra de Dios es eterna. Hoy, reaviva en tu corazón la promesa de Isaías: “Vendrá el Salvador, nos auxiliará, no tengamos miedo, y aquella sed no solamente material de agua, sino la sed de Dios, la sed de vida, la sed de la verdad, la sed de amor y justicia, de paz y perdón en el mundo, la traerá el Niño Salvador, que ya viene, ya se acerca en esta próxima Navidad y quiere vivir en tu corazón, en el corazón de tu familia y en el corazón del mundo. Que el buen Dios te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
dc.description.abstractREFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Mateo 11, 11-15 En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: – «Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Desde los días de Juan, el Bautista, hasta ahora se hace violencia contra el reino de Dios, y gente violenta quiere arrebatárselo. Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo. El que tenga oídos que escuche.» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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dc.subjectAmor
dc.subjectAuxilio
dc.subjectClemencia
dc.subjectDios
dc.subjectLibertad
dc.subjectMisericordia
dc.subjectTemor
dc.subjectOídos
dc.subjectBiblia
dc.subjectEvangelio
dc.title¡Yo soy tu libertador!
dc.title.alternativeJuan el Bautista
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