¡Muchas Gracias Señor!

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2024-11-13
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 17, 11-19 Lecturas del día de hoy: Primera Lectura: Tt 3, 1-7 Querido hermano: Recuérdales que se sometan al gobierno y a las autoridades, que los obedezcan, que estén dispuestos a toda forma de trabajo honrado, sin insultar ni buscar riñas; sean condescendientes y amables con todo el mundo. Porque antes también nosotros, con nuestra insensatez y obstinación, íbamos fuera de camino; éramos esclavos de pasiones y placeres de todo género, nos pasábamos la vida fastidiando y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros. Mas cuando ha aparecido la bondad de Dios y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que según su propia misericordia nos ha salvado: con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy: Salmo 22, 1-3a.3b-4.5.6 El Señor es mi pastor, nada me falta. El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. El Señor es mi pastor, nada me falta. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. El Señor es mi pastor, nada me falta. Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. El Señor es mi pastor, nada me falta. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. El Señor es mi pastor, nada me falta. Evangelio del día de hoy: Lectura del Santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19 Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús, tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?». Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado». Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Encontramos hoy un precioso evangelio, donde Jesús deja conocer los sentimientos de su corazón. La ocasión se da con oportunidad de la curación de diez leprosos, la mayoría de ellos paisanos de Jesús, judíos, uno de ellos, un extranjero, un samaritano. Según la ley y la práctica de la época, un leproso debía de ir a presentarse ante el sacerdote, autoridad social y religiosa que certificaba la curación de dicho leproso y su inserción en la vida familiar, en la vida de los vecinos, en la vida social. Yendo de camino donde los sacerdotes, los leprosos quedan limpios en su piel, sanados de la lepra, sin embargo, de los diez curados, sólo uno regresa a agradecer a Jesús por demás de forma muy explícita, brincando, alabando a Dios, y luego frente a Jesús, se tira rostro en tierra a los pies de Jesús y le agradece emocionadamente. La respuesta de Jesús es: “Si fueron diez los leprosos sanados”, ¿dónde están los otros nueve?, le dolió la ingratitud de los nueve leprosos a Jesús, en el fondo hoy podemos concluir como primera enseñanza, que a Dios le duele nuestra ingratitud. Cuántas veces en la vida tú y yo hemos buscado a Dios en la oración, en la Palabra, en la Eucaristía, en la consejería espiritual con un sacerdote, en un retiro de fin de semana, hemos buscado de Dios en un momento de crisis, de prueba en la vida, pero apenas se ha solucionado nuestro inconveniente, nuestro impasse, dejamos u olvidamos a Dios, la búsqueda de Él en la oración, en la amistad frecuente, en la lectura orante de su Palabra. ¿Somos oportunistas, somos desagradecidos, somos utilitaristas y convenientes de buscar a Dios como un bombero para que apague los incendios de nuestra vida? Pero aprendamos una segunda enseñanza, este evangelio nos invita a dar gracias en toda ocasión, que esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de nosotros, como lo dirá en algún momento el apóstol san Pablo en sus cartas: “Aprendamos a agradecerlo todo, porque todo en el fondo es bondad, todo en el fondo es gratuidad, todo en el fondo es misericordia de Dios”, ¿qué tienes que no hayas recibido?, y si todo lo has recibido en la vida, tus carismas, cualidades, talentos, capacidades para estudiar, éxito económico, éxito social, buena salud, ¿si todo lo has recibido gratuitamente de Dios en la vida, por qué te enorgulleces? (nos dirá también el apóstol san Pablo). Aprendamos que somos como decía un reciente evangelio: “Somos pobres siervos en manos de Dios, todo es gratuidad, todo es regalo de Él”, aprendamos a agradecer los buenos momentos que pasamos con nuestra familia, aprendamos a agradecer la salud, el trabajo, la fe que hoy tenemos; aprendamos a agradecer algo tan cotidiano como ver, escuchar, caminar, respirar, comer con gusto, tener apetito. Pero también aprendamos a agradecer al Señor la cruz, las adversidades, las pruebas, las dificultades, los momentos en que parece que el buen Dios se silencia y se aleja de nosotros y nos sentimos en gran desolación, allí aprendemos a ser fuertes, a ser pacientes, a ser humildes y, sobre todo, a ser más confiados en Dios. “Todo agradécelo, en fe no hay nada bueno, ni malo, todo sirve para el bien de aquellos que aman a Dios”, (nos dirá el apóstol san Pablo). En una tercera y final enseñanza, descubramos una llamada espiritualidad de la gratitud. Esta espiritualidad nos lleva a mirar la vida con nuevos ojos, desde una nueva óptica o perspectiva, a ser alegres, a ser personas con paz y esperanza, date cuenta que el que no es agradecido vive reclamando a Dios, como decimos los colombianos, “Los cinco centavitos para el peso”, siempre estamos mirando el mosco en la leche, el sucio en la blanca pared, eso lo hace un desagradecido y siempre tendrá esa actitud de insatisfacción, de reclamo, de tristeza, de pesadumbre en su vida. Por el contrario, cuando uno todo lo agradece, uno vive con alegría, paz y esperanza y sabe que aquello que, aunque en lo humano no es fácil de valorar y mucho menos de comprender y de asumir, Dios tiene un proyecto, Dios tiene un plan, Dios tiene una bendición oculta y futura para ti y para mí, más allá de ese acontecimiento doloroso que en algún momento hayamos podido vivir. Señor, dame la gracia de agradecer el regalo de mi vida, dame la gracia de agradecer la familia, la que tengo, con sus cualidades y limitaciones; dame la gracia de agradecer mi historia personal con sus luces y sombras, por todo, gracias, muchas gracias, Señor. Que el buen Dios te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Agradecer lo bueno, Agradecer lo no tan bueno, Agradecer siempre a Dios, Agradecimiento, Amar a Dios, Historia personal, Gratitud, Luces y sombras, Mirar la vida con nuevos ojos, San Lucas, Todo sirve para el bien, Biblia, Evangelio
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