¡Conoce a Dios!

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2024-05-04
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Juan 14, 6-14 Lectura del día de hoy Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 1-8 Les recuerdo, hermanos, el Evangelio que les proclamé y que ustedes aceptaron, y en el que están fundados, y que los está salvando, si es que conservan el Evangelio que les proclamé; de lo contrario, se ha malogrado su adhesión a la fe. Porque lo primero que yo les transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mí. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Sal. 19 (18), 2-3. 4-5 R/. A toda la tierra alcanza su pregón. El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. R/. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/. Evangelio del día de hoy Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 6-14 En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás: ─«Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto». Felipe le dice: ─«Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le replica: ─«Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Créanme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, crean a las obras. Se lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidan en mi Nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden algo en mi nombre, yo lo haré». Palabra del Señor». Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES En la fiesta litúrgica de los apóstoles Felipe y Santiago, el evangelio de hoy nos presenta, un reclamo que hace Felipe a Jesús: “Muéstranos al Padre y eso nos basta”. Este evangelio muestra primero ese reclamo de Jesús a Felipe, en un segundo momento una respuesta de Jesús y en un tercer momento, una promesa del Señor Jesús. A propósito del reclamo que hace Felipe a Jesús, la respuesta del Hijo de Dios es airada: “Tanto tiempo hace Felipe que estoy con ustedes, y ¿todavía no me conocen?”. Es que el conocer desde el punto de vista bíblico, es un conocimiento no solamente teórico, especulativo; el conocer en la Biblia y el conocer que Jesús le plantea a Felipe, es un conocer de amistad, de intimidad, un conocer personal y un conocer por tanto liberador y si se quiere iluminador. Hoy dos mil años después, por el mundo andan tantos Felipes y Felipas sueltas sobre la faz de la tierra, que son incapaces de reconocer la presencia de Dios en la persona de Jesús, en sus palabras, en sus actos, en sus obras poderosas de sanación, en sus exorcismos y sobre todo, en el misterio de su Pascua, entendida como su Pasión, muerte y Resurrección. Para muchos Jesús fue un gran profeta, pero Él es más que un gran profeta. Para otros fue un gran maestro, pero Jesús es más que un gran maestro. Para otros fue un gran iluminado, pero es mucho más que un gran profeta, un gran maestro, un gran iluminado. Jesús, más allá de ser el fundador e inspirador de la religión cristiana, la más extendida en el planeta, es sobre todo el hombre que con su manera de vivir, con sus palabras nos enseñó una nueva forma de relacionarnos; con su mensaje de compasión, amor y perdón, nos enseña una nueva manera de mirarnos desde el corazón, pero sobre todo con el misterio de su Pascua, su Pasión, muerte y Resurrección, nos liberó del pecado que nos llevaba a la muerte eterna del alma y nos abrió a la vida en plenitud, la vida total y eterna con el Padre Dios. Hoy, que no pequemos por ignorantes, por incapaces de reconocer en Jesús, en sus milagros, en sus exorcismos, en sus palabras con exousia, esto es, con autoridad, que no nos privemos de reconocer en Jesús, la gran respuesta a tantas confusiones del hombre de hoy. Es que podría decir sin temor a equivocarme, que la gran confusión moral y espiritual de la humanidad hoy, se debe con ocasión de dar la espalda a Cristo, ignorar a Dios manifestado en Jesucristo en nuestras vidas. Pero viene un segundo momento frente al reclamo que Jesús hace a Felipe: “Tanto tiempo hace que estoy con ustedes, y todavía no me conocen”, y la respuesta que Él da: “Créanme, Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí”, y afirmará: “Si no dan fe de mí, créanlo por las obras”. Hay una máxima para que conozcas la bondad o la maldad, la luz o la oscuridad, la grandeza o la pequeñez humana de una persona, y es valorarla por los frutos que ha producido a lo largo de sus vidas o de su vida. Así como un árbol bueno se valora por sus frutos grandes, jugosos y sabrosos, una persona, un laico, una religiosa, un sacerdote, un obispo, un Papa, solo se pueden valorar por las obras de amor, de justicia, de conversión, de renovación de la vida, que, con sus palabras, su mensaje, sus acciones, su escala de valores, su comportamiento, ha generado a lo largo de la historia. Mira a cualquier persona y descubre si ha dejado una estela de una humanidad mejor, de personas con más fe, con más esperanza, con más amor, de personas más convertidas a Cristo, más alejadas de los falsos valores del mundo, y dirás: ¡He aquí un hombre, una mujer grandes, un hombre y una mujer que han dado frutos en sus vidas! Por el contrario, cuán pequeño es un ser humano, cuán miserable y mezquino puede ser una persona: Papa, obispo, sacerdote, religiosa, religioso, laica, laico, si en su vida hay pobres frutos, porque ha sido un ser humano egoísta, amigo del poder, carrerista, ha faltado bondad y grandeza en su corazón. Jesús simplemente dice: “No me reconozcan por mis palabras, por mi imagen pública; reconózcanme por las obras de conversión, justicia y amor que he realizado y que en el fondo no las hago yo, sino que son las obras por las que mi Padre Dios, dirá Jesús, puede dar testimonio a través de Mí”. Y culmina el evangelio con una promesa de Jesús, una promesa que realiza con autoridad cuando dice: “Les aseguro” y cuando escuchamos estas palabras, les aseguro, o cuando dice: “En verdad, en verdad les digo”, sabemos que Jesús va a hablar autoritativamente y que lo que va a decir es importante para nuestra vida. Y escuchen esta promesa contenida en el evangelio de hoy y enunciada por Jesús: “El que crea en Mí, dirá Jesús, hará las obras que yo hago, y las hará aún mayores”, y aclarará: “Cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre Dios, sea glorificado en el Hijo”. Hoy siente que esa promesa se puede cumplir en tu vida más allá de una enfermedad, de una quiebra económica, de un divorcio, de una dificultad relacional, de un vicio o una esclavitud moral, de un sufrimiento personal, de una depresión emocional, cree en la promesa de Jesús. Si nosotros abrimos el corazón a Cristo y pedimos el nombre de Él, haremos las obras que Cristo hizo y aún mayores, y Jesús las hará a nuestro favor, para que el Padre de los cielos sea glorificado. En esta fiesta de los santos apóstoles, Felipe y Santiago, que no quedemos como Felipe, incrédulos, sino que entendamos porque nos confiamos totalmente a Jesús, que Él es capaz de responder a todos los interrogantes de nuestra vida, es capaz de sanar todas nuestras enfermedades y heridas, y es capaz de iluminar todas nuestras oscuridades, sombras y momentos de confusión. Y te bendigo en este día, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Abrir el corazón a Cristo, Amor, Entrega, Obras de amor, Obras de conversión, Obras de justicia, Reconocer a Jesús, Biblia, Evangelio
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