¡Humildad, fe y gracia!

Abstract
REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Mateo 8, 5-11 Lecturas del día de Hoy: Del libro de Isaías Is 2, 1-5 Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia Él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor.» Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor. Palabra de Dios. Te alabamos Señor Salmo del día de Hoy: Salmo 122 Vamos alegres a la casa del Señor. ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Vamos alegres a la casa del Señor. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. Vamos alegres a la casa del Señor. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios.» Vamos alegres a la casa del Señor. Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo.» Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. Vamos alegres a la casa del Señor. Del santo Evangelio según san Mateo: Mt 8, 5-11 En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, un centurión se le acercó rogándole: - «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.» Jesús le contestó: - «Voy yo a curarlo.» Pero el centurión le replicó: - «Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.» Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: - «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús
Description
TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Empezamos con júbilo, el tiempo impresionante y bellísimo del Adviento, donde contemplamos con esperanza y gran alegría, las acciones poderosas de Dios en favor de su pueblo, en el transcurso de la historia y hasta el final mismo de ella. Vamos en estos días a meditar, al profeta poeta Isaías, que hablándonos precisamente del monte Sión, donde se construyó el gran templo, epicentro religioso del pueblo elegido, allí en aquel monte confluirán todas las naciones, allí caminarán pueblos numerosos, allí dirán con júbilo: “Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la casa del Dios de Jacob, y reconoce que es un Dios que les instruirá en sus caminos, llamados a obedecer y marchar por sus sendas, porque de allí de Sión saldrá la ley, la palabra del Señor de Jerusalén”. Pero tal vez lo más impresionante que muestra, esta primera parte del profeta Isaías, es como el Dios que viene y que se va a manifestar al pueblo elegido, juzgará con justicia entre las naciones, será árbitro de pueblos numerosos y de alguna manera un mensajero de paz, pues de las espadas de los guerreros y soldados, se forjarán arados para los cultivos, y de las lanzas que se clavaban con crueldad sobre los enemigos, se fabricarán podaderas. Y nos invita a entender que no se alzará la espada, pueblo contra pueblo, y no se adiestrarán para la guerra. Este mensaje de justicia y de paz, pronunciado por el profeta y hablando de Jesús, que unos siglos más tarde vendría, cómo conviene escucharlo al mundo de hoy, fragmentado por dolorosas y crueles guerras, que amenazan con escalar la violencia a distintas naciones. Hoy pidamos en este Adviento como un regalo urgente y muy importante para la humanidad, la paz entre las naciones, más allá de esos signos preocupantes de escalamiento de la guerra, fruto del odio, de la ceguera del corazón y de la violencia humanas. Pero hablemos del evangelio de hoy, donde Jesús al entrar en Cafarnaún, encuentra un importante soldado romano, un centurión, que tenía mando sobre 100 tropas o soldados (de ahí el nombre centurión, centuria, 100), y ante el reclamo suplicante que le hace el centurión a propósito de un criado paralítico y enfermo que está sufriendo mucho, le invita a Jesús para que lo cure. Pero destacamos en el centurión tres actitudes, que hoy son importantes, muy importantes para nosotros, en el caminar de la vida y especialmente apenas cuando iniciamos el tiempo del Adviento. La primera actitud existencial del centurión, del soldado romano es la humildad, que ruega a Jesús, porque ve el dolor de su criado paralítico, a quien seguramente apreciaba muchísimo. No hay experiencia verdadera de Dios en la vida, si no tenemos un corazón humilde, esto es, vaciado de nuestras soberbias, vacío de nuestros criterios y opiniones, muy falsamente convencido de nuestra inteligencia y de nuestra aparente sabiduría. El humilde por excelencia es el que se confía totalmente a Dios, como lo hizo el centurión romano. Y es aquí donde encontramos una segunda actitud muy relacionada con la primera, porque decimos que además de la humildad del corazón, hay sobre todo una total confianza en Dios. Es la fe que mueve montañas, es la confianza y la fe que realiza imposibles, es la fe, la base de todo el edificio religioso y espiritual en la vida de todo creyente. El centurión romano reconoce, que él es pequeño, no es digno de que Jesús entre en su casa, pero por su fe total le dice: “Basta con que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano, y así como yo obedezco órdenes y doy órdenes a otros, sé también desde la misma disciplina militar, que si tú Jesús, pides al Padre de los cielos la salud para mi criado paralítico, así será”. Hoy te invito para que en este Adviento, tengamos un corazón humilde, que el orgullo es el gran obstáculo, para que Dios entre, el Niño Jesús reine y nazca en nuestro corazón, y te invito en un segundo momento para que tengamos una fe total en Jesús. Hoy no hay más milagros en nuestro mundo por nuestra falta de fe, de entrega y de confianza total en el Señor. Finalmente habría una tercera actitud del centurión, y es la alegría de él ante la sanación de su criado, pero sobre todo también, la alegría de Dios por la fe de este hombre muy superior siendo un pagano, un romano, un no creyente, una fe muy superior a la de su pueblo amado, su pueblo elegido Israel. Para esto se necesita la gracia de Dios; la fe es un don divino y hoy hay que pedirle al Señor esta gracia, “Señor, tal vez me he metido en el mundo de la ciencia, del racionalismo, de las verdades lógicas, creo toda la propaganda política, ideológica que me venden los medios de comunicación social y las redes sociales, y tal vez te echo a un lado en mi vida”. Señor, dame la gracia de creer como en los primeros años de mi existencia, tal vez es una creencia, una fe que perdí en los años de colegio, universidad y juventud, y hoy la necesito para saber comprender los signos que hay en mi vida. Que hermosa la actitud del centurión romano, pero más bella la alabanza de Cristo frente a él: “En verdad les digo que ni en todo Israel, he encontrado un hombre con tanta fe, como este pagano soldado romano”. Señor, yo quiero creer, Señor, yo creo, pero me falta, fortalece y aumenta mi fe. Que el buen Dios te bendiga en abundancia en este día, en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Keywords
Confianza, Corazón humilde, Criterios, Experiencia verdadera, Fe, Inteligencia, Sabiduría, San Mateo, Soberbia, Biblia, Evangelio
Citation
Collections