¡Solo Dios cosecha bien del mal!

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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Mateo 21, 33-43. 45-46 En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: “Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciendo: ‘Tendrán respeto a mi hijo’. Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: vengan, lo matamos y nos quedamos con su herencia’. Y agarrándolo, lo sacaron de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”». Le contestan: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo». Y Jesús les dice: «¿No han leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso les digo que se les quitará a ustedes el Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos». Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES La preciosa palabra del día de hoy nos invita a reflexionar, sobre los frutos que hay en nuestra vida. Te hago una pregunta de entrada, si hoy murieras, si hoy perdieras tu vida y fueras llamado a presencia de Dios, te pregunto, ¿estarías tranquila, tranquilo?, podrías decir: ¿cumplí con mi tarea desde el lugar que Dios me puso?, ¿cumplí con la misión frente a mi trabajo?, ¿frente a mi familia?, ¿frente a los talentos, carismas y dones especiales que Dios me dio?. Es una pregunta interesante porque algún día no sabemos cuándo, será el último de nuestra vida y Dios nos pedirá cuentas, pasaremos a examen, seremos mirados por el amor que dimos o por el amor que dejamos de dar y de sembrar en el corazón de los demás. Descubramos como siempre lo hacemos, tres enseñanzas para nuestra vida. La primera, Dios cultiva con amor entrañable, con amor exquisito, la finca, el viñedo de nuestra vida; no es otro el sentido del evangelio de hoy de san Mateo, capítulo 21, donde descubrimos que más allá de plantar la viña, rodearla con una cerca, construir el lagar para exprimir las uvas, levantar la torre del guardián, Dios a cada uno de nosotros nos cuida, nos cultiva, nos abona, nos protege, nos llena de carismas, talentos, dones para ponerlos al servicio de los demás, nos levanta cuando estamos caídos y nos da nuevas oportunidades para que siempre nuestra vida esté llena de frutos abundantes. Hoy reconoce que Dios no es tacaño, que por el contrario de muchas situaciones difíciles, complejas, de donde tú mismo quizás nunca pensaste que podrías levantar; el Señor te ha cuidado, el Señor te ha sostenido, el Señor te ha protegido. Pero hay una segunda enseñanza y es a la pregunta, ¿Qué frutos has dado en tu vida?, ¿Qué respuesta podrías aportar?. Te lo formulo de manera muy simple: sientes que tu presencia en la familia, tu presencia en el trabajo, tu presencia con los amigos, ¿genera frutos de unión, de paz, de sabiduría, de diálogo, de luz, de fe, de esperanza?. ¿Sientes que tu presencia y tu vida es un regalo de amor para los demás? o por el contrario, cuando llegas a un lugar dice alguien espontáneamente en el seno de tu familia, llegó fulano o zutano, ¿se acabó la paz en esta casa?. Tu cosecha puede ser entonces ¿pobre, escasa, amarga?; ¿hay frutos de división, frutos de conflictos, frutos de envidias, frutos de cizaña, frutos de mentiras?, ¿Cómo es tu vida?. El evangelio tiene una máxima para conocer el valor de una vida cuando afirma: “El árbol se conoce por sus frutos, por sus frutos conocerás el valor y la riqueza o la pobreza de tu vida”, piénsalo: ¿tus palabras, tus pensamientos, tus actitudes, generan comunión y amor, encuentro y paz, justicia y luz, verdad y sabiduría para los demás?, o ¿tu presencia es un fastidio, te engendra conflicto, tensión, estrés, división, miedo?. ¿Qué frutos hemos dado hoy en nuestra vida?. En una tercera enseñanza y final, descubramos con la primera lectura del libro del Génesis, capítulo 37, que nos narra la historia de José, el hijo menor y muy amado de Jacob, que le vino en la ancianidad y que fue vendido por envidia de sus hermanos a extranjeros, precisamente porque era el amado de su padre Jacob, y porque además tenía el don de interpretar sueños. Descubramos a partir de este texto de Génesis, 37, que sólo Dios y nadie más que Dios, puede cosechar bien del mal, en el caso de José, sólo Dios puede sacar luz de la oscuridad. No es otro el sentido del salmo responsorial que hoy nos habla precisamente, de lo que es la pasión del hombre justo y como Dios interviene para hacer la historia de salvación, y este salmo se aplica tanto al sufrimiento de José en el antiguo testamento, como al sufrimiento de Jesús, el crucificado inocente por envidia, por rabia de las autoridades religiosas de su época; pero que en esa obra de injusticia Dios supo sacar la más grande obra de redención para la humanidad. Cómo de la mayor injusticia, la crucifixión de un inocente, Dios genera la mayor redención para el mundo entero. Escuchemos el salmo cuando dice: “Le trabaron los pies con grillos, le metieron el cuello en la argolla hasta que se cumplió su predicción, y la palabra del Señor lo acreditó. El rey lo mandó desatar, el Señor de pueblos le abrió la prisión, lo nombró administrador de su casa, Señor de todas sus posesiones”. Nos está hablando claramente este salmo 104, de la historia de José. Hoy concluyo diciéndote, si has vivido injusticias, si tienes un perseguidor en tu empresa, una persona de mala leche, de mala cizaña en tu familia, que disocia, divide y enreda; si has sido víctima de las intrigas de un malvado en tu vida personal o familiar, ¡ánimo!, solo Dios, recuérdalo, sólo Dios, del mal humano sabrá sacar bendiciones, una obra buena para tu vida en primer lugar y para la vida de los tuyos. “El malvado que de momento se sale con la suya, al final de la vida termina enredado en la propia telaraña de intrigas que ha construido”, nos dice la Sagrada Escritura. Señor, has cultivado mi viña con amor, quieres que dé frutos de vida eterna, permíteme descubrir en fe, que aún de aparentes males, tú sabes sacar bien para mi vida. Que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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Amor entrañable, Bendición, Cosecha, Cultivar, Dios, Frutos, Siembra, Vida, Viñadores, Viñedo, Biblia, Evangelio
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